Con este tango que creó Osvaldo Pugliese quedó marcado definitivamente el estilo de su orquesta. Si bien el mismo tiene una filiación decareana, el yumbeado de su orquesta será desde aquel año 1946 en que lo compuso y lo grabara con su conjunto, el quiebre de la síncopa que lo definirá. Lo completará posteriormente en un trío con Negracha y Malandraca compuestos en 1948 y 1949 que brillarán y destacarán en la órbita tanguera como señal de su gran inspiración ya señalada en 1924, con Recuerdo, posiblemente su gran obra maestra, cuando apenas tenía 19 años de edad.
La orquesta de Pugliese logró siempre la adhesión entusiasta y apasionada de los milongueros de ambos sexos y eso lo he vivido en mis carnes desde mis comienzos en las pistas o bailando con su orquesta en vivo. Los pasos yumbeados, bien puglieseados, eran una marca preferida por muchos. Incluso en la barra de muchachos que yo integraba había mayoría de hinchas de su orquesta.
En su diálogo con Arturo Marcos Lozza, Pugliese relata cómo fue la creación de La Yumba:
-Le he dado una marcación percusiva. Por ejemplo, los norteamericanos en el jazz hacen una marcación dinámica, mecánica, regular, monocorde. Para mi concepto, la batería no corre en el tango. Ya han hecho experiencias Canaro, Fresedo y qué sé yo cuántos. Pero para mí la batería es un elemento que golpea. El tango, en cambio, tiene una característica procedente de la influencia del folklore pampeano, que es el arrastre, muy aplicado por la escuela de Julio De Caro, por Di Sarli y por nosotros también. Y después viene la marcación que Julio De Caro acentuó en el primer y tercer tiempo, en algunos casos con arrastre. Y nosotros hemos hecho la combinación de las dos cosas: La marcación del primer tiempo y del tercero, y el arrastre percusivo que sacude.
Horacio Ferrer decía que lo que Adiós Nonino es al estilo musical de Piazzolla; lo que Milonguero viejo es al estilo de Di Sarli, lo es La yumba al estilo de Pugliese. Concebida por la repetición variada y casi obsesiva de un diseño rítmico de dos compases sutilmente contrastado mediante la intercalación de pasajes melódicos, esta composición postuló una inédita fisonomía de tango orquestal.
El cierto que la interpretación de la orquesta de Pugliese le da el tono que caracterizará a su orquesta y que este tango lo expresa tan bien. Curiosamente el maestro de Villa Crespo recordaba siempre un encuentro que tuvo con El Cachafaz, cuando tocaba él con la orquesta de Pedro Maffia en el Moulin Rouge y el famoso bailarín concurría a menudo a la sala. Luego se encontraban en las madrugadas, en un café de Corrientes y Montevideo. Fue cuando Pugliese le preguntó:
Quedó pensativo unos segundos, con las manos sobre el piano. Yo a la expectativa, mirándolo. Y arranca como veinte compases con una garra, marcando efusivamente con el pie y en cada marcación yo escuchaba que decía: "Yum...yum". Y yo seguía el ritmo con la cabeza y con el pie, diciendo también "Yum" para marcar ese ritmo terminante. Finaliza los compases y yo, de pronto, comprendiendo, quedo impactada. No sabía qué decirle, lo abracé y le dí un beso en la frente.
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