Homero Manzi
Bailetín de guitarras en el barrio sencillo.
Corralón de San Telmo con porrón de madera.
Una sombra que fuga y otra sombra que espera.
Y el sainete que labra su final a cuchillo.
Con el pucho en los labios, mira el nido vacío.
Un resplandor de rabia se incendia en el cigarro.
¡Pucha...! No haberla visto cuando anudaba el lío
para... como quien dice... para pararle el carro.
En la bomba de Cánning abrevan los frisones.
Mientras liquida el pucho, el mozo los espera.
Pasa un percal recuerdo. Brotan las intenciones
y un cuajarón de sangre queda sobre la acera.
Pobre Nicasio Torres, se lo tragó Las Heras.
Las noches de San Telmo no lo ven de hace mucho.
En la paz de las tardes adorna lapiceras
y se aleja en las nubes que le regala el pucho.
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