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jueves, 28 de abril de 2022

Homenaje a Manzi

    No conocí a Homero Manzi pero ahora tengo amigos que lo fueron suyos y gustan deslizar en los recuerdos con palabras y anécdotas que enriquecen la imagen andariega que de adolescente descubrí de soslayo en las calles céntricas.  

   Cuando yo era muy joven, lo tengo visto en la Confitería Real o en el Ateneo de Carlos Pellegrini, centros faranduleros, o presuroso por las veredas de  Corrientes, y una última vez -inconfundiblemente barbado- en la entrada del cine Ópera, cuando allí se exhibía su película El último payador, prolongadora de su canto a Betinotti, el payador de las madres.

                                   


   Esta postrera relación de distancia fue en 1950, poco antes de que muriera tempranamente, poco más allá de la curva de los cuarenta. Añado la posibilidad de que tal vez lo viera, sin saberlo, en el boedense café de San Juan y Loria, a cuya vuelta vivía yo de niño, ese café donde quemó horas juveniles de bohemia. 

   Pero todo eso no importa, o apenas si importa para mí, en cuanto de Homero Manzi cada porteño quiere -y puede- reclamar algo. Empero, lo mejor y definitivo que de él debe saber la ciudad, está en sus versos. El lirimo de sus tangos, milongas y valses se ensancha hasta un capítulo porteño tan densamente cálido y comunicativo como el que resulta del lejano Evaristo Carriego, a quien, necesariamente, tanto amaba Homero.

   Hay por ahí páginas de Manzi en que confiesa cómo echó por la borda iniciales pretensiones de ortodoxia literaria y se volcó a la poesía popular. De pronto, sabiéndolo o no, sin duda queriéndolo, rompió esa muralla de cemento que suele separar a los letristas versificadores de los poetas. Cierto que en la singular aventura no estuvo sólo, según se advierte en perspectiva, ya que el tango -el pico más empinado de Homero- reinvindica una prodigalidad poética que con la misma facilidad no puede ostentar el cancionero popular de otra latitudes.

   Al menos el moderno cancionero, inevitablemente entreverado a la ley de la oferta y la demanda. Discepolín, Celedonio Flores, Enrique Cadícamo son algunos de sus hermanos, y más que el director Pascual Contursi su precursor es el espiritual José González Castillo, en el centrípeto amor  al barrio -Boedo, Pompeya- y el centrífugo hálito universalista de poesía.

   Con todo, Homero es totalmente  personal y distinto, y hasta la nostalgia en que canaliza su amor por la ciudad -su paisaje, sus hombres, sus cosas- no es la sacralización del pasado sino la lámpara votiva de la niñez y la temprana juventud que cada ser lleva.  Pueden rastrearse en él las influencias emocionales de Carriego o las más severas y en el mejor sentido retóricas de García Lorca, lo que tardíamente preocupa a los críticos literarios, remisos en la admiración que Nicolás Guillén expresó sin remilgos.

   Personalmente me seduce la lectura de sus letras independientemente del canto. No es menospreciar la melodía ni descartar el placer de las voces que cantaron esas letras. Nos acompaña Gardel en Milonga sentimental o Fiorentino en Malena o Edmundo Rivero en Sur, pero en un aparte íntimo buscamos el valor autónomo de las letras de Manzi. Se encuentra y reencuentra así al poeta neorromántico que no alcanzó a publicar libros. Desde luego, hasta lo pueden descubrir los que son remisos a la canción.

                                  


   El piano del maestro Sebastián Piana y la voz de Julián Centeya concurren a una versión diferente y esencial de Homero Manzi, esta vez un Homero sin trinos, reducido a lo que simplemente se dice, a lo que siquiera se recita, a sus desnudadas palabras. Tanto Piana como Centeya tienen títulos para la experiencia, además del vínculo fraternal que los unió al poeta.

   El músico fue su amigo y en piezas memorables, su colaborador. También fue su amigo el hombre gris de Buenos Aires, en el ámbito menesteroso y mágico del barrio. En el teclado, aquél reedita confidencialmente las exquisitas notas que lo hermanan a Manzi y borda otras igualmente inolvidables de Troilo o de Demare.

   La proeza de Centeya es de otra índole: No tiene impostación de actor ni se pretende diseur, y en consecuencia acostumbra a leer o decir sus propios versos lunfardos, pero tiene la sobrada cargazón de barrio, esquina y tango que necesita para prestar su voz a Homero.

                                                                                            JOSRGE MIGUEL COUSELO

(En la parte posterior del elepé "Homenaje a Manzi", editado por AZUR PRODUCCIONES)

   Podemos escuchar a Sebastián Piana al piano y Julián Centeya recitando Voz de tango, el tango de Homero Manzi y Sebastián Piana, que es uno de los temas del disco

                            



martes, 26 de abril de 2022

Bien Milonga

                                                 Bailá este tango que al bailar
                                                 hace florecer los cinco sentidos.
                                                 Qué ensimismada y linda vas,
                                                 sí, qué linda estás recostada en mí.

   Es lo que nos pasa en los Martes madrileños de BIEN MILONGA, con esa música mágica que te penetra el alma y te lleva en volandas por la pista. El tango ya es patrimonio mundial y se baila en todos los rincones del planeta. Aunque siempre sonarán esos acordes que nos dejaron aquellos genios.


                           
     
      Y como es costumbre para ira metiéndonos en la pista mentalmente y preparando los remos para esta nochecita milonguera, nos entonamos viendo a esas parejas que lucen su garbo, sus pisadas y sus figuras en variopintas pistas del planeta.


Arrancamos en Corea. Concretamente en Tango o Nada. Podemos ver a Vanesa Villalba y Facundo Piñero, bailando allí el tango A Evaristo Carriego interpretado por por la orquesta Forever Tango. 



   El siguiente paso es en la milonga Más que tango, que se desarrolla en Parma (Italia). Allí Agustina Piaggio y Carlos Espinoza se van a lucir con el valsecito Dichas que viví por la dupla Biagi-Falgás.

                                          
   

   Y nos vamos a la bonaerense Zárate, al Ladys Tango Festival  para ver  a Johana Copes y David Palo, que se mandan al ruedo con la milonga Por la huella, por Rodolfo Biagi, cantando Carlos Saavedra.

                                         

  
Y esta nochecita, bailamos a piaccere en BIEN MILONGA. ¡Venís?

                                
                                                                   

sábado, 23 de abril de 2022

Al compás del corazón

    Este tango que fue todo un suceso en los años cuarenta y se prolonga en el tiempo, encierra una historia realmente sorprendente, imaginativa, y borda imágenes con un intenso poder de sugestión. La música y la poesía de Domingo Federico y Homero Expósito se aúnan nuevamente con su potencia estética, luego del éxito de Yo soy el tango, y logran toda una creación con este tema que dejará huella.

Domingo Federico
   

   Cuando Domingo Federico llevó la obra terminada se la mostró a sus compañeros en la orquesta de Miguel Caló, que a veces llegaba un poco tarde, y la ensayaron un par de veces, recibiendo el plácet de los músicos. Y en el comienzo de la soireé del Ocean, intentaron tocarla antes que estuviera el director, aunque como Podestá acababa de irse con Di Sarli, no tenían cantor esa noche. Y Francini se ofreció para cantarla, con los versos escritos en un papel para recordar la letra. Y gustó, arrancando muchos aplausos. 

    Cuando está ya el director al frente, nota que el público pide esa pieza que él no conoce. Les pregunta a los músicos y éstos le cuentan la historia. Entonces  Caló no sólo acepta el pedido de la gente sino que, al escucharlo decide incorporarlo inmediamente a su repertorio. Será Raúl Berón, el nuevo cantor tras la marcha de Podestá a la orquesta de Di Sarli, quien lo registra con la orquesta en un disco que tendrá mucho recorrido.

                                   

Homero Expósito

   Si ya de por sí, la anécdota es más que curiosa, la raíz del tema la supera. Porque Domingo Federico estudió medicina y estuvo cerca de recibirse. Era su meta junto a la del bandoneonista, pensando en las pasiones musicales de su padre que tocaba el violín y también se había comprado un bandoneón, que compartía con el muchachito.

    Desde el natal sitio de Parral y Gaona de Domingo, la familia se había trasladado a Carmen de Patagones en el sur bonaerense, a 900 kilómetros de la capital. Allí comenzó a estudiar el bandoneón, después de intentarlo con el violín y el piano y compartiéndolo con el secundario. Cuando regresan a la capital, el muchacho toma clases decisivas en el conservatorio de Pedro Maffia.

    Pero, a la vez, quiere también terminar sus estudios de medicina, y aunque ya ha actuado en locales céntricos con su hermana, a quien le había transmitido muchos de sus conocimientos y la acompañaba desde el piano, busca mejorar la vida familiar y la enfermedad de su madre. Y progresar en la Universidad de Medicina, por más que muchas veces acudiera sin dormir casi, debido a las noches de tango.

   Y allí le ocurre la anécdota que geminará años después en un tango de éxito. Durante una clase, el profesor de anatomía, aplicando las teorías de Luigi Galvani, hizo latir el corazón de una rana diseccionada, mediante impulsos eléctricos. Le impresionó tanto el experimento que le quedó en la cabeza durante mucho tiempo. 

                                           


    Y una noche, hablando con Homero Expósito le comenta el caso, cree que se puede hacer un tango que se llame: Late un corazón y en principio él tiene ya plasmada casi la música. Se la hace escuchar, Homero toma el monstruo y a los pocos días tiene lista la poesía que junto a los compases de Federico será un gran éxito. 

   Curiosamente, Podestá que había conocido la anécdota, graba el tema con Di Sarli, en cuya orquesta estaba desde hacía tres meses, el 9 de abril de 1942. Y Miguel Caló con Raúl Berón lo lleva al disco el 29 de ese mes. Dos golazos que seguimos bailando. El título inicial quedó como subtítulo. Y lo bailamos Al compás del corazón.

    Hay varias versiones muy buenas de este tango, pero nos vamos a ceñir a las dos que citamos en la nota. Porque son realmente para disfrutarlas una y otra vez.

                                     

Late un corazón.../ déjalo latir.../ Miente mi soñar.../ déjame soñar.../ late un corazón porque he de verte nuevamente. / Miente mi soñar porque regresas lentamente...

                                      


viernes, 22 de abril de 2022

Simplemente Pichuco

    El hogar de los Troilo suele ser muy concurrido, y aunque Pichuco se empeñe en suponer que es fácil localizarlo, "porque estoy siempre en casa", la realidad supo demostrarme lo contrario. Este reportaje fue hecho, como dije, en dos encuentros, y entre una y otra cita transcurrieron tres semanas. Es que, en el ínterin, la pareja debió viajar un par de veces a Mar del Plata para organizar sus vacaciones, que según me contó luego Troilo se interrumpirán el 20 de febrero: debe regresar a Buenos Aires.

   A pesar de la aparente calma chicha que parece rodearlo, don Aníbal estuvo muy activo en los últimos tiempos, ocupado en preparar su próximo espectáculo —Simplemente Pichuco— que habrá de estrenar el 12 de marzo en el porteño teatro Odeón. Será un reencuentro con la escena y con el público, tras nueve meses de obligado reposo a causa de su operación en la cadera; Troilo está impaciente bajo su máscara de deidad oriental.

                                        


   Campechano, para nada me pareció un hombre simple. Es más, me sorprendió su prolijidad a la hora de recordar fechas y detalles, y la extrema atención con que escuchaba mis preguntas. Es obvio que a él no se le escapa nada, aunque regale un aire de señor impertérrito. Hombre de pocas palabras y gestos mínimos, sólo de tanto en tanto se permite entornar sus ojitos, que pueden ser expresivos, como para enfatizar alguna respuesta. Parece gustoso de juguetear con sus manos pequeñas, muy pulcras, extremadamente blancas.

(De una nota de Dionisia Fontán)

   Y fue lo último que hizo musicalmente en vida: "Simplemente Pichuco". Fallecería el 18 de mayo de ese año 1975. Y nos quedaría esta muestra final de su gran obra. (Gentileza de Lautaro Kaller).

                        


jueves, 21 de abril de 2022

Julio De Caro abrió los caminos de la evolución

    La escuela decareana abrió todos los caminos de la evolución del tango. Francisco De Caro -hermano de Julio- fue quien revolucionó lo iniciado por Juan Carlos Cobián. Con él y por él quedó claramente definido que el piano debía realizar el acompañamiento armónico.

   Sin Francisco no se hubieran incorporado al tango otros pianistas como Osvaldo Pugliese, Carlos Di Sarli, Horacio Salgán u Osvaldo Tarantino. Otro tanto ocurrió con los dos bandoneonistas del Sexteto.

                               
    

   Con los fraseos breves, ligados, con morosas aberturas y cierres silenciosos en Pedro Maffia predominó el sonido íntimo y la técnica. En cambio, en Pedro Laurenz los fraseos son agrestes y su fuerte temperamento expresivo se unió a Maffia para lograr un inquietante equilibrio sonoro en duelos bandoneonísticos, en muchas ocasiones a capella y en inspiradas variaciones,

   Estos dos maestros crearon todas las posibilidades para que pudiéramos disfrutar de las virtudes de figuras cumbres como Aníbal Troilo, Julio Ahumada, Leopoldo Federico, Máximo Mori, Eduardo Rovira, Osvaldo Ruggiero, José Libertella, Dino Saluzzi, Daniel Binelli o Néstor Marconi.

   Es entonces cuando la lúcida, equilibrada capacidad de Julio De Caro complementa el enlace. Con el contracanto armónico de su violín que ejecutaba en forma envolvente, ligando con su arrastre personal todo cuanto creaban sus compañeros del sexteto famoso, logrando a su vez un sonido expresivo inédito hasta entonces.

                                


   Sin virtuosismo pero con un gran  sentido musical en donde se emsambla el sonido criollista de Bardi con el perfil ciudadano. Eso mismo que luego se encontraría en sus hijos predilectos como Alfredo Gobbi (por excelencia), Cayetano Puglisi, Antonio Rodio, Mauricio Missé, David Díaz, Enrique Francini (con evolucionado virtuosismo), Mauricio Marcelli (cuando canta la melodía sin alardes virtuosistas).

   Y, en el caso de Zsymsia Bajour, se da la perfección en la técnica violinística como concertista internacional y con admirada devoción hacia Julio De Caro en las versiones de Decarísimo (1961) -de y por Piazzolla-, y en Todo corazón (1975) junto a Armando Cupo y Luis Stazo. 

   Julio De Caro abrió los diques de la creación dentro del tango.

   Nélida Rouchetto (Revista La Maga - Agosto de 1994)

(Podemos escuchar al sexteto De Caro interpretando el tango de Francisco De Caro (letra de Dante Linyera), Loca bohemia, grabado el 14 de septiembre de 1928)  

                                


martes, 19 de abril de 2022

Bien Milonga

                                                El tanguear se te fue al corazón
                                                como un dulce secreto de amor,
                                                y es por eso que cuando bailás
                                                te trabaja una intensa emoción...

    Sí, nos pasa a todos los milongueros de ambos sexos. Es el gran secreto del tango al bailarlo: El sentimiento. Aquellos que no llegan a impregnarse el alma  de tango cuando milonguean, nunca serán un buen bailarín, aunque firuleteen tupido. En la cancha se ven los pingos y en BIEN MILONGA lo tenemos muy asumido.


                         

    Podemos darnos una vuelta por distintas milongas del mundo y ver algunas exhibiciones que nos ponen a punto para esta noche. Hay muchas parejas que desfilan bajos los focos y hoy traemos a:

   Sebastián Arce y Mariana Montes, que en el Siracusa Tango Festival demuestran su glamour y su intenso sentimiento milonguero, bailando el tango Invierno, por la orquesta rusa Solo Tango.



 Nos desplazamos a la milonga porteña Parakultural, en el Salón Canning. Allí la pareja Ricardo Calvo-Sandra Messina, se lucen bailando el tango Emancipación por la orquesta de Osvaldo Pugliese.


     Cerramos el motivador viaje virtual en el Recuerdo Tango Festival que se realiza en Varsovia (Polonia). Allí  Vanesa Villalba y Facundo Piñero bailan el tango Loca por el cuarteto ruso Solo Tango.  

                                          


   Y ese sentimiento lo volcaremos esta noche en la pista madrileña de BIEN MILONGA.                      

domingo, 17 de abril de 2022

Mores, un proveedor de títulos internacionales

    Cuando Mariano Mores, entonces Marianito, ingresó en el mundo del arte popular allá por los años treinta, lo hizo con títulos especialísimos, a través de una personalidad adolescente, dotada de facultades pianísticaa realmente sorprendentes.

   Compositor, instrumentista, cantante, arreglador, su polifacética  actividad artística se vigorizó con la  impronta con que realizaba creaciones realmente espectaculares, junto a las entonces  hermanitas Mores. Y así, el día en que Francisco Canaro  lo descubre e instala como parte constitutiva de su orquesta, junto a Luis Ricardi, el otro pianista, las puertas de la popularidad y la fortuna se abren para quien apenas había traspasado los veinte esperanzados años.

Canaro y Mores
                                

   Ya entonces era alguien, con la preponderancia de su impulso y su talento creador. Pronto emerge con páginas memorables. Ya no se trataba del ejecutante espectacular que desbordaba a su instrumento sino del autor de obras que trascienden fronteras hasta convertirlo  en un excepcional proveedor de títulos internacionales comn las colaboración de poetas dela talla de Enrique Santos Discépolo u Homero Manzi.

   Su capacidad orquestal, realmente sorprendente por lo intuitiva, le permitió el abordaje a instituciones orquestales de contextura clásica en el orden sinfónico en memorables audiciones de carácter popular que contaron con admiradores y detractores de sus posibilidades profesionales.

    Mariano Mores es, a su modo, un importante aporte sanguíneo a las corrientes innovadoras cuyo vuelo conceptual se vuelca no solamente sobre la contextura formal de la composición, sino también para un tratamiento de la orquesta, lleno de  elegancia y colorido que, en algunos casos, y dentro de las limitaciones naturales, alcanzó un vuelo pucciniano.

    Cátulo Castillo- Revista La Maga, Agosto 1994.       


 Tras  el fallecimiento de Mariano Mores,  Andrés Calamaro  rindió un sentido homenaje a quien consideraba un amigo.

   En su página de facebook, Calamaro escribió un extenso recordatorio titulado "Mariano Mores, creador extraordinario del tango".

   -El cielo se estaba abriendo para dar paso con honor y gloria al maestro y amigo Mariano Mores. Fue una hermosa y muy importante oportunidad humana poder compartir días, canciones y grabaciones con el maestro Mariano».

   Mediante una persona conocida nos conocimos en una cena y fue cuando me dijo: ‘Andresito, sos el futuro de la música popular de nuestro país’… Yo ni me había sentado y no estaba –entonces– para créemelo demasiado, pero la palabra de los sabios está para escucharse. Siempre traen algo de razón consigo.

   Entonces quedamos para visitarnos en su casa de Barrio Norte y escribir juntos una canción: "Jugar con Fuego".

                                           

Calamaro y Mores

   El maestro era exigente con la métrica, la formalidad de la canción y las palabras. Él también pulimentaba su arreglo en una partitura que ganaba en interés y enjundia cada día, cada tarde que compartíamos en su piso recoleto.

   Hablamos mucho y de muchas cosas en aquellas semanas escribiendo. Entre otras cosas le confesé la importancia de la grabación: no siendo yo un hombre de partituras. Que necesitaba un registro grabado para tener la canción y recordarla.

   Entonces nos encontramos en los estudios de grabaciones Del Abasto. Fueron dos tardes salpicadas por alguna anécdota y alguna conversación buena en un bar bien porteño. Alguna sesión fue filmada y perdida en las mudanzas o en las mudanzas vitales. Como corresponde.

   Aquello fue realmente el comienzo de una importante amistad con el maestro.

   Me invitó a cantar con piano y con orquesta en sus extraordinarias actuaciones en los teatros de la calle Corrientes, conciertos salpicados con danza folklórica y gran identidad argentina, fui su invitado de honor y le pedí que me firme un pañuelo donde escribió una dedicatoria honorable.

   Grabamos dos canciones mas en las sesiones de mi álbum ‘Honestidad Brutal’, siempre con detalles para el recuerdo histórico, desde la ropa con que se presentó, elegantísimo, para grabar con JB, hasta las palabras dichas que hoy prefiero atesorar con los recuerdos inéditos. Mariano me dedicó un elogio formidable que quizás tres personas escuchamos y que el pudor me invita a conservar prudente en el silencio de la despedida: ¡Gracias, maestro!.

     En el tiempo que la fortuna quiso, compartiendo encuentros con Mores conocí mas de su dimensión de creador y figura primordial de la música nuestra y universal; sus éxitos, sus convicciones, su calidad humana, su calidez familiar, su generosidad y las cosas que nos contamos los hombres que conocemos los pliegues de la noche y las bambalinas del espectáculo.

   Qué elegancia la de Mariano Mores, que me esperaba de punta en blanco después de echarse una siesta cada tarde en su casa.

   Y qué músico de primerísima categoría, de los que ya no existen».

   ¡Hasta siempre, grande entre grandes: Mariano Mores!.     

   (Podemos ver a la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Daniel Barenboim, interpretando la milonga de Mariano Mores: El firulete)

                               


        

   O al maestro dirigiendo a su orquesta en el Luna Park, que interpreta ese hermoso tango suyo: Tanguera. ¡Un lujo!)  

                                         
                                                                    

sábado, 16 de abril de 2022

Frases de Cadícamo (tango)

 

                                         


   Música que llega desde allá / y nos hace lagrimear.

   Donde en la noche tibia y serena / su antiguo aroma vuelca el malvón.

   Y aunque quiera arrancarla,  desecharla / y olvidarla / la recuerdo más...

   Torvo cementerio de las naves que al morir / sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir

   De los espejos turbios / de mi melancolía, / Todos nuestros amores / surgen de aquellos días...

   Todo el mundo está en la estufa / triste amargo y sin garufa, / neurasténico y cortao...

   Ché papusa, oí / como surgen de este tango los pasajes de tu ayer...

   Al raro conjuro / de noche y reseda / temblaban las hojas / del parque, / también

   Aunque busques en tu verba / pintorescos contraflores / pa'munirte de cachet

   Y a las milongueritas pa'darles dique / al irte con tu "camba" batís "allón"

   Yo fui viajero del dolor / y en mi andar de soñador / comprendí mi mal de vida

   Tango que viene de lejos / a acariciar mis oídos /como un recuerdo querido / con melancólicos dejos...

   Gime, bandoneón, / grave y rezongón / en la nocturna verbena...

   Nada duele tanto como ver / desenrrollar del carretel / el hilo de la juventud...

   Ya te devuelto / tus cartas... tus retratos, / charlemos otro rato / que pronto ya te irás... 

   De los espejos turbios / de mi melancolía, / todos nuestros amores / surgen de aquellos días...

   Apellido distinguido, / gran señor en las reuniones, / por las damas suspiraba / y conquistaba / sus corazones.

   En la tarde evocadora  / tu teclado amarillento / está mudo y ya no siento / tu lenguaje rezongón...

   Como un bajel cansado ya del mar / yo busco como él un puerto donde anclar.

   En tus mesas escucharon / los reseros de Tablada / provocativas payadas / que en cien duelos terminaron.

  No vendrá../ Bien lo sé que ella no vendrá... / Y aunque esperar ya no quiero / otro rato más ... la espero...

   Por la calles de la vida / nos perdimos vos y yo...

   Tan sólo sé / que tuviste el valor de encontrar / el instante oportuno de huir / con mis sueños detrás...

   Ella puso sus flores de anemia /  en mis sueños de frío y pobreza.

   Aquí, en este Montmartre, faubourg sentimental , / yo siento que el recuerdo me clava su puñal.

   Nada hay más lindo ni más compadre / que mi suburbio murmurador, /con los chimentos de las comadres / y los piropos del Picaflor...

   ¡Hermano! / Yo no quiero rebajarme / ni pedirle, ni llorarle / ni decirle que no puedo más vivir... / Desde mi triste soledad veré caer / las rosas muertas de mi juventud...


viernes, 15 de abril de 2022

Tangata lisa

                               


      

                                             Quiero bailar este tango,
                                             tango alegre y sensiblero
                                             con un estirpe orillero,
                                             que va perdiendo aquel rango.

                                            Tango liso, tango, tango,
                                            tango suave o milonguero,
                                            sin el corte arrabalero
                                            pero siempre tango, tango.

                                            Bailo... Este tango a mi manera
                                            que mi amor no se desgrana,
                                            cuando llega la mañana
                                            si es ella la que, me espera.

                                            Bailo... Y hago un alto, en este paso.
                                            Quiero mirarme en tus ojos,
                                            quiero escuchar tu silencio,
                                            quiero perderme en tus brazos.

                                           El baile es una expresión,
                                           de armonía y movimiento,
                                           vibrar de los instrumentos,
                                           cadencia, brillo y color.

                                           Baile y tango hermanos son,
                                           de esa historia ciudadana,
                                           pintadas en porcelana,
                                           dos sombras y un bandoneón.

                                           Bailo... Este tango a mi manera
                                           que mi amor no se desgrana,
                                           cuando llega la mañana
                                           si es ella la que, me espera.

                                           Bailo... Y hago un alto, en este paso
                                           quiero mirarme en tus ojos,
                                           quiero escuchar tu silencio,
                                           quiero perderme en tus brazos.

                                                     Letra de Santiago Juan Meli
                                                     Música de Carlos Meli                         



martes, 12 de abril de 2022

Bien Milonga

                                                Tango milongón
                                                suave y compadrón,
                                                que puso el encanto entre mis brazos. 
                     

 El abrazo del tango es una de las cosas que más apasiona a los bailarines, porque aún cuando dos personas que hasta ese momento no se conocían y ahora coinciden bailando juntos, la sensación de estar abrazados intentando en comunión seguir el ritmo de la música y dibujar unas figuras es algo muy especial.

Como sucede todo los Martes del año en BIEN MILONGA, donde la música, la pista y el ambiente entrañable que se respira coinciden para que se disfrute a tutiplén de todo lo signifca bailar Tango.


   En plan aperitivo nos damos una vueltita por pistas del ancho mundo, donde el tango ha sacado carnet de identidad y cada día aporta más bailarines de ambos sexos a las pistas. Por algo será, ¿no?

   Arrancamos en Timisora (Rumania), donde en el Festival de Tango de dicha ciudad bailan Germán Ballejo y Magdalena Gutiérrez el tango Este es el rey por Juan D'Arienzo y su orquesta.

                          
    Efectivamente, el tango no sólo se ha instalado en diversas regiones dle planeta sino que también hay conjuntos y pareja de bailarines de dichos países interpretándolo con acierto. Como la orquesta rusa Solo Tango y esta pareja de dicho país: Olga Nikola y Dimitry Kuznetsov, que se mandan con el valsecito Desde el alma, al estilo Pugliese.                             
:                                         

  Y nos vamos al pago. concretamente a la milonga Yira Yira en Gricel de la calle Rioja, donde pasamos tantas hermosas noches. En este caso son Nadia Johnson y Demián García quienes bailan Parque Patricios, la milonga dedica a mi rioba, por la orquesta de Pirincho Canaro, cantando Ernesto Famá..
 
                                          
  Si no te atacaron las ganas de largarte a BIEN MILONGA, es que no sos milonguero...


lunes, 11 de abril de 2022

Golondrinas

    Confieso que me encantan los animales en general, pero especialmente los pájaros y las aves. Me gusta desayunar y ver a través de la ventana a gorriones, urracas, palomas torcazas y otros ejemplares más pequeños revolotear febrilmente de un sitio a otro. Y ahora en primavera observar, como lo estoy haciendo,  llegar a las golondrinas viajeras en grandes grupos. Es otro placer visual increíble.

   Tienen un vuelo raudo, cambiante, nervioso, fácilmente detectable de repente, porque atrapan insectos en su recorrido y se alimentan de ellos, algo por lo cual son apreciadas, sobre todo en el campo. Pero las golondrinas se han afincado en las ciudades, y construyen también sus nidos en los edificios poblados por seres humanos, por lo cual pueden volver año tras año, y luego de un duro y larguísimo viaje regresar al nido que crearon el año anterior. 

                                        


   Esos  nidos tienen forma de taza. Lo construyen con bolitas de barro en graneros y construcciones similares, y, como he dicho, también en el techo de terrazas, guareciendo a los pollitos de lluvias, vientos y ataques de otras especies, gatos y demás. Lo curioso es el sentido de la orientación que tienen para regresar al mismo lugar donde dejaron su nido vacío, volando una cantidad de kilómetros -ocho, diez, doce mil- increíble hasta ese lugar que fue la  maternidad de sus crías.

   Y también relaciono toda esta aventura con la nuestra. Como lo define maravillosamente Alfredo Le Pera, ese gran poeta, tan poco reconocido, en su tango Golondrinas, que lleva música de Carlos Gardel, y que éste estrenara en la película El Tango en Broadway. La misma se filmó en Long Island (Nueva York), entre junio y julio de 1934 y se estrenó curiosamente, en el porteño cine Broadway de la calle Corrientes 1155.

   

   A propósito de las canciones que canta en este filme, Gardel  explicó en una página de información de la Paramount, su opinión sobre las canciones del filme.

     -Todas me gustan mucho... No obstante, siento una pequeña predilección por Golondrinas, la canción que he dedicado a los muchos artistas latinos que viven en Greenwich Village, barrio bohemio, en Nueva York. Alfredo Le Pera escribió la letra; es un asunto sentimental que compara a los artistas latinos con las golondrinas que, después de haber permanecido ausentes largo tiempo, regresan al fin a sus países nativos.

   Y si uno se detiene a pensar a los viajes de nuestros padres, tan lejos de sus lugares de origen, de tanta gente que se ha ido lejos, de los que huyen de las guerras dejando atrás sus hogares y pensando en la vuelta... Estos versos de Le Pera tienen tanto para reflejarnos en ellos. Esas ansias viajeras que nos movieron durante mucho tiempo, las ganas de volver al suelo natal, al barrio, a los amigos, tantas cosas perdidas en el tiempo...

Golondrinas de un solo verano
con ansias constantes de cielos lejanos...
alma criolla, errante y viajera
querer detenerla es una quimera...
Golondrinas con fiebre en las alas
peregrinas borrachas de emoción...
siempre sueña con otros caminos
la brújula loca de tu corazón.

                                                  
Alfredo Le Pera


   El mapa sentimental del poeta vuelve a dibujarse con el sueño del reencuentro. Aún sabiendo que el futuro distópico del viajero con sus peripecias y el paisaje de la realidad conjetural se transforman en cierto locus de la nostalgia. Ataviado de recuerdos, azotado por las dentelladas de la memoria, encuentra historias en la realidad de la vida. Y sus anhelos se convierten, metafóricamente, en golondrinas virtuales que vuelven a su lugar de origen en grandes bandadas, con la misión cumplida.

Criollita de mi pueblo,
pebeta de mi barrio,
la golondrina un día
su vuelo detendrá.
No habrá nube en tus ojos
de vagas lejanías,
y en tus brazos amantes
su nido construirá.
Su anhelo de distancias
se aquietará en tu boca,
con la dulce fragancia
de tu viejo querer...
criollita de mi pueblo,
pebeta de mi barrio,
con las alas plegadas
también yo he de volver.
 
En tus rutas que cruzan los mares
florece una estela, azul de cantares,
y al conjuro de nuevos paisajes
suena intensamente tu claro cordaje.
Con tu eterno sembrar de armonías
tierras lejanas te vieron pasar,
otras lunas siguieron tus huellas
tu solo destino es siempre volar.

   Gardel en una interpretación única, cómo sólo él pudo hacerlo, lo llevó al disco en 1934, secundado  por las guitarras de Guillermo Barbieri y José María Aguilar. Acá podemos verlo intérpretandolo en la escena de la citada película: El tango en Broadway, donde también cantó Rubias de New York, Caminito soleado y Soledad. . Lo acompaña la orquesta dirigida por el músico argentino Terig Tucci.

                             




 

viernes, 8 de abril de 2022

Tango, un acto de magia

   Hace poco, en una de esas bibliotecas de casonas porteñas que son una especie de tesoro escondido hasta por sus propios dueños, puesto que fueron transmitidas de generación en generación y pocas veces visitadas, me crucé con un sinfín de libros sobre tango, disímiles y extravagantes en su mayoría, muy serios y hasta filosóficos algunos, pero todos dispuestos a desmadejar una madeja que, todo hay que decirlo, de seguro no llegarán a ver desmadejada.

   Hablar de tango es complejo simplemente porque ni siquiera hay unanimidad (ni cerca de ello), sobre qué es y mucho menos qué significa.

                              

Leonel Ángel Mitre presentando su cinefilia tanguera

   Esto quiere decir que para algunos el tango es un tipo de expresión musical, para otros una danza, para muchos una representación cultural de un país, para otros un espacio social de encuentro cosmopolita, un observador activo del devenir de los tiempos turbulentos o pacíficos de una cultura, un estilo de vida, un trabajo, un pasatiempo, un amor, un amigo, y muchas versiones harto analizadas que al final sólo dicen que intentar analizar no es más que tomar en una noche oscura el camino por el que se llega al callejón sin salida.

   Es así que desde el amanecer siempre resultará difícil hablar del tango porque no se sabe a ciencia cierta (y ya esta frase es una trampa, porque difícil será saber a ciencia cierta un arte), aunque huelga aclarar que no lo sabemos en el aspecto general o filosófico, es decir, en lo que representa para todos, puesto que difícilmente no lo sepa cada uno en su fuero interno. Eso sí se sabe.

   Cuando me crucé con esta biblioteca, entonces, llevaba impreso en la frente (y llevo todavía, y llevará quizá por siempre y cada día más grande, porque el conocimiento no conduce más que al vacío provocado por la conciencia de la enormidad de lo desconocido) la duda sobre lo que el tango significa.

   Había libros que versaban sobre la historia del origen del tango, libros sobre sus músicos, sus poetas, sus devenires tumultuosos según los movimientos políticos; libros sobre técnicas de enseñanzas de la danza, sobre lo oculto del tango, sobre sus personajes, y todo un compendio de increíbles temas que no sólo podrían servir para un artículo como este, sino para largos y complejos (o no tanto, pero sí largos), libros escritos sobre el tango.

Bailar Tango según Laura Falcoff

    Esa noche, entonces, abrí al azar muchas páginas y leí arbitrariamente muchos textos, y entre tanto se quedó conmigo un párrafo de una antología de textos sobre danza, de Laura Falcoff:

   -Uno de los rasgos más interesantes de baile de tango es el típico comportamiento que impone al hombre y a la mujer. Para decirlo de una de las varias maneras posibles: el varón conduce a su compañera –por la pista, en los movimientos y figuras que le sugiere, y sin que entre ellos se miren ni se hablen- a la vez que elige los pasos con que va armando su baile. La mujer se deja conducir, atenta a lo que marca el hombre, aunque su respuesta no es, de ningún modo, pasiva. La propuesta improvisada del hombre y la respuesta espontánea de la mujer se producen simultáneamente, con un tipo de entendimiento que suele resultar misterioso a un espectador ocasional.

                                  

   Por supuesto, la primera mirada podría ser dedicada íntegramente a la cuestión de ese incesantemente mencionado “patriarcado” social que el feminismo lucha por erradicar, y no caben dudas de que el tango, como concepto, como técnica, terminaría en algún tipo de embrollo para justificarse a ese respecto.

   Sin embargo, no es esa la cuestión por la que aquel pequeño y arbitrario párrafo se mantienen en mi memoria, sino por algo más elemental, más puro, más poético y, por qué no decirlo, más romántico: el encuentro mágico de dos personas que, la mayoría de las veces, no se conocen, no se han tratado, no tienen más datos uno del otro que los datos tan completamente inexactos que apenas da una cara, los rasgos, las líneas demarcadas de una espalda, dos hombros o una cintura.

    " … el tango logra aquello que quizá no logre el resto de la vida … "

   Y sin embargo el tango logra aquello que quizá no logre el resto de la vida o, al menos, buena parte de ella: un entendimiento total y profundo entre dos personas, la codificación no a partir de un conocimiento intelectual sino instintivo, puro y a la vez delicado, casi sutil. Movimientos de uno que generan movimientos de otro, y a partir de ellos, además, un goce pleno y silencioso, secreto, envuelto en el manto de la música que gira en una sola dirección, de compases que tienen tanto significado como para generar libros y teorías filosóficas, y aún así se simplifica en un resumen de sutilezas, de roces, de encuentros perceptivos que evaden y superan las palabras.

   Esas palabras que aquella noche encontré por millones dispersas en una biblioteca, de la cual no logré llevarme más que la idea de lo que bailar tango significa: Un acto de magia.

                                                                                                         Leonel A. Mitre

(Leonel Ángel Mitre, nacido el 31 de diciembre de 1975 en Buenos Aires, Argentina, es escritor, abogado, gestor cultural y fundador de Cinefilia Tanguera. Poseedor de la colección de cortometrajes sobre tango más importante del mundo, ha presentado el ciclo en más de treinta países y cuatro continentes con un suceso sin precedentes en el género.)

  

jueves, 7 de abril de 2022

Salgán, el rey mago

   El sacudón llegó, otra vez por teléfono y en la voz de una mujer. Esta vez fue ella la que llamó, pero el asunto había empezado con una actuación mía casual, o no tanto. Mi amigo Guillermo Teruel me había llevado a LS9 Radio La Voz la Aire, cuyo dueño era el famoso Emilio Karlstulovic, propietario también de la revista Sintonía. Yo creía haber ido como público nomás y no imaginaba tener que cantar pero, una vez allí, vino el pedido de Kartulo al que traté de negarme cortésmente.
   -Vea Don Emilio, hace muchos años que no canto. Además, no he traído mi guitarra.

   El primer argumento lo pasó por alto y, en unos pocos segundos, me habían puesto ya en las manos una buena guitarra. No tenía salida. Canté acompañándome yo solo: hice una zamba cuyo nombre no recuerdo y cerré con Caminito. Cuando me iba, me avisaron que alguien había llamado pidiendo hablar con Edmundo Rivero "ese cantor que estuvo cantando recién"; había dejado su número y pedía que me comunicara. Copié el dato en una caja de fósforos y me la metí en el bolsillo.

                                       


   Dicen que la suerte llama siempre dos veces y, esta vez, aparte de que era ya la última, casi no le abro la puerta. Sólo después de unos días hice el llamado y resultó que era una dama allegada a quienes, créanme o no, también estaban formando una orquesta y tenían interés en mí como cantor. Cosa rara que la suerte llame las dos veces casi de la misma manera, que me busque en el tubo de un teléfono y, en las dos ocasiones, con la voz de mujeres vinculadas al ambiente musical.

   Esta vuelta lo decisivo fue el propio Salgán. Fui sincero con él cuando le previne:
   -Vea que he dejado de cantar hace años y que mi estilo es muy personal. Mejor no se arriesgue.
   El maestro Salgán fue, en esos momentos y en muchos otros después, quien me dio la confianza que podía faltarme, de modo que arreglamos, pero no sin que yo le abriese esta posibilidad:
   -Mire, sea como sea, considéreme a prueba. Si la gente me aplaude, sigo. Si no, amigos lo mismo pero yo largo. 

   La prueba de fuego nos tocó de salida nomás, en un club de Avellaneda. Era una mano brava porque hacía de veras mucho tiempo que no cantaba en público y además porque mi repertorio era chico. Sólo tenía dos o tres canciones y no las de más gancho por aquellos años, pero la cosa fue yendo a más. Algunos ponían cara de extrañados ante el zorzal jetón y empezaban a sonreír ante mi voz de bajo, pero la mayoría se iba quedando pendiente de la letra porque les estaba cantando "con todo".

   Historias sencillitas, antiguas, como la de La uruguayita Lucía, prendían en la gente como nunca hubiera imaginado. Me acuerdo que fue el éxito de los carnavales del 46, en Boca Juniors, donde Salgán estuvo contratado junto con otra típica, de un cantor que por entonces hacía roncha. Sin embargo, la gente dejaba de bailar para escucharme. Habíamos ido de puntos y terminamos siendo banca.
                                 


   De la orquesta de Salgán y, sobre todo del señor Horacio Salgán, tengo un recuerdo querido e imborrable. No todas fueron fáciles para que aquellos tres años con él fueran de ascenso para mí. Alguna vez nos tropezamos todavía con algún baile peligroso, uno de esos lugares donde mi voz o mi pinta tenían aún que pagar derecho de piso.

   No olvido que el señor Horacio Salgán, no sólo se la bancó conmigo sin que, cuando hizo falta, fue el que me acercó el estímulo imprescindible.
                                                                                                                Edmundo Rivero

(Y pese a lo que cuenta sinceramente Rivero en el libro "Una luz de almacén", tuvieron muchos problemas con directivos de la radio y con las grabadoras que no aceptaban la voz y el estilo de Rivero tan distinto a otros cantores de moda. La prueba está en que, de aquella etapa de Salgán-Rivero, no hay un solo disco grabado. Pasaron 15 años, ya se había consagrado definitivamente con Troilo y era una gran figura del tango, cuando en 1961, 1962 y 1969, realizó una serie de grabaciones con Horacio Salgán.
  Los escuchamos en este registro discográfico de 1969. El tango de José González Castillo y Sebastián Piana: Sobre el pucho.
                          
   
   O en este inolvidable concierto celebrado en el teatro Colón, el 17 de agosto de 1972, en el que estuve en las primeras filas. Rivero canta Trenzas con la orquesta de Salgán muy reforzada musicalmente. INOLVIDABLE...

                                     

                          

martes, 5 de abril de 2022

Bien Milonga

                                                  Compás floreado de tango
                                             me está endulzando el acento,
                                             para decirte – te quiero –
                                             con mi mejor expresión.
                                             Por tu amor y donde cuadre 
                                             se hace tango mi emoción,
                                             al son de un ritmo que late
                                             lo mismo que un corazón.
 
   Ese compás de tango que nos late en el cuore y nos llena de emoción en la pista, lo vivimos cada Martes del año en BIEN MILONGA. Porque es una parte importante de nuestras vidas y nos acompañará hasta el final, como buenos milongueros que somos, de alma.

     
   Siempre realizamos un precalentamiento virtual, recorriendo distintas milongas del mundo, donde parejas profesionales dejan su rastro bailando esos temas que no tienen fecha de caducidad porque como decía Discépolo: en el quinientos diez y en el dos mil también... los seguimos milongueando. 

   Por ejemplo, nos vamos a la Milonga Sur at Le Fleuve, en Lausanne (Suiza) donde Ariadna Naveira y Fernando Sánchez, bailan el tango Nochero soy, por la orquesta de Osvaldo Pugliese. 

                       
   De ahí saltamos al porteño Marabú, donde se instala la milonga Malena. Y, en este caso son Jimena Hoeffner y Fernando Carrasco los que se mandan con el valsecito Temo, por la Típica Víctor, cantando Mario Corrales. 

     
   Y ahora nos piramos a Pekín (China), concretamente a la Milonga Master 2015. donde podemos ver a Vanesa Villaba y Facundo Piñero haciéndose aplaudir al bailar la milonga Reliquias porteñas, por la orquesta de Francisco Canaro.  

                                         

    Y, como debe ser, el próximo paso es esta noche en la madrileña BIEN MILONGA. 

                                                

lunes, 4 de abril de 2022

Vencido

    En aquellos años de la adolescencia, recuerdo cómo disfrutaba la poesía porteñaza y llegadora de Héctor Gagliardi, "El triste", como le llamaban. Sus versos, publicados en reducidos libritos : Por las calles del recuerdo, Puñado de emociones, Esquina de barrio, Versos de mi ciudad, El sentir de mi ciudad, los compraba mi hermano y los compartíamos con otros chiquilines, recitándolos entre nosotros. 

   Actuaba por radio, en teatros y clubes, a veces acompañando a orquestas y se fue entreverando en el tango, que era una parte grande del fervor ciudadano, Esa creatividad que se nutre de la técnica y la espontaneidad brotaba a chorros y le propiciaba el baño de masas por la realidad diaria de las cosas que uno ha acariciado, ha vivido, y las ve reflejadas en esos versos sencillos, tan nuestros, que captan lo sustancial.

                                           

   En el tango iría dejando sus señales con Medianoche, Claro de luna (ambos compuestos con Aníbal Troilo), Igual que antes, con Joaquín Mora, Humillación, con Pedro Vergez, Primer beso (vals con Dante-Noda), Alergia (milonga con Enrique Francini), Matrimonio, con Roberto Carlés, Perdoname hermano (con Edgardo y Osvaldo Donato), Yo te recuerdo tranvía (con Leopoldo Federico), Uruguay, yo te saludo (con Donato Racciatti) o Vencido (con Orestes Cúfaro).

  Este último tema, con una música muy apropiada, que lo empina aún más, me trae muchos recuerdos de aquella época en que mi hermano estaba en casa escuchando esas grabaciones que amontonaba, sobre todo cuando cobraba su sueldo quincenal. Y pasaba Vencido por D'Arienzo-Echagüe una y otra vez. Cuando comencé a bailar, tempranamente,  era también uno de los temas que no faltaban en las milongas aquellas de mi temprana juventud.

                                         


   Escuchándolo ahora, tantos años después, vuelven a acudir a mi mente esos versos tristones que van delineando la letanía final del hombre-muchacho que revive trazos de sueños olvidados, de noches de milonga fantasmales que deambulan por su alma, y el declinar de todo un ambiente soleado que lo envolvía. Cuando creía que el mundo suyo era un jardín. Y ahora, vencido, la realidad lo azota con el final que borra todas sus hazañas y sólo deja destellos desteñidos de ellas.

La negra melena enluta la almohada
de un pobre muchacho, que está en el final,
pasea en la pieza su triste mirada,
clavando el olvido su fiero puñal.
La colcha acaricia su mano alargada,
que tantas cinturas bailando apretó
un pucho se duerme en la zurda cansada
y sólo se oye el tic-tac del reloj.

   Con el tango va hilvanando la utopía de lo cotidiano, intentando delimitar un espacio y un tiempo del que sólo quedan rastros en su castigado cuerpo. Los rituales, la vida, la gente, los gestos, costumbres y su peculiar dandismo nostálgico en una pista milonguera. Contornos que siluetean formas móviles, inalcanzables, que desmembran de golpe todo el conjunto y sólo hay un retrato que lo acompaña en sus momentos finales y el periódico tirado en el suelo, como sombras de su soledad definitiva.

Desfilan en la penumbra
recuerdos de lo que ha sido
pasado, que se derrumba,
presente que lo ha vencido.
Vencido de mala suerte
porque el vivir es un tango,
la compañera es la Muerte,
que sola, viene a buscarlo.

Espera que venga a llevarlo a su lado,
total a ninguno le importa más de él,
y alivia su pena mirando al costado,
el viejo cuadrito de Carlos Gardel.
La vista se entrega, quedándose quieta,
dejándole un velo de llanto amargao
y el suelo que alfombra una Crítica ""sexta""
recibe un suspiro y un pucho apagao.


   Lo grabó Juan D'Arienzo, cantando Alberto Echagüe, el 6 de abril de 1949. Reitero que me trae reminiscencias este registro discográfico que tantas veces he escuchado y bailado. Incluso en aquellas primeras prácticas milongueras con los muchachos de la barra.