"El misterio del tango está en el abrazo"
Juan Carlos Copes, no es necesario aclararlo, es un
ícono del tango bailado, un referente en el mundo de nuestra danza porteña. El
hombre que llevó el tango a los escenarios y desde entonces da cátedra en todas
partes. Siempre a tono con los tiempos, nunca fue un tanguero anclado en la
melancolía, sino un innovador audaz Y hoy, cerca de los ochenta, sigue
teniendo unos cuantos proyectos. Historias de una vida intensa. Memoria de un
grande de la danza porteña-
Revisar su currículum impresiona. La cantidad y calidad de obras, proyectos
e ideas que Juan Carlos Copes puso en marcha a través de su vida, nos hablan de
un personaje inquieto, creativo, de gran iniciativa. Un talento del tango que
trabajó con los más grandes (Canaro, Troilo, Goyeneche, Piazzolla, Libertad
Lamarque, entre muchos) y con figuras internacionales de primer
nivel (Carlos Saura, Plácido Domingo, Liza Minelli, Irak Mukahamedov), se codeó
con los mejores del espectáculo del mundo, y recibió premios a lo largo de todo
el planeta. “Introductor de la Milonga en Nueva York” (1965), “Premio
Discepolín a la Trayectoria Artística” (1983); Premio ACE por la Coreografía de
“Gotán” (1995-1996); Premio “Estrella de Mar” en 1995, 1997 y 2001 por
“Gotán”, “Entre Borges y Piazzolla” y “Copes Tango Copes”; son algunas de las
muchísimas distinciones nacionales e internacionales que recibió. En 2000 la
Legislatura porteña lo nombró “El bailarín de tango del siglo XX”.
Llega puntual al encuentro. Es un hombre serio y amable,de porte elegante.
Parece más joven de lo que es, y al primer contacto da la impresión de que nos
conociéramos de siempre, porque empieza a rescatar de la memoria una catarata
de recuerdos que vuelca en la charla con precisión asombrosa.
Agil y atento en la conversación, Copes empieza a contar su historia,
plagada de pasiones y aventuras.
Nací en el año 31 en el barrio de Mataderos, barrio de
tango. Como usted sabe, los mataderos y el puerto fueron los lugares en que el
tango nació como baile. Los trabajadores que para distraerse de sus faenas
diarias o de su trabajo pesado en la ribera, buscaban distracciones, iban a
pasar un rato a esos lugares donde había mujeres y se bailaban mazurcas,
habaneras…música alegre…El hibridismo del tango se produce entre la habanera,
la milonga y el candombe…Entre las búsquedas del inmigrante y del criollo
surgió este baile, como una identidad que los reunió para siempre.
¿Y cómo era su casa?
Muy pobre, pero feliz. Mis padres fueron muy nómades.
Después nos mudamos a Floresta, donde hice la primaria, y luego a Villa
Pueyrredón, donde descubrí el tango. Salíamos de farra, ya siendo adolescente,
y nos íbamos con los muchachos a Parque Norte, que estaba en la esquina del
Jardín Zoológico. Y ahí descubrí a personajes increíbles. Quedé loco viéndolos
bailar. Había capital en esos lugares para poder tener una orquesta de tango y
otra de jazz, y nosotros teníamos capital también para gastar unos manguitos. Y
eso que yo trabajaba en el Ministerio de Educación y estudiaba en el
industrial, pero a la noche me escapaba a la milonga.
Hubo en su familia un flautista que tocaba tango
Si, Juan Berti, que era el papá de mi madre. Fue el
primer flautista del tango.
Y qué más recuerda de aquellos años
La imagen más fuerte es la de mi abuelo. Un hombre imponente,
con faja, sombrero, al que yo veía gigante. Para mí era “Jacinto Chiclana”
(personaje de Borges, un guapo de Balvanera), porque yo lo veía así, por
supuesto con la perspectiva de esa edad. Me acuerdo de tantas cosas lindas….los
hornos de ladrillos...y del silbido…El silbido es otra de las cosas que perdió
el porteño. Antes todo el mundo silbaba. En mi casa yo me crié en un ambiente
pobre pero digno y alegre, donde todo el mundo silbaba. Mi vieja, mi viejo, mi
hermano, yo de pantalones cortos, todos silbábamos el tango.
Se recibió finalmente en el Industrial?
Sí, mi padre me anotó en una Escuela de Artes y
Oficios en Retiro, que hoy es el Industrial número 7. Hice los cuatro años allí
y me recibí después de mucho estudiar. Eran los tiempos de Perón.
¿Usted fue peronista?
No, no fui peronista. Pero reconozco muchas cosas
buenas de Perón y creo que si hubiera seguido concentrado en lo suyo…o Eva
Duarte hubiese vivido más…no sé, uno se va dando cuenta de ¡qué estadista
hubiera sido!, porque lo que vino después de él hasta ahora, mejor ni hablar.
Me decía antes que empezó a aprender observando en la
milonga…
Sí. Mirando y asimilando. Practicando y ensayando, una
y otra vez. Y al principio, por supuesto, no nos animábamos a sacar a bailar.
Hasta que empecé a foguearme. Iba a un lugar y sacaba a una chica que estaba en
la punta y bailaba, después sacaba a otra del otro extremo del salón, le rompía
los pies, pobre, y después buscaba a otra de otra punta, y así. Bailaba con
cuatro y me iba a otra milonga. Era la única forma de practicar y de aprender.
Y vio grandes bailarines amateurs
Si, eran increíbles. De ellos aprendí a pisar, a
deslizarme. Y a descubrir que cada uno debe encontrar “su” manera de bailar el
tango. Por eso se dice que el tango es una danza de improvisación, porque
lo que uno siente le va saliendo al bailar. Es la pura verdad. Nadie puede
decir “así” se baila el tango, nadie tiene derecho a decirlo. A mí me gusta,
casi le diría, deslizarme, mientras bailo.
En cuanto al aprendizaje, si te gusta, es un primer
punto a favor. El segundo, tener una compañera que te pueda seguir. Y después,
aprender a caminar el tango, aprender algunos códigos, tres o cuatro. Una
salida, hacerle hacer un ocho a la mujer. Porque el tango nace en el hombre,
que es el que tiene más responsabilidad, el que tiene que llevar a la mujer. Y
el baile son cuatro piernas y un solo cuerpo. A partir de ahí, podés hacer poco
pasos, muchos pasos, ningún paso, pero caminás, sabés caminar el tango….y podés
bailar con tu compañera.
¿Cómo eran las milongas de esa época?
Las milongas eran fabulosas. La gente bailaba por
todos lados. Yo viví los tiempos de la llamada “Moda Divito”, aquella de los
sacos con grandes solapas, hombreras e infinidad de botones, corbatas grandes,
en fin… Y nos tuvimos que comprar a crédito dos trajes a la moda porque si no,
las minas no te daban bola. Había que ir con “el uniforme”. Había un uniforme
para el milonguero. Estaba la casa de los zapatos, la de las corbatas
–que eran como las que usaba Alberto Castillo-. Era una locura…había tipos que
tenían botones hasta en las bocamangas de los pantalones.
En 1951 usted ganó un Campeonato de Tango muy
importante
Si, en el Luna Park Un gran campeonato para
aficionados al tango.
¿Había profesores de tango ya?
Yo, cuando empecé, conocía a solo dos profesores. Eran
Julia y Lalo Bello, que era una pareja que bailaba con Troilo, D´Arienzo,
Pugliese y otros. Y Lalo era español…y ellos como artistas, al igual que todos
los artistas, fueran actores, cantantes o músicos, así como todo el pueblo,
sabían bailar el tango….Ellos fueron los primeros que viajaron a Japón, con
Canaro. Todos bailaban tango. Y usted sabrá que hubo grandes actores como
Enrique Muiño y Elías Alippi, que fueron muy buenos bailarines. Hasta
concursaban con El Cachafaz, entre ellos.
¿Cómo bailaba El Cachafaz?
Y… bailaba un tango muy 2 x 4. Medio a los
saltitos. Porque fíjese que cuando baila en “¡Tango!”, con su compañera,
ella baila con una pollera hasta el suelo, y con esa pollera ¿cómo hace un
gancho?...Es como decía (Alberto) Castillo “ahora una corrida, una vuelta, una
sentada…”, era el tango bien dos por cuatro.
Pero bueno, “El Cachafaz” fue un grande. En una época
sin medios de comunicación tan masivos, por algo llegó a ser tan famoso. Y
murió en Mar del Plata, en el ´42.
¿Cuál es el secreto de esa seducción tan intensa que
genera el tango?
En el caso de la música, su belleza, cuando se trata
de buen tango. En cuanto al baile, el abrazo, no hay otra Ahí está el misterio.
Vos estás en algún lugar, en la milonga, y sacás a una mujer a bailar, y el
ínfimo tiempo que transcurre entre que te levantás de la silla y vas a
buscarla: ¿cuánto es?, ¿quince segundos?...y vos a los quince segundos ya estás
abrazándote a una mujer que no conocés. Esa posibilidad de íntima comunión que
da el abrazo es el secreto del tango.
¿Y cuándo empezó a trabajar como profesional de la
danza?
Fue de la mano de un gran empresario como fue don
Carlos A. Petit, que me contrató para hacer temporada en el Teatro El Nacional
y en el Tabarís. ¿Sabe lo que era eso?...Al Tabarís iba mucha gente de alto
nivel. Todos los artistas internacionales que venían a la Argentina iban al
Tabarís a ver sus espectáculos.
Yo llevé el argumento al escenario, con tango y con
milonga, por primera vez en el 57 y 58. Lo hice con Francisco Canaro en la
calle Corrientes en un espectáculo que se llamó “Tangolandia”. Después todos
empezaron a copiar la idea de las coreografías en los escenarios.
¿En esa época, ¿quién era su ídolo?
Bueno, el más grande ídolo mío en el baile fue Gene
Kelly, a quien tuve la suerte de conocer y abrazar cuando vino a vernos en Los
Angeles, cuando hacíamos “Tango Argentino”, en el ´86. Por un intermediario me
citó a su casa y yo fui, y no lo podía creer, estar ahí, con ese monstruo, en su
residencia de Beverly Hills. Casi me muero. Me regaló fotos firmadas y
dedicadas, me trató como a un par, y elogió mi baile. Y me sugirió que
hiciéramos algo con alguna comedia musical con música de Cole Porter o algún
compositor popular norteamericano.
Fue en los años sesenta que usted empieza a viajar, ya
con su compañera, María Nieves, y actúan en Broadway.
Claro. Ya en el 59 habíamos estado en Nueva York con
Astor (Piazzolla). Debutamos en el "Waldorf Astoria" y "Chateau
Madrid" en New York".
El dueño del Teatro City nos probó para hacer una
producción con folklore y tango. Me acuerdo que ahí, para las bailarinas había
régimen militar. Eran setenta u ochenta chicas, ocho horas de ensayo, tres
funciones por día. La cosa es que trabajamos mucho tiempo en los Estados
Unidos. El productor –un griego- que nos contrató para Nueva York y Broadway,
me conocía de un tiempo antes cuando yo fui a estudiar al Carnegie Hall danza
contemporánea, donde estudié un poco de acrobacia, con sogas, con elementos que
eran necesarios para incorporarlos como bailarín.
Y tengo entendido que estudió cine
En Estados Unidos hice también un curso de dos años en
el Instituto de Cinematografía de Hollywood. No lo hice con la intención de
filmar películas sino con la idea de ponerme a tono porque ya veía que la
televisión era el futuro, y yo filmaba todo, por todas partes, para registrar
lo que veía, como un documentalista. Tengo ese título colgado en la pared.
Estuvo trabajando también en la Cuba de Fulgencio
Batista, y estuvo ahí unos días antes de la entrada de Fidel Castro en La
Habana
Exactamente. Antes de Estados Unidos, lo que
hablábamos antes, habíamos pasado por Brasil, por Venezuela, y estuvimos en La
Habana justo antes del triunfo de la revolución. Tres días antes llegamos a El
Salvador y fuimos testigos de lo que pasaba en Centroamérica, la Revolución
Cubana se expandía con la irrupción en el mercado de la “Cuba Libre”, aquella
bebida hecha con Ron y Coca Cola que fue muy popular. Mi objetivo era Nueva
York. Primero pasamos a Mejico y a Puerto Rico. Cuando llegamos a Nueva York
Astor me llevó de la oreja a ver “Amor sin barreras”. Y estando allí nos
enteramos que había muerto el padre de Astor. Al poco tiempo, un día fui a la
casa y Dedé, su mujer, me dijo “dejálo que está en el piano”…y resulta que
estaba creando “Adiós Nonino”, que es una maravilla y en la actualidad del
tango es como “La Cumparsita” en el mundo. Es uno de las obras por las que más
nos reconocen afuera.
Usted fue el primero que bailó una obra de Piazzolla.
Claro. “Verano Porteño”.
¿Y cuándo vuelve a La Argentina?
Bueno, hicimos en el 66 un espectáculo de Tango y
Folklore, y después debuto en Caño 14 en el 68, con Julián Plaza.
Trabajamos al año siguiente con Pichuco. Inventé en esos años el concepto
"Tango Show", que fue rápidamente copiado en todos los boliches para
dar pie a la nueva incursión del tango-danza en el menú porteño
¿Por qué los porteños que bailan tango son una minoría
actualmente?
Es vergonzoso que eso pase. Porque vaya usted a Brasil
y verá cómo todos los brasileros bailan samba. Hubo de alguna manera una
intención, muchas veces, a través de la historia, de marginar al tango. Hubo
tres décadas, tal vez tres generaciones que no vivieron el tango. Las orquestas
se redujeron, perdieron mucho trabajo. Se transformaron en formaciones de pocos
integrantes. Y la invasión de otras músicas lo hizo mucho menos popular. Y
durante tres décadas se hizo muy difícil, lo perdimos un poco, como si no fuera
un patrimonio de todos nosotros. Y ahora lo declararon Patrimonio de la
Humanidad, y me causa algo de gracia…porque luchábamos tanto en aquel entonces
para hacerlo resurgir…los bailarines y los músicos. Recordemos que alguna vez,
mucho antes, hasta se prohibieron los tangos que tuvieran letras con expresiones
del lunfardo…Así que hay que reconocer que siempre al tango le pusieron palos
en la rueda quienes estuvieron a cargo de la cultura del país. Eso generó
también que los grandes poetas pudieran demostrar que eran capaces de escribir
poesía de alto vuelo. Cadícamo, Discépolo, Homero Expósito…los grandes poetas
que dio el tango, que llenaron al tango de hermosas metáforas.
¿Y por qué piensa que se da esa situación de desidia
oficial?
No sé. Miré, yo conocí mucho a Cadícamo. Y él tenía el
proyecto de hacer una gran comedia musical con muchas cosas que tenía
escritas…un hombre que además había viajado por el mundo, uno de los más
grandes poetas que dio el tango. Y tuvo una audiencia oficial con Menem, que lo
derivó a otra persona. Y todo quedó en la nada. No le dieron bola, en una
palabra.
No sé, en nuestro país cuesta mucho, es un país en el
que es todo muy difícil. Hay bailarines y gente que enseña en todas partes y
lamentablemente, tengo que decirlo, el tango no tiene sponsors. No hay Coca
Cola, marcas de hamburguesas, ni nadie que apoye al tango a gran escala. Y las
autoridades oficiales no hacen nada…Ahora, hace un par de años que le dan
manija al tango, aprovechando el flujo turístico, con los campeonatos, pero
hacia adentro se hace muy poco.
Hace muchos años, se insistía en mostrar al tango
lejos de la realidad, exagerando la estética de farolito, el lengue y el
sombrero…¿no le parece?
En aquellos años los programas televisivos de tango,
como uno muy conocido que no quiero nombrar, muy visto por la audiencia, no
servían para conquistar al público. Mostraban un tango antiguo y conservador,
un poco retrógrado, y eso no servía para seducir al público.
A usted no le gusta que le digan “Maestro”, porque
entre otras cosas dice que no hay una “Magistratura” del Tango. ¿Sería
necesaria una magistratura o algo parecido?
No sé. Enseñarles a los bailarines también quién fue
Villoldo, quién fue Arolas, quién fue Piazzolla. La otra vez unos bailarines
muy jóvenes estaban bailando “Escualo” y les pregunté ¿saben qué es esto?, y no
sabían que estaban bailando a Piazzolla.. Yo en su momento propuse armar una
escuela de bailarines ante las autoridades de la ciudad, y tampoco me dieron ni
bola.
¿Y tiene algún nuevo proyecto?
Si, en un espectáculo en Tango Porteño, donde antes
estaba el cine Metro, en ese local enorme tan bien ambientado. Vamos a hacer un
espectáculo dentro de pocos días que, por lo que ya probamos, es maravilloso,
con una puesta en escena impresionante. Lo único que exijo es hacer solo una
función por noche. Va a ser un homenaje a Juan Carlos Copes, conmigo en vivo,
algo muy lindo…(*) Ya lo han hecho con Troilo y con otros personajes.
Y hay otras cosas dando vueltas que no quiero todavía
confirmar, pero que, como siempre, van a ser novedosas. Pronto me voy a dar un
seminario en Porto Alegre, también voy a estar en Salta, por algunos
compromisos que contraje. Y además, estoy preparando un nuevo libro sobre mi
vida y mi trayectoria.
Hoy en día, su pareja de baile es su hija Johana, que
ya tiene vuelo propio.
Sí, ella es como la compañera perfecta. Estoy muy
orgulloso.
¿Cómo cree que lo va a recordar la historia del tango,
dentro de cien años?
Creo haber sido un precursor. En cuanto al tango de
escenario, en cuanto a la enseñanza en algunos ámbitos, en mis recorridas por
el mundo. Porque agradezco a Dios haber viajado tanto y conocido a tanta gente.
Y espero que me recuerden como a un pionero, un hombre que dio todo por el
tango, con pasión. Y con eso me alcanza.
Entrevista: Javier Salaberry - Julio de 2012
(*) El espectáculo al que se refiere Juan Carlos Copes fue
estrenado la semana del 10 de mayo de 2010.