Esgunfia de alzar giles en la rúa,
de afanarles la guita sin clemencia
de afanarles la guita sin clemencia
contra el posta manual de la decencia,
ya fuera con engrupe o con ganzúa,
de pasar lungas noches en cafúa
barajando el clamor de mi conciencia
me batí: si no cambio la tendencia
después ya no levanto ni con grúa.
Busqué mi salvación en la indulgencia
que un confesor me dio en la celda oscura
donde garpé la justa penitencia.
Hoy la yugo con honra, con altura,
pues llevo de mi mano la inocencia
del pibe redentor que me hizo el cura.
MARTINA IÑÍGUEZ
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