Vos sabés que son rantes mis blasones
y guardo, como antiguas credenciales,
los timbos que gasté en los arrabales
milongueando en un patio con malvones.
El gacho gris que en tantas ocasiones
me dio fama de guapo entre percales,
y el pañuelo bordao con iniciales
son un cacho de viejas emociones.
Hoy que todo conservo con esmero,
campaneando a mi nieto ante el ropero
que juna esos recuerdos asombrao,
me ha tajeado la tristeza, ¡la gran siete!,
porque taya el futuro en el purrete
y mis pilchas con cosas del pasao.
JOSÉ MARÍA PLAZA
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