¡No jodás a papá, que está cansado;
que viene de yugarla todo el día!
Y el pibe se me queda allí, parado,
medio haciéndose bolsa su alegría.
Después, pianta despacio, calladito;
se las toma pa'bajo de la mesa.
Y chapa un carretel -que es el autito-
y le zumba el amor a mi tristeza.
Tras un gotán, se inicia el noticioso
y un despiole de platos, de cocina.
El lío nunca acaba; siempre empieza:
¡La taya en el suburbio algún mafioso!...
¡Prosigue el despelote en Indochina!...
Y me pianto pa'bajo de la mesa.
NATALIO SCHMUCLER
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