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martes, 29 de septiembre de 2015

José Canet

Además de ser un excelente ejecutante de guitarra y talentoso acompañante de numerosos cantantes (Alberto Gómez, Jorge Vidal, Nelly Omar, Oscar Alonso, Gloria Díaz y muchos otros), con su conjunto de guitarras, también fue un inspiradísimo compositor y letrista. Muchas de sus creaciones perviven en la memoria colectiva de las viejas generaciones y las actuales, que las bailan en la milonga.

Porque tangos suyos como Hoy al recordarla, por ejemplo, que encontró magníficos intérpretes en Julio Martel con la orquesta de De Angelis, Jorge Durán con Di Sarli o Alberto Morán con Pugliese, directamente, es de los que me acarician el cuore. Se trata sólo de un ejemplo, pero a mí esas versiones me dejan un poso de nostalgia interminable. El valsecito Me besó y se fué (hermosura de Tanturi-Campos); el tango Serpentina de esperanza (gran creación de D'Agostino-Vargas); Y dicen que no te quiero (maravilla de Floreal Ruiz con Troilo); De seis a siete (Caló-Iriarte o Tanturi-Campos), Los cosos de al lao (Troilo-Casal o Francini-Pontier-Florio); Julián Centeya (La milonga que grabó Di Sarli con Podestá); Si tu quisieras (Di Sarli-Rufino o Caló-Podestá), son muestras decisivas de su capacidad para componer y, en su gran mayoría, también escribir los versos.

                                               
José Canet acompañando a Alberto Gómez


La qúimica de las calles, sus pequeñas historias, y el modo de llevar esas historias mínimas al pentagrama, teñidas de sentimentalismo, más la polifonía imaginativa que las convierte en canciones duraderas, lo conforman como un gran hombre de tango, que merece un reconocimiento a la altura de sus méritos. Y, por supuesto, sumarlo a su calidad de músico, reconocido por los hombres del tango y todos aquellos vocalistas que supo acompañar, incluso en largas giras por toda América, como el caso de Alberto Gómez o la gran Nelly Omar.

                                     

Lo ví pasar muchas veces con su guitarra enfundada, y su pinta, por la esquina de Lavalle y Esmeralda. Allí comenzaba mi periplo nochero cuando rozaba la veintena de años. Me encontraba seguido con el Negro Hugo Díaz que tocaba en la Confitería Trocadero y previamente paraba en el Bar Suárez de la citada esquina. Chamuyaba mucho con El Negro y me reía como loco con sus chistes santiagueños. A veces se paraba un ratito Pedro Laurenz con su fueye rumbo al trabajo diario y también se quedó en alguna ocasión compartiendo un trago con nosotros José Canet, pispeando el reloj de su muñeca, por si acaso...

En uno de esos salteados encuentros, yo le hablaba de sus tangos y lo que me provocaban como milonguero. Y en la cita, me recordó que La abandoné y no sabía la escribió en Chile, en 1943, donde se hallaba secundando a Alberto Gómez, y el corazón chirriaba por los recuerdos.

                                 

   -Cuando uno se encuentra lejos del pago, a veces se tiene una sensación de vacío, de melancolía y de abandono - decía haciendo un gesto significativo-. Y bueno escribir, componer, es como un acto de contrición... Y más de lo mismo me sucedió con Tarde, que la escribí en Caracas en el año 47. Hay muchos momentos en que  uno se da cuenta que no hay nada más paralizante que el olvido. Como en esos viajes largos la cabeza da muchas vueltas, los recuerdos se aparecen con todo su peso sentimental y claro, también sirven como fuente de inspiración.

Lo dije antes, esos temas me llegan con hondura, porque todos arrastramos esas sombras que pareciera que las hemos dejado en el camino y de repente reviven en un viaje, en el pre sueño, en una charleta insignifcante o tomando un café al bardo. Admiro a este hombre del barrio de La Paternal, que no solamente  supo destacar como músico y compositor, sino que logró encajar unos versos que destilan porteñismo, deschave, y fueron piezas importantes en las partituras de las grandes orquestas del cuarenta.

                                    

Por eso escucho una y otra vez con emoción estas grabaciones. Por ejemplo: La abandoné y no sabía por Osvaldo Pugliese, su orquesta y Roberto Chanel, grabado el 20 de julio de 1944 (genial). Y Tarde, por Miguel Montero con la orquesta de Francisco Lomuto, registrado el 27 de octubre de 1950.

Osvaldo Pugliese - La abandoné y no sabía (R.Chanel)

300- Tarde- Francisco Lomuto-Miguel Montero

sábado, 26 de septiembre de 2015

Amor y tango

Esta noche tengo BIEN MILONGA y estoy armando la música que bailaremos en la pista de la Casa de Aragón, de Madrid. Una música que me remite a tantísimas milongas que he recorrido en mi vida y que las sintetizo en los martes y sábados que disfrutamos a rolete, en esta Casa a partir de las 21 horas. Le han dedicado muchos tangos, milongas y valsecitos a todo lo que sucede durante el baile, la pasión que se pone en el mismo y, a veces, hasta ese romance que dejará una huella profunda en la pareja, tocada por la varita mágica del amor. Ese gran poeta tanguero que fué Carlos Bahr lo sintetizaba así en el tango del título.

El tiempo pasa de largo
cuando te abrazo en un tango,
y estoy muriendo de antojos
por besarte en esos ojos
que al mirar me están quemando.
El tiempo pasa de largo
cuando te abrazo en un tango,
mientras se quiebra la voz de la orquesta
que dice de tango y amor.


                                                 

¿Y quien no vivió alguna vez este trance, si bailar el tango es una pasión íntima, un diálogo de cuerpos enredados que hablan con los brazos, los pechos, los pies...el alma!

Normalmente uno va disfrutar con el compañero o compañera ocasional, y el sentimiento que ponemos al interpretar la música puede provocar una emoción interna muy fuerte, aunque no tengamos la menor intención de buscar el affaire amoroso. Es el tango que nos une con su enorme atracción y la sensualidad del abrazo y el baile. Los milongueros sabemos diferenciar los sentimientos de las emociones.

Y para ver qué se siente por el ancho mundo al bailar el tango, la milonga o el valsecito, me hago la tournée de los sábados matinales, viendo cómo las gastan por ahí. Y arranco en el festival de Toronto (Canadá) con la pareja Javier Antar-Kara Wenham, bailando el tango Gloria, por Donato Racciatti, cantando Nina Miranda.





Y como tengo ganas de pasarme por Buenos Aires, me voy a Villa Urquiza, y en el Club Sunderland vemos a la yunta formada por Alejandro Hermida y Paola Tacchetti, que se mandan con la Milonga de los fortines, por la Típica Víctor y el cantor Mariano Balcarce.

                                    

Y ya me vengo cerquita de casa, a Zaragoza, para ver a Sebastián Arce y Mariana Montes -bella pareja-, bailando el valsecito Ilusión azul, por Alfredo De Angelis y Carlos Dante en el canto.

                                          

viernes, 25 de septiembre de 2015

Melancólico

Estoy escuchando este hermoso tango de Julián Plaza, interpretado por la orquesta de Aníbal Troilo, y me encaja perfectamente con este comienzo otoñal en Madrid, que es una estación propicia a la melanco y a los recuerdos. Y de paso recorro un poco todos aquellos temas suyos que le grabara Pichuco y que fueron una bocanada de aire fresco en una época en que el género languidecía.

Pianista-bandoneonista, nacido y criado en La Pampa, su forma de ser y de componer reflejan un poco el espíritu sobrio, introvertido de los habitantes de esa pampa interminable. Estudió con Félix Lipesker y Julián Bautista, instalado en la Buenos Aires tanguera del cuarenta y con apenas 15 años ya formaba en la fila de bandoneones de Edgardo Donato.

                                             


Su trayectoria pasa por las orquestas de Miguel Caló, Antonio Rodio, Carlos Di Sarli e incluso media su incorporación a la orquesta de Eduardo Bianco y una larga gira por Europa y Medio Oriente. Estaría en el conjunto de Atilio Stampone y desde 1959, en el de Osvaldo Pugliese donde consolidó su papel de ejecutante, compositor y arreglador.

Julián Plaza, tercero por la derecha, cuando estaba en la orquesta de Miguel Caló

Troilo, que tiene muy buena oreja, lo llama para pedirle un arreglo y a partir de ese momento no sólo incorporará los tangos y milongas que Plaza iba tejiendo sino, acude una y otra vez a sus arreglos.
Recordaba el mismo Julián hablando con Del Priore, aquella primera invitación de Pichuco.

   -Recuerdo que fue para el tango Aguantate Casimiro cantado por Goyeneche. Después me pidió que escribiera Danzarín. Yo era hincha de Troilo y estaba muy nervioso porque no sabía cómo íbamos a encarar el arreglo. A Pichuco le gustaba trabajar en su casa. Él iba enhebrando los arreglos con su bandoneón. Bueno, la cuestión es que cuando nos juntamos, todo salió distinto de cómo lo había planteado (...).

   -Troilo empezó por la parte más importante que es la parte melódica. No me costó mucho acomodarme. Yo desde chico lo imitaba porque llevaba el estilo Troilo en mi corazón.  Troilo era un hombre que daba pocas indicaciones. Siempre tuve al lado gente que era troileana. Antes de trabajar conmigo le habían hecho arreglos Ástor Piazzolla, Argentino Galván, Héctor Artola, gente de la misma línea.


  -Troilo tenía mucha influencia sobre los músicos. En fin... después de ciertas indicaciones, hice el arreglo, le gustó y lo estrenó En Radio El Mundo. Troilo me grabó nueve obras. Coincidentemente, a Piazzolla también. Trabajar con Troilo me abrió la puerta a otros músicos. Tuve la suerte que incorpora prácticamente en todas sus presentaciones Danzarín y Nocturna. Esto me dió a mí, como compositor,  la posibilidad de que esas piezas pasaran a ser obligadas de muchos conjuntos.

   -Al trabajar como arreglador yo pensaba una cosa: este compás va así, esta nota va asá...pero Troilo si veía algo lo cambiaba, y nunca se equivocaba, tenía una gran visión del balance total, del equilibrio de la orquesta. Y él era así, con todos, así fuese Plaza, Piazzolla, Galván o quien fuese. Todos pasamos por la borratina y siempre lo hacía con una razón justificada.

                                   


Lo cierto es que Julián Plaza hizo numerosos arreglos para Pichuco que le grabaría además tangos tan hermosos como Danzarín, Nostálgico, Color Tango, o las milongas Nocturna, Morena, Milontango y Payadora.

El tema de hoy -Melancólico-,  lo grabaría Pichuco dos veces: el 18 de agosto de 1961 para el LP Troilo For export, y el 25 de abril de 1963, ambos con arreglo de Plaza. Éste último es el que adjunto.

Una belleza.

153 - Melancólico - Aníbal Troilo

lunes, 21 de septiembre de 2015

Tus ojos lejanos

Se trata de un tango semidesconocido, que firman Aquiles Roggero (p) y Roberto Lambertucci, que fue grabado por la chilena Mercedes Serrano con la orquesta dirigida precisamente por Roggero. Pero no tuvo mayor trascendencia hasta que lo rescató el baladista Cacho Castaña y lo registró en un CD que también contiene otros tangos conocidos. El mismo Cacho contaba porque eligió este tema.

   -Lo de Tus ojos lejanos surgió porque me encontré con Aquiles Roggero, hijo del célebre violinista homónimo y me contó que tenía una canción homónima del papá. La escuché y me pareció una obra espectacular. Sobre el pucho hicimos el arreglo con Sirso Iseas y salió una versión genial.

                                         


Cacho Castaña (Humberto Vicente Castagna) lo grabó en el año 2001.  Y es realmente un tema muy valioso, que mereció mayor repercusión, y para confirmarlo no hay más que ver lo que le comentara el genial pianista, compositor arreglador y director de orquestas, Osvaldo Requena a Nestor Pinsón en un reportaje realizado en su casa.

   -Fuí muy amigo de Aquiles Roggero, tenía una vena melódica propia de los elegidos, pero se le conoce poco. Salvo que dirigió la Orquesta Símbolo Osmar Maderna y que compuso algunos hermosos tangos como Mimí Pinsón. Una vez encontré en una Editorial este tango suyo: Tus ojos lejanos,  una hermosura. 

Lo cierto es que Aquiles Roggero, nacido en Pehuajó, provincia de Buenos Aires situada a unos 350 kilómetros de la Capital, en el noroeste de la provincia, fue compañero de Osmar Maderna desde la adolescencia y  tocaban ambos en la orquesta: Los rítmicos, de su localidad natal, cuando Aquiles andaba por los veinte años de edad, y el genial Maderna rondaba los diecisieite.

                                           


La historia es bastante conocida. Cuando Maderna se separó de Miguel Caló, dejándole su impronta, y decidió formar orquesta propia, llamó al amigo Aquiles como primer primer violín de su flamante formación, para que bajase a Buenos Aires. La mala suerte se cruzó en el camino del prometedor Maderna, y el que fuera aspirante a aviador, cayó con su avioneta falleciendo con apenas 33 años.

Fue entonces cuando se conformó la Orquesta Símbolo Osmar Maderna que condujo desde su fundación Aquiles Roggero, y que dejaría en el disco impreso 53 grabaciones. La carrera de Roggero proseguiría en otras formaciones y dirigiendo orquestas que acompañarían a cantores como Carlos Dante, Miguel Montero. Aunque no se tratase de un músico que obtuviera gran popularidad, en el ambiente fue muy respetado por sus colegas, que supieron apreciar la calidad y talento que atesoraba.

                                 


Roberto Lambertucci, el autor de los versos del tema que hoy me ocupa, tiene numeros éxitos en su cosecha de poeta tanguero. Temas como Mi canción de ausencia, con Roberto Pansera; Tu olvido y yo, con Manolo Sucher,  Señora princesa con Atilio Bruni, Vieja esquina con Mario Perini, o La calle maldita con Martín Darré, entre otra muchas. Su producción  es extensa y variada porque también escribió Teatro para niños. Y una obra importante la compondría con Fresedo y Pansera en Los diez mandamientos, que grabaría Fresedo con su orquesta y el cantor Daniel Riolobos, desglosados en diez tangos.

                                 

                                 

                                          

Vale la pena esacuchar Tus ojos lejanos cantado por Cacho Castaña. Y también una buena versión de Mercedes Serrano a quien acompaña la orquesta de Aquiles Roggero, y que ya dejara su sello grabando antes dos temas con D'arienzo y otro con Sánchez Gorio..

Cacho Castaña - Tus ojos lejanos

10- Mercedes Serrano - Tus ojos lejanos

sábado, 19 de septiembre de 2015

A mí me copa el tango

Sí, lo cantaba Abel Córdoba con la orquesta de Pugliese, pero al margen, yo podría decir lo mismo que él y los hechos lo demuestran. Me deleito escuchando a algunas orquestas o cantores y cantantes, y ni te cuento, cuando la oreja, el cuore y las gambas me reclaman en la pista para bailarlo. El tango es único por todas las emociones que nos deja, en cualquiera de estas maneras que cito.

Y lo importante que fue, que haya habido un intérprete como Gardel que le quitó la virginidad al tango cantado, que creó una escuela y un modus cantabile.  Y los músicos que fueron marcando el rumbo para que en los años cuarenta tuviéramos un aluvión de orquestas de primerísima línea como las de Troilo, Di Sarli, D'Arienzo, Pugliese, Caló, Tanturi, Biagi, Demare, Gobbi, De Angelis, D'Agostino, que sumado a las otras que venían de atrás y las que iban naciendo, son las que con sus grabaciones nos alumbran el camino de la milonga en todas partes.

                                   


Podés bailarlo sencillo y sin entrada
¿no ves que es un tango simple y querendón?
si hasta es capaz de hacerte la gauchada
de, sin palabras, ganarte un corazón.

Estos versos son los que grabó Abel Córdoba con Pugliese en noviembre del 82, y que simbolizan en el título, que es el que encabeza hoy el blog, la pasión que trasunta el tango. Y como hoy tengo BIEN MILONGA, en la Casa de Aragón de Madrid, desde las 21 horas, y estoy preparando los tarros y las música para esta noche, como modo de ir entrando en faena, los llevo a pasear milongueando por el mundo.

Por ejemplo, arranco en la isla de Creta, Grecia, donde, en el Sunny Tango Festival bailan Jorge Tsaousoglou & Ionna Andrikopoulou, el tango Pensalo bien, por Juan D'Arienzo y su cantor Alberto Echagüe



Y ahora, como no tengo nada que hacer, me doy un garbeo por Estocolmo -Suecia- para ver este interesante intercambio de roles entre Helen La Vikinga y Javier Guiraldi, que se mandan con la milonga La cicatriz,  por Juan D'Arienzo y Alberto Echagüe.





Y de aquí a San Petersburgo en Rusia para admirar a Alejandra Mantiñan, bailando con Filippo Avignonesi, el clásico valsecito de siempre: Desde el alma, por la orquesta Color Tango, con el mismo arreglo con que lo grabara la orquesta de Pugliese.

                                           
                                       

¡Qué te parece Cholito!                                                                            

viernes, 18 de septiembre de 2015

Leopoldo Federico

Van a hacer apenas ocho meses que nos dejó para siempre, aunque la magia de sus dedos se conserve en grabaciones y recuerdos. Yo lo veía seguido en la  Richmond de Esmeralda, cuando acompañaba a Julio Sosa y siempre me atrajo su forma de tocar, que la mostró en numerosas formaciones, incluso las que estuvieron dirigidas por él. Y he pasado hermosas noches en Caño 14, cuando actuaba allí.

Hace años Horacio Ferrer le hizo una nota muy linda que lo definía como músico y como persona. Entre otras cosas recuerda sus grabaciones con Roberto Grela en el cuarteto..

                             
                      

   - Me encanta lo que hice con Grela. Cuatro años estuvimos juntos. Y yo creí que me iba a morir tocando junto a él. Roberto es el Gardel y es el Troilo de la guitarra.
    -¿Troilo?
    - Te dije hace un rato, que en cierta época no me atraía. No se puede creer... ¡Y era lo más grande!... En la época en que Pichuco estaba entero físicamente, ¡a sacarse el sombrero! Vos sabés que compraba sus discos, y lo sintonizaba en los programas de radio, y lo seguía nota por nota en un afán de crítico esperando que metiera la pata. Y nunca, lo que se dice, nunca, lo pude pescar en un fallo con su bandoneón. ¡Qué fenómeno Y además qué hombre, qué clase de hombre...

   -Estábabamos juntos en el programa: Yo te canto Buenos Aires. Como es de uso, los presupuestos para el Tango eran chicos. Entonces yo acompañaba a Sosa con guitarras y bajo, en lugar de la orquesta. A mí no me gustaba, lógicamente. Pero, ¡qué iba a hacerle! Y un día se me acerca Troilo y me dice:

   -Lo veo tristón a usted. Y lo veo así y sufro yo. Dígame, Leopoldo: la semana que viene tráigame los arreglos de su orquesta...

   -Y a la semana siguiente, por su intervención, toqué Tango del ángel y Mala junta, integrada mi orquesta con los músicos de las orquestas de Pichuco y Pontier... ¡Qué grande!

                                     
Horacio Ferrer y Leopoldo Federico


   -¿Te alcanzan las teclas del bandoneón?
   -Son las justas y perfectas. Por lo pronto no estoy de acuerdo con los que dicen que el que construyó el bandoneón tiró el puñado de botones al azar.
   -¿Era un genio el que diseñó ese teclado?
   -  Sí señor. Y alguna vez toqué instrumentos con notas agregadas en los bajos y no. En ese diseño no se puede quitar ni agregar nada.

   -Entendeme bien esta pregunta final: Si Leopoldo Federico director, tuviera la mágica posibilidad de elegir entre todos los músicos de todas las épocas, para formar su orquesta final, ¿a quien llevaría?

   -¡Al diablo! Ésa sí que es difícil... Pero ¿Me decís incluyendo músicos que son o han sido directores?
   -También esos. Pensá que sos una especie de Menotti haciendo una Selección Nacional con figuras de cincuenta años de fútbol. Vos, del tango.
   -En realidad, creo que puedo elegir sin mayores dudas, porque siendo director de semejante orquesta, de acuerdo a cada tango repartiría los solos. En unos casos, por ejemplo, lo elegiría a Gosis, en otros a Di Sarli, eso hablando de pianistas ¿comprendés?
   - Clarísimo.
                                   
                                 
El Octeto de Piazzolla: Stampone, Baralis, Federico, Bragato, Nicolini, Malvicino. sentados: Piazzolla y Francini


   -Entonces, anotá. Bandoneones: (Aníbal Troilo (talento, calidad y técnica exquisita); Ástor Piazzolla (excepcional y con una calentura que contagia); Abelardo Alfonsín (que es la perfección); Antonio Príncipe (tan admirable seguidor de un primero es, que se equivoca cuando vos te equivocás); Pajarito García (flor de bandoneón); Osvaldo Rizzo "Pichuquito" (un músico que escucha cualquier cosa, una tos, un insulto, y sabe en qué tono está), y dos maestrazos: Antonio Ríos y Roberto Di Filippo. ¿Son muchos?

   -Seguí, seguí con la cuerda.
   -Violines, con adecuados solos según los arreglos y los temas: Enrique Francini, Elvino Vardaro, Antonio Agri, Roberto Guisado, Enrique Camerano, Mauricio Mise y Fernando Suárez Paz. Viola: Mario Lalli. Cello: José Bragato. Contrabajo: Kicho Díaz. También Omar Murtagh.
   -¿Y los pianistas?
   -Tres: Orlando Goñi, Carlos Di Sarli y Jaime Gosis.

Pavaditas.

                                           



Después de este jugoso chamuyo de un taita del bandoneón, podemos recordarlo y disfrutarlo, en dos temas con el cuarteto Federico-Grela, que completaban Ernesto Báez y Ramón Arias: De puro guapo, de Pedro Laurenz y Danzarín, de Julián Plaza. Lo editó el sello Music Hall en 1969.

Bellezas.

01- De puro guapo - Federico-Grela

06- Danzarín - Federico-Grela

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Carlos Di Sarli: El Señor del Tango. Documental

Hoy tenemos este regalito. Una película documental realizada por Pablo Stafforini, donde podemos recrear la vida de Don Carlos Di Sarli, un músico que llegó a la Capital desde Bahía Blanca, para intentar desarrollar sus capacidades y llegó a dirigir una gran orquesta que no sólo enalteció al tango y fue unánimemente reconocido por sus pares, sino que sigue siendo fundamental para engalanar las milongas de todo el mundo.

Este magnífico documento fílmico nos devuelve al Cayetano Di Sarli de sus comienzos y su camino al triunfo poblado de dificultades. Bahía Blanca la lejana ciudad sureña de la provincia de Buenos Aires, nos envió a dos próceres: Juan Carlos Cobián y Carlos Di Sarli y ambos realizaron una tarea maravillosa, llegándonos sus creaciones, su talento, y las grabaciones de éste último que nos siguen alumbrando en las pistas y los oídos.

                                         


Vale la pena disfrutar la película para apreciar debidamente cómo Carlos Di Sarli pelea desde abajo y se va forjando la admiración de los porteños, en una época en que no era fácil ganarse los halagos del público, dado el nivel de otros conjuntos que arrastraban masas detrás de sus éxitos y estilos diferentes. Por eso, esta recreación merece ser degustada con calma y nostalgia.















                                       

lunes, 14 de septiembre de 2015

Para lucirse

Este tango es fundamental para la trayectoria posterior de Ástor Piazzolla, porque da comienzo a la carrera del bandoneonista marplatense como compositor. Fue un puñetazo en la mesa, como un grito desesperado del incomprendido que pretendía cambiar el tango, darle un baño lustral, dotarlo de un lenguaje musical  fundamentado en la sapiencia, un tango revolucionario que desdeñaría a la danza, aunque la danza sigue vivita y coleando.

                           


Y sin embargo, le confesaría luego a Natalio Gorin:

   - Cuando dirigía la orquesta de Fiorentino, después de dejar a Troilo, hice un arreglo muy lindo de de un tango de Mariano Mores que se llama "Copas amigos y besos". Escribí la introducción con un solo de cello, y fue una cosa de locos. Las mujeres que trabajaban en el Marabú salieron a la pista y se pusieron a bailar imitando grotescamente un ballet del Colón. Se estaban burlando de mí, no funcionó y hubo que cambiar el arreglo. Creo que ése fue el primer paso de mi alejamiento posterior de Fiorentino, a él tampoco le gustaban esas audacias. Había llegado el momento de formar mi propia orquesta, en 1946.

                                        
  
                                              
Su esposa, Dedé, fue quien le aconsejó que lo hiciera y debutará en Radio El Mundo, el café Marzotto y grabará en Odeón. Siente que comienza a ser libre y a realizar lo que le gusta y es su ambición.

  - Esa orquesta fue muy moderna para la época. Por eso tenía poco trabajo. Que no me llamaran de los clubes para hacer bailes era entendible. Yo metía contrapunto, fugas, formas armónicas distintas. Los que me seguían preferían tomar un café, bailar era secundario.  Lo comprobé en el "Tango Bar", en el "Marzotto", que eran lugares para escuchar.  Pero como tampoco tenía ofertas de las radios, me dí cuenta  que estaba quedando solo. Tres años después guardé el bandoneón, disolví la orquesta.

   - Hoy a la distancia (le sigue contando a Gorin), escuchando los discos, veo una intención de cambio, pero todavía no estaba muy claro lo que quería. La veta definitiva, la que me atrae hasta hoy, la encuentro en 1951, cuando escribo un tema que se llama "Para lucirse"...

                                         


   -Aquella base rítmica de Para lucirse fue el envión de Prepárense, Lo que vendrá y Triunfal. Pero todavía no era un creador, arreglaba música para otros y apenas escribía un tema por año. El compositor iba a aparecer cuando Nadia Boulanger me hizo ver dónde estaba el verdadero Piazzolla.

En la época de este tango, Piazzolla realizaba arreglos para las orquestas de Troilo, Basso, Francini-Pontier, Pugliese, Fresedo. Además hizo la música para algunas películas y con eso iba juntando lo necesario para poder mantener a su esposa y dos hijos. Lo cierto es que Para lucirse fue una carta de presentación fundamental para su carrera. Las radios difundieron rápidamente las grabaciones que hicieran del mismo orquestas del nivel de Pichuco, Basso, Francini-Pontier o Fresedo.

                                 

La orquesta de Troilo en el 50, que grabó Para lucirse. De der. a izq.: Juan Alzina, Cayetano Gianna, Nicolás Alberó, Eduardo Fanelli, Reynaldo Nichele, David Díaz, Aníbal Troilo, Fernando Tell, Carlos Figari, Eduardo Marino, Pajarito García, Domingo Mattio y atrás Kicho Díaz.

Me encanta particulamente la versión de Aníbal Troilo, que es una especie de poema musical. Fue un sacudón importante en su momento y Para lucirse, arreglado por el propio Piazzolla, fue la primera grabación que realizara la orquesta de Pichuco en el sello TK. Del otro lado, el disco tenía Ché bandoneón, el tango que Troilo hiciera con Manzi y que canta Jorge Casal. Junto con Para lucirse fueron llevados al disco el 24 de noviembre de 1950.

Es la que nos acompaña en este recuerdo.

10- Para lucirse - Aníbal Troilo

                             

sábado, 12 de septiembre de 2015

La milonga y yo

Como hoy es sábado y tengo la milonga, mientras termino de seleccionar la música para esta noche, concuerdo con los versos que escribió un cantor y milonguero como Leopoldo Díaz Vélez, que la sabía lunga por haber caminado las madrugadas porteñas después de las veladas de rigor. Sabía perfectamente describir el ambiente noctámbulo y las alternativas de aquellas milongas porteñas.

Vamos subiendo la cuesta
que arriba la noche
se viste de fiesta;
vamos que arrullan los fueyes
y al ritmo de un tango
recuerdos nos llueven...

Cuando en el fixture de la matina sabatina ya tenés marcados los compases que te esperan esta noche, te va subiendo la temperatura del cuore, como sube la del mate que estoy tomando, porque dejé la pava distraída sobre el fuego. BIEN MILONGA es una marca registrada y los bailarines habitués, conocen sobradamente el nivel musical, porque por algo estoy curtido en las milongas porteñas desde pibe y supe seleccionar música y hacer de pinchadiscos en los festivales que hacíamos en los clubes del barrio, cuando Buenos Aires ardía en tangos.

Con la milonga la voy
de igual a igual:
yo soy porteño de ley

                                 


Y no hay nada mejor que viajar con el tango, comprobar cómo ha subido el nivel en las pistas de los países diseminados por este mundo y cómo se puede pasar una noche de órdago, olvidándonos por un rato de las injusticias que se están cometiendo en tantos lugares, que nos hacen fruncir el corazón.

En este caso traigo a los campeones mundiales de Tango pista 2014, el argentino Sebastián Acosta y la uruguaya Lorena González Cattáneo, bailando el tango Quiero verte una vez más, por Juan D'Arienzo y la voz de Jorge Valdez.

                   

Ahora me doy una vueltita por Seúl, capital de Sur Corea, y vemos a la pareja de japoneses Hiroshi y Kyoto Yamao, campeones mundiales en  2009, que se lucen con esta milonga que recuerda a mi querido barrio: Parque Patricios, por Francisco Canaro y Ernesto Famá en el canto.

                                          


Y como estoy un tanto inquieto me espiro a Shangai y veo a Lily Cheng y Raimond Chu, bailando el valsecito: Con tus besos, por Edgardo Donato, cantando Horacio Lagos.

                                        


Y Chau Pinela...

viernes, 11 de septiembre de 2015

Flores negras

La belleza de tango romanza, que ideó Francisco De Caro allá por 1927, es una muestra cabal del talento indiscutido de este pianista que fue el puntal  de los conjuntos que iría formando su hermano Julio, a lo largo de su historial tanguero. Aunque lleva letra de Mario César Gomila, ha sido preferentemente tratado como pieza instrumental, sobre todos por los solistas que pueden lucirse a piaccere, por la concepción romántica del tango, propio de la época en que fue concebido.

Raúl Scalabrini Ortiz, ese gran pensador argentino, filósofo, escritor, poeta,  decía, en el nacimiento de esta página:

   -Como siempre, igual que en cualquier arte, la única verdad incontrovertible del Tango no es el tamaño sino la inventiva genuina: los 32 compases de Flores negras, sobrevivirán también cuando sea olvidado el antiporteñismo de los "ilustrados", contraventores del Tango -porque lo son -antes de nuestro estilo en la vida...


                                          

   - El hombre de Corrientes y Esmeralda se reconoce más en las letras de tango que en los fatuos ensayos o novelas o poemas  que interfolian la antepenúltima novedad francesa, inglesa o rusa", escribe Scalabrini Ortiz, y concluye:

- Estas no son horas de perfeccionar cosmogonías ajenas sino de crear las propias...

Lo cierto es que Francisco De Caro, aunque haya estado muchos años a la sombra de Julio, ha sido reconocido unánimemente como un renovador y un creador excepcional. Como autor dejó innumerables páginas de alto nivel. Pichuco comentaba a propósito de este pianista y compositor:

   -Si no hubiese existido, habría que inventarlo. Lo que hizo por el tango, ha sido fundamental porque le dió una jerarquía evolutiva indiscutible. Y sus páginas son maravillas...

                                            
Francisco De Caro


Horacio Ferrer expresaba sobre Flores negras:

   -Define una época, pues lleva implícita toda una manera de sentir el tango y tiene, además, el derecho inexcusable de postularse como manifestación de un Buenos Aires ya extinguido. Pero en modo alguno está fijada a una época de tango o una estancia de la ciudad: es una obra permanente. Jamás fue un tema de gran divulgación sino una página de iniciados, una cuestión de músicos. Raro es el ejecutante solista que no lo cuente entre las de ese puñado muy selecto de composiciones que se reserva para la audición íntima.

   -Estructurado en dos partes, su gran belleza y su inseparable concepción armónica admiten influencias de música española, italiana y francesa, pero asociadas en una creación enteramente original y esencialmente nuestra.

                             
Julio Rosenberg, Julio De Caro, Luis Díaz y Francisco De Caro
     

Lo grabó Julio De Caro con su Sexteto el 12 de septiembre de 1927 y luego repetiría con su Orquesta en 1942 y 1952.  Y César Salgán, pianista, hijo del legendario Horacio, rescata al frente de  la Gran Orquesta TangoVia Buenos Aires, unas "raras partituras" de su padre, y graba entre otros temas, una relectura para piano y cuerdas de: Flores negras, que se conoce por primera vez en 50 años.

Uno de las escasos registros de la letra de Gomila fue el realizado por el cantor Carlos Lafuente, acompañado por la Orquesta Victor Popular en 1931. Este buen cantor sostenía que era su mejor logro como vocalista.

Escuchamos en primer término la versión de Julio De Caro de 1952, a continuación la de César Salgán y la TangoVia. Y cerramos con la de Lafuente.

08- Flores negras - Julio De Caro

Flores negras - César Salgán-TangoVia

Flores negras - Carlos Lafuente (Orquesta Victor Popular)


miércoles, 9 de septiembre de 2015

Esas cosas del corazón

Este es otro  de los tangos que van reflejando las vicisitudes del romance entre José María Contursi y Susana Gricel Viganó. La historia es conocida. Ella había nacido en el porteño barrio de San Cristóbal, luego la familia se trasladó a Quilmes y de ahí saltarían a Guaminí, un pueblo que está en el extremo sudoeste de la provincia de Buenos Aires y queda a a casi 500 kilómetros de la Capital.

De allí se irían a Capilla del Monte, en Córdoba donde su padre montaría un par de negocios. Y la historia dice que sus amigas de Guaminí, Nelly y Gori Omar, la invitaron a viajar a Buenos Aires con ellas. Y en dicho viaje, fueron a Radio Stentor y el atildado locutor del programa que le presentaron, era precisamente el Catunga Contursi, hijo del famoso Pascual. Al estrecharse las manos de la rubia Gricel y el apolíneo conductor, las miradas  "hablaron y se dijeron muchas cosas"...

                          
José María Contursi y Susana Gricel Viganó
           

Corría el año 1934. Él tenía 23 años y la hermosa Gricel apenas 14. El flechazo fue instantáneo, pero las distancias los separaban aunque las cartas  inflamadas mantendrían el fuego inicial. De todos modos, el Catunga se casaría con su novia, Alina, y llegaría a tener con ella cuatro hijos, aunque el varón falleció muy temprano y quedaron las tres hijas.

José María se arriesgaría a viajar dos veces a Capilla del Monte para "curarse de una enfermedad" y vivir su frustrado romance, que comenzaba a quebrarse  porque ella no iba a admitir una "doble" vida. Y mientras  Gricel ganaba concursos de belleza en Capilla del Monte y pueblos vecinos, y sus cartas se iban endureciendo, en respuesta a las  que destilaban frases amorosas de él, Catunga comenzó a describir aquel romance imposible, pero maravilloso, en una ristra de tangos que harían historia. Y la siguen haciendo...

El primero fue Gricel, en 1942, con música de Mariano Mores, que en la versión de Aníbal Troilo con Fiorentino resultaría un exitazo, y llegaría con gran bombo a los pagos de la destinataria.

No debí pensar jamás                                               
en lograr tu corazón
y sin embargo te busqué
hasta que un día te encontré
y con mis besos te aturdí
sin importarme que eras buena...
Tu ilusión fue de cristal,
se rompió cuando partí
pues nunca, nunca más volví...
¡Qué amarga fue tu pena!

Ella se casaría con Jorge Camba, con quien tuvo a su hija Jorgelina, aunque el matrimonio con el tiempo se disolvería porque él, otro mujeriego consumado, se enamoró de una mujer en el Chaco y la abandonó por ella. En el ínterin llega a Capilla Ciriaco Ortiz, se ve con Gricel y le cuenta que murió la esposa de José María y que éste se hallaba muy desmejorado por el consumo de alcohol.

Gricel ni lo pensó, Armó la valija, se subió un onnibus y viajó los 800 kilómetros para reencontrarse con él en la Confitería del Molino. El Catunga estaba bastante decaído por su adicción al whisky, pero todavía conservaba la pinta que la enamoró. Le presentó a una de sus hijas y la alojó en su piso de la calle Chaco, con la anuencia de sus hijas. Hablaron mucho, ella intentó animarlo, él se ilusionó muchísimo con la idea de volver a verse  y mientras ella partía hacia Córdoba con la promesa de volver y unirse para siempre, José María Contursi escribió la letra de este tango del título, con la emoción increíble del reencuentro tan esperado.

¡Tanto... pero tanto te he querido!                    
¡Tanto... pero tanto te he esperado!
Llegas como un pájaro perdido
sin aliento... desolado...
que vuelve al nido.
Nada me has contado de tus cosas
deben ser más tristes que las mías.
pero si la planta tiene rosas
olvidemos esas cosas
del corazón.

Era el año 1962, habían pasado 20 años desde el estreno de Gricel. En el transcurso de todos estos deschaves íntimos, Contursi escribió páginas hermosas y lo increíble es que volvieran a encontrarse, se fueran a vivir juntos a Capilla del Monte y en agosto de 1967 se unirían en matrimonio religioso, cuando él tenía 56 años y ella 47. Les duraría apenas algo más de cinco años la unión porque José María fallecería víctima de una cirrosis fatal.

                                   
Gricel y Contursi


Pero la historia de este amor frustrante sigue llenando páginas, alguna película y retorna en tangos imperecederos como éste que traigo hoy, y al que Juan Carlos Howard le pondría música. Ya habían compuesto entre ambos los tangos: Yo, Esta noche de copas y Entre la lluvia. (siempre con el recuerdo del amor perdido).  Howard era entonces pianista de la orquesta de Héctor Varela, cuando este conjunto resistía airosamente la embestida de otros ritmos, en el crepúsculo de los sesenta,  y seguía vendiendo discos como en la época de oro. En 1968, haría con Contursi: Tus lágrimas benditas (¿De quien serían esas lagrimitas...?).

El santafecino Luis Correa logra una de sus mejores interpretaciones con este tango del encabezamiento, en la orquesta de Héctor Varela, que lo grabó precisamente en ese año del reencuentro:1962. Vale la pena escucharlo una y otra vez .

Esas cosas del corazón- Héctor Varela-Luis Correa.

lunes, 7 de septiembre de 2015

El Cachivache

El sábado les hablaba de este Quinteto que se formó en 2008 y fue creciendo sin prisa pero sin pausa, hasta llegar al momento actual en que son conocidos y aplaudidos en muchos países del mundo. Su último disco se llama "Palo y a la bolsa", y ha sido muy bien recibido, especialmente por los milongueros, que los aplauden y los disfrutan en los sitios más insospechados.

En estos momentos continúan su gira mundial por más de 20 países, numerosas ciudades y tres continentes presentando precisamente ese disco suyo y animando Festivales de tango. Con su tango rítmico, y el compás llamador que les ha permitido ganarse este lugar por sus milongueras pretensiones y un repertorio que mezcla tangos clásicos con los propios de su cosecha.

                                 


El Quinteto El Cachivache está integrado por Pablo Montanelli en piano; Vito Venturino en guitarra;  Anne Laurie en violín, el Negro De la Fuente en bandoneón y Pacha Mendes en contrabajo. Pablo Montanelli y Vito Venturino son los directores del grupo que seguramente irá creciendo en número y seguidores, porque su ritmo se adapta a lo que buscan los bailarines de todo el mundo.

Venturino y Montanelli se habían trasladado a España en busca de mejores condiciones de vida a raíz de una crisis en Argentina y se encontraron en este país en unas actuaciones de rock, jazz y blues. Entre ambos surgió la idea de hacer un connjunto de tango, después de realizar alguna actuación en dúo y decidieron volver a Buenos Aires para formar un grupo  en el que volcar sus ideas musicales.

                          
  
Vale la pena ver este video clip del año pasado en el que presentan el disco citado e interactúan con la compañía de danza: DNI Tango, en los salones de La Viruta. Interpretan el conocido tango de Osvaldo y Emilio Fresedo Vida mía. Lo bailan los integrantes de la compañía.

Muy buena la realización técnica del videoclip y el sonido antiguo y bailable del quinteto.


                                   

sábado, 5 de septiembre de 2015

Sueña el fueye...

Así arrancaba Homero Manzi los versos evocativos del tango Tal vez será  su voz. Y en este como en tantos poemas musicales que registra el tango a lo largo de su andadura, flotan historias, remembranzas, encuentros y desencuentros que se producen en el desfile de las parejas por la pista. La milonga es un muestrario de personajes, de sentimientos y la música le pone el condimento esencial para que se desarrollen esos novelones, por la pasión que que anida en las milongas.

La experiencia es un grado, y tantos años disfrutando a tope en esas pistas convocantes nos permite ver de primera mano todo el entramado que bulle en el encerado, y fuera de él. Y aunque solamente nos lleve el afán de bailar y disfrutar a pleno la maravilla del tango bailado, como cronistas de sucesos, sabemos que también acechan los romances presentes o vividos, como lo expresaba Manzi en este hermoso tango que compuso con Lucio Demare.

                                   


Sueña el fueye, la luz está sobrando,
se hace noche de pronto y sin querer
las sombras se arrinconan,
evocando a Griseta, a Malena, a María Ester.

Las sombras que esta noche trajo el tango
me obligan a evocarla a mí también.
Bailemos que me duele estar soñando
con el brillo de su traje de satén.

Sí, estas cosas pasan, pero también es cierto que en la época de oro del tango, allá por los cincuenta los aspirantes a milongueros eternos sólo queríamos vivir la fiebre de bailar, bailar y niente piú. Y hablando de este tema, esta noche en BIEN MILONGA, le sacaremos punta a nuestra eterna afición. De 21 a 0.30 hs, en la Casa de Aragón, en su salón con piso bien lustrado para poder dibujar a tutiplén. Está en la Plaza República Argentina nº6 y será como siempre una velada con música genial.

Y, de paso, cañazo, vamos a visitar otras pistas del mundo. Por ejemplo en esa hermosa capital de Austria, la Viena imperial, en una milonga llamada Tangobar, los vemos a María Filali y Daniel Carlsson bailando Cascabelito, por Osvaldo Pugliese, cantando Jorge Maciel.

                                

Me doy una vueltita por otra capital, la de Suecia, y en Estocolmo me encuentro a Sara Westin y Juan Pablo Canevire, bailando la milonga Ella es así, interpretada por el quinteto argentino  El cachivache (con ese nombre, ¡argentinos tenían que ser...!)


                                         
Y de ahí me desplazo a Gran Bretaña y en un Festival en  Ardingly -Sur de Inglaterra-, los vemos al gordito Aoniken Quiroga (medio peladito)  y la gran Alejandra Mantiñán (¡Con el pelo negro!), haciendo este doblete: Primero el tango: Mi dolor, por Juan D'Arienzo con el cantor Osvaldo Ramos y a continuación  la milonga Parque Patricios por Francisco Canaro y la voz de Ernesto Famá.

                                        

¡Uy Dioca...! si ya se me están volando los remos debajo de la mesa. Esto es un masaje en el cuore y un aperitivo genial para la milonga de questa notte.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Noche callada

Éste es un tango algo atípico para los firmados por Julio De Caro. Tiene algo como de sabor campesino y quizás ello provenga porque el cordobés Cristino Tapia, a quien Gardel le grabaría doce temas, fue a quien recurrió en primer término el autor de la letra, Eduardo Ricardo Beccar, para que le pusiera música. Tapia, comenzó a pergeñar la misma pero por sus constantes actuaciones y viajes lo dejaría y Julio De Caro le daría la puntada final y el tono ajustado a los versos.

Beccar era un crítico teatral que firmaba sus comentarios en los periódicos de su época: El Diario, Última hora y Noticias Gráficas. Por sus contactos con actores y empresarios teatrales, comenzó a colaborar y se animó a escribir sus primeras obras en colaboración con otros autores y posteriormente, ya fraguado en el tema, realizó otras que alcanzaron el éxito. También construyó algunos versos de tango, uno de los cuales: Titiriteros con música de Salvador Merico, lo grabaría Carlos Gardel. En  los finales de su vida trabajó en el diario Clarín.

                                       


Noche callada lo grabaría Francisco Canaro con su orquesta en forma instrumental el 10 de marzo de 1927. Ese mismo año lo llevó al disco Ignacio Corsini con sus guitarristas. El estreno estuvo a cargo de Julio De Caro con su orquesta en los bailes carnestolendos realizados en el Teatro San Martín y Azucena Maizani realizó el bautismo de este tango cantado, en el Teatro Porteño.

En realidad no tuvo un recorrido importante, hasta que Alfredo De Angelis con su orquesta y el triunfante dúo de sus cantores Carlos Dante y Oscar Larroca lo vuelven a traer a la palestra en Radio El Mundo. Fue muy aplaudida la ejecución, igual suerte correría en las veladas danzantes y finalmente lo llevará al disco el 6 de octubre de 1953.

                                                 


Es un tango bastante distinto en relación a los que cumpuso Julio De Caro a lo largo de su exitosa trayectoria, por eso hoy lo he escogido y lo traigo al blog. Curiosamente Cristino Tapia no figura en la partitura del tema pero está reconocido como co-autor de la música.

Y lo escuchamos por las orquesta de Alfredo De Angelis con las voces de Carlos Dante y Oscar Larroca.