Fue el cantor que más arrastre tuvo entre la parroquia femenina. Los temas que interpretaba eran pasionales, desgarrantes, sentimentales. En esa tesitura no tuvo rival.
Incluso cuando militaba en la orquesta de Osvaldo Pugliese, el director, sabiamente, supo explotar ese filón y le daba cuerda para que respondiese al fervor de sus feligresas, y también de los milongueros que lo aplaudían y vivaban al grito de "¡Caruso...Carusoooo!
Era italiano de origen, nacido en Strevi, suburbio milanés, y se llamaba Remo Andrea Domenico Recagno. Llegó con su familia a la Argentina con apenas 4 años y era un porteñazo total, en su decir, en el empilche, su sentido de la amistad y de la bohemia de su época.
Estuvo casi diez años en el conjunto de Pugliese, congregando multitudes en las milongas y dejó 54 temas grabados con el mismo. Sus grandes éxitos fueron El abrojito y Pasional. La dupla Jorge Caldara-Mario Soto le proporcionaron tres tangos acordes a su estilo y lo cierto es que fueron un golazo total: Pasional, Por pecadora y Muchachita de barrio.
Mario Soto era el presentador de la orquesta. Cuando Alberto Morán decide dejar la formación de Pugliese buscando un mejor horizonte económico como solista, forma su propia orquesta que dirige el pianista Armando Cupo, a quien conocía de alguna suplencia en el conjunto de Pugliese, en las ausencias de éste por estar preso, debido a sus convicciones políticas.
Entonces debutan y se instalan en la Confitería Montecarlo de Corrientes y Libertad, adonde yo iba permanentemente y allí terminé haciéndome amigo del Flaco. Mario Soto con Cupo componen varios tangos a la medida de Morán, como Mientras quede un solo fueye, Una vida más y Juntos.
Y el Flaco se presentaba siempre con el estribillo de Muchachita de barrio, entre las ovaciones y gritos de sus fanas:
Humilde pebeta de todos los barrios
almita que sueña, rayito de sol.
Muchachos que ponen el alma en un tango
y que se estremecen al compás del bandoneón.
Viejitas canosas de nobles arrugas
con ojos que irradian ternura y amor,
a todos ustedes les traigo esta noche
un pedazo grande de mi corazón...
Lógicamente con su entrega dramática sufrió mucho su garganta y el final fue penoso. Pero nos quedará siempre el recuerdo de su pinta, su desgarro emocional y esa entonación que, en sus primeros temas con Pugliese muestran a un cantor de muchos quilates.
Como anécdota interesante vale la pena acotar que Sandro, el gran ídolo del rock y baladista, reconoció que Morán fue su ídolo y su espejo.
Acá lo traigo con el leit motiv de sus presentaciones. Con la orquesta de Armando Cupo, grabado en 1955: Muchachita de barrio. Y me parece estar viéndolo aferrado al micrófono los ojos cerrados y abrazándolo como si tratase realmente de una mujer.
Muchachita de barrio - Alberto Morán
Con el perdón del autor de la biografía, quiero comentar que el cantor de la orquesta de Pugliese al cual apodaban "Caruso" era a Jorge Maciel
ResponderEliminarEstuve en numerosas milongas con la orquesta de Pugliese en los años 50. Morán era el ídolo de las milongueras y la barra de Pugliese le gritaba admirativamente: "¡Caruso...Caruso!". Lo seguí en la confitería Montecarlo, cuando era solista y lo acompañaba la orquesta de Armando Cupo. Ahí me hice amigo del Flaco. Cuando más le gritaban era cuando cantaba casi "a capella", San José de Flores y Media noche La historia no me la contaron. La viví. Y a Maciel lo traté cuando estaba en la orquesta de Alfredo Gobbi, y más tarde con el Sexteto Tango.
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