Barrio de timba fuerte y acomodo,
pasional de guitarras altiyeras,
yo he volcado el codo
de todas tus esquinas
con una potranca rea, Josefina,
que hoy se inscribe en los hándicaps de fondo.
Bajo Belgrano, sos un monte crioyo
tayado entre las patas de los pingos.
Creyente y jugador, palmás el royo
en la misa burrera del Domingo.
Y antes que porteño sos crioyo viejo,
y barajás veinte palabras en inglés
-pursang, race, horse y pedigrée-
salpicadas de aracas y canejos.
Patios de stud
curados de valsecitos viejos
y de tangos del sud
que vienen tirando la bronca desde lejos.
Portones con ramos de morochas
a punto de dulzura.
Yo sé de una... ¡me cacho!
prepotente y diquera,
que lleva la mirada de todos los machos
en la cintura,
como en un revuelo de moscas bosteras.
Bajo Belgrano,
patria del portón,
sos un barrio
querendón.
Y regalás a las pibas estuleras
que se pasan bordando los mandiles
para el crack que después resulta un cuco,
el ramito de flores oriyeras
que crece en la maceta de tus trucos.
CARLOS DE LA PÚA (Carlos Raúl Muñoz)
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