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lunes, 20 de marzo de 2023

Nito Farace

    En su cara se observa una sonrisa constante, se sienta y antes que le pregunten algo, comienza a hablar solo.  Sus palabra fluyen sin cesar, como si la última vez que hubiese visto a Troilo hubiera sido hace unos días. Nito Farace tuvo el honor, dice de tocar con Pichuco, y los primero que sale de su boca es:

   -A mi me gusta recordar al Gordo en su faz cómica, contar anécdotas chistosas, tantas cosas que ocurrieron en las giras y todo para reírse... 

   -Usted siempre admiró a Troilo, ¿aún antes de tocar con él?
-La verdad es que yo era hincha de Julio De Caro y de Osvaldo Fresedo. Y un día, D'Alesandro, un jugador de fútbol que era muy amigo de Troilo, me contó que se habían ido dos violines de su orquesta y me preguntó si quería entrar. En ese momento le dije que no,  para mí el Gordo es otro D'Arienzo, le contesté. Después de muchos años se lo conté a Pichuco y me confesó que tenía razón, que todos lo imitaban a D'Arienzo porque era el que rendía.
                           
                                   


   -¿Por qué después accedió a tocar con él?
   -La orquesta había cambiado mucho y después me hice hincha de Troilo. Además, me habían prometido ir a tocar a Uruguay para hacer la temporada de verano,. Había dejado todo por eso y al final no me llamaron. Me vine a Buenos aires y conocí a Fernando Tell. Me comentó que iban a empezar con El patio de la morocha y acepté.
   -¿Como era la relación de Troilo con los músicos?
   --Muy buena, era una persona alegre, con mucho sentido del humor, muy emotivo. Para dirigir tenía su carácter, me acuerdo de uno de los últimos bailes de Carnaval, creo que era en Comunicaciones y había poco dinero. En la primera vuelta nadie bailaba y todos tocaban desganados. Y ahí se notó el pode de convicción que tenía. Antes de la segunda vuelta, se puso al lado de la escalera y decía mientras se restregaba las manos: "¡Con tutti muchachos, la guita es otra cosa; con tutti..."... Y se lo repetía a cada uno que pasaba. Esa vuelta fue impresionante, ¡tenía un poder de comunicación con la orquesta!!! La gente se empezó a amontonar... No me olvido más de eso...
   -¿No era de enojarse fácilmente?
   -No, pero estuvo más de dos años peleado con Eduardo Marino y me cupo a mí el honor de hacerlos amigar. Estaban distanciados porque Marino era de AADI y el Gordo pensaba que estaba en contra de sus intereses. Yo le hablé y todavía tengo la imagen de ellos dos abrazados en el pasillo del teatro. 

   -De todas las noches que tocaron juntos, cuál es la que más recuerda?
   -Hubo una que es inolvidable: tocamos en mi pueblo, Arroyo Seco. Había una cena-show en el escenario y la segunda vuelta era para bailar en otro salón que había al lado. era el mes de julio y hacía muchísimo frío. salimos para ir a tocar a otro lugar y cuando vi la primera puerta lo metí al Gordo, después entré yo y enseguida me di cuenta que ahí no era. Estábamos en la parte de atrás del mostrador y le dije:
-No, Gordo, acá no es...
   Él me miró, me sonrió y me respondió:
-Sí, es aquí...
   -Se quedó ahí sirviéndose de las botellas que se le ocurrían y todavía hoy me encuentro con gente que me comenta:
-A mí me engañaron porque fui a ver a Troilo y ni apareció.

                                  
Copes, Troilo, Alba Solís y Rivero en "Simplemente Pichuco"


   -Cómo lo vio la última vez que tocó con él?
   -La verdad es que estaba mal, el teatro había aflojado mucho, la gente no iba a ver el espectáculo y yo noté dónde estaba la falla. Cuando fui a decirle que faltaban más estrenos de él para que cantaran Alba Solís y Edmundo Rivero, me dijo que ya no tenía más ganas. Y esto que voy a contar es la primera vez que lo cuento:
   El último sábado él estaba muy triste. Cuando salimos del escenario  sentí que él venía detrás de mí y de repente me puso las manos en los hombros, su cara quedó al lado de la mía y miró hacía arriba, no me lo voy a olvidar nunca... como si quisiera decirme algo. Pero sólo me dio una palmada en la cara y siguió..
   A mí me quedó la duda después de su muerte porque Zita me contó que a las cinco de la mañana se levantó y estuvo en el baño más de diez minutos. Nunca pude hablar con su médico, no me dio crédito y yo le quería preguntar cuál había sido la causa de su muerte. Él se sentía muy amargado por el fracaso de la obra Simplemente Pichuco... Si hubiese hecho algunos cambios como para levantar el espectáculo todavía estaría vivo, tenía buena salud..

(Nota de Lorena Paley - Publicado en LA Maga. 1995)

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