En una oportunidad llevé a Astor Piazzolla al programa que
teníamos en Radio Argentina los domingos a la mañana con Osvaldo Papaleo. Como yo armaba
la música, llevé varios CD del marplatense con el fin de ir matizando la
entrevista.
Mi
sorpresa fue cuando se me ocurrió poner una grabación del recordado Octeto
Buenos Aires que tanto dio que hablar en su día y Piazzolla se cabreó al
escucharlo (Qué raro, ¿no?)
Intenté
entrar en el diálogo con toda clase de razones, pero Astor sólo argumentaba que
“eso” era el pasado y que no le interesaba a nadie. Piazzolla siempre fue así,
un tipo de “prontos”. Al rato se le pasaba. Años más tarde le confesaba a mi
amigo Natalio Gorín (que me regaló su libro en Londres ’95), que “el Octeto
Buenos Aires (1955) fue un impacto artístico, pero el trabajo duró muy poco.
Incluso cedimos las regalías para poder grabar. Hoy ese L.P. sigue dando la
vuelta al mundo, tiene cientos de reediciones, llenando los bolsillos de los
vagos que viven a expersas de los verdaderos dueños de la obra, en este caso los
músicos del Octeto: Enrique Mario Francini, Hugo Baralis, José Bragato, Juan
Vasallo, Atlio Stampone, Horacio Malvicino, Leopoldo Federico y yo”.
Y subrayaba
su decisión de irse a Estados Unidos después de esta
experiencia.
Astor Piazzolla con el Octeto Buenos Aires en 1956
(Canal 7)
De izquierda a derecha: Stampone, Nicolini, Baralis,
Federico, Piazzolla, Bragato, Francini y Malvicino
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Vale
la pena volver a escuchar a ese Octeto que marcó toda una época en el tango y
que según el director, realizar el difícil equilibrio sonoro del Octeto llevó
dos años y quedaba mucho por descubrir…
Y
hoy traigo dos de aquellas versiones del LP. Incluso con las explicaciones del
propio Piazzolla.
Marrón
y azul
(Astor Piazzolla). Inspirado en los Marrones y Azules de Georges Braque. Este
tango fue arreglado en 1955 y los solos están ejecutados por Piazzolla y
Leopoldo Federico en contrapunto con Hugo Baralis. Luego Francini ejecuta uno de
sus solos más felices. En la variación rítmica del final improvisa Horacio
Malvicino. Fue ésta la primera composición con improvisaciones de guitarra
(A.P.)
Los
mareados
(Juan Carlos Cobián). Esta magnífica composición melódica está tratada con
nuevas armonías sin desvirtuar la parte original. Los solos están ejecutados por
Enrique M. Francini, Horacio Malvinino y A.P. Después de la incesante labor
armónica moderna durante todo el tango se aprecia el magnífico descanso final en
base al acorde perfecto de Si Mayor (B).
Y a
continuación de este introito piazzolístico, vale la pena arrancar escuchando
las dos versiones citadas que tanto ruido hicieron entonces. Y con
razón.
Éste y otros de tus trabajos subidos al blog me están ayudando con algunas investigaciones que estoy haciendo sobre violinistas de la historia del tango (por ahora Vardaro, Kaplún, Gobbi y Francini).
ResponderEliminarMuchas gracias por el post, muy interesante.
Gonzalo.