En estos momentos pandémicos que estamos viviendo, lejos de nuestros lugares de encuentro, de los amigos, del café, de la charla, del cine y especialmente de la milonga que nos depara una satisfacción íntima, desbordante, acudimos una y otra vez a las fuentes para vivificarnos con la música. Esa que nos iluminó con su fosforescencia desde niños, nos entibió los días invernales desde la radio y nos ahormó en la milonga. En esa fiesta popular que se ha ido desparramando por el mundo con su sortilegio y la escenografía que es todo un trampolín para la imaginación, los sentimientos y para el cuore milonguero..
Hay muchos tangos, milongas y valsecitos dedicados a esa fiesta popular que iluminó Buenos Aires en los años cuarenta y cincuenta, donde tantos clubes de barrio y confiterías céntricas le abrieron sus puertas a las parejas endomingadas para disfrutar las dimensiones emocionales y sensoriales de esta danza porteña y huir de las tinieblas de la vida cotidiana. Ese, si se quiere, pequeño ritual, es todo un trampolín para la imaginación. Incluso en los preparativos, por su vitalidad fugaz y hedonista.
Eladia Blázquez, entrañable poeta que supo trasladar al papel, e incluso a las partituras, tantas cosas reales de nuestras vidas diarias con un trabajado concepto estético, también rescató los rituales que formaron y forman parte del acervo porteño. Con la lucidez de su imaginación y como referencial del género que ha sido, nos lleva de paseo con el lenguaje que florea el pentagrama. Reverberancias de esa fiesta popular que tanto estamos extrañando.
Milonga y tango,
Tango y milonga de mi ciudad.
Estoy de fiesta
Y en mí la orquesta sonando está.
Me bamboleo
Al balanceo de su compás,
Milonga y tango,
Tango y milonga de mi ciudad.
Y el resonar de sus sones
Va diciendo por el aire:
¡Para tener ciertos dones
Hay que ser de Buenos Aires!
Hay que sentir en las venas la magia
De su latido febril,
Y conocer la nostalgia
Al estar lejos de aquí.
Milonga y tango,
Tango y milonga de mi ciudad.
Estoy de fiesta
Y en mí la orquesta sonando está.
Me bamboleo
Al balanceo de su compás,
Milonga y tango,
Tango y milonga de mi ciudad.
Cuando aparecen los duendes
Misteriosos de la noche,
Mi Buenos Aires se prende
En el alma como un broche...
Entonces flotan los ecos de un aire,
Sentimental y burlón,
Y hay un dolor Buenos Aires
Y un olor a bandoneón.
Milonga y tango,
Tango y milonga de mi ciudad.
Estoy de fiesta
Y en mí la orquesta sonando está.
Me bamboleo
Al balanceo de su compás,
Milonga y tango,
Tango y milonga de mi ciudad.
Podemos escucharla a la propia Eladia cantando este tema tan llegador...
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