Pertenezco a una generación de músicos de tango que trató de renovarse constantemente practicando una vanguardia que al final nos apartó de la esencia melódica del género. Caímos en un tobogán que nos llevó a cualquier lado. De pronto, escuchando las viejas grabaciones de Carlos Di Sarli, me dí cuenta de lo mucho que nos habíamos apartado del camino. Injustamente olvidado y ofendido por los supersticiosos de siempre, entre los cuales por seguir premisas absurdas, pude encontrarme, el maestro sentó una cátedra a la que ahora me veo obligado a volver por deseo espiritual, por sentimiento, por una imperiosa necesidad de hurgar insaciablemente en la verdad del tango.
En sus manos y en las de su orquesta, el tango tenía una polenta que no volvimos a encontrar en ningún otro conjunto: la olvidamos -creo- buscando un camino equivocado. Tal expresión no significa bajar la cortina a la búsqueda de innovaciones, ni tampoco un retroceso. Siempre estaré atento a todo tipo de aperturas, pero esas tangentes no significan que uno deba olvidar las fuentes, relegando los hitos impostergables que marcaron Arolas, Bardi, De Caro y Di Sarli.
Existe una etapa intermedia que se nos murió y que ahora quiero recuperar. Hoy el tango se graba pensando en el mercado exterior, el cual demanda títulos que desde "El choclo" a "La cumparsita", o "A media luz", pertenecen a la historia de Grosso. De esa manera quedó sepultada, para los tangólogos del futuro, la genial etapa que produjo "El incendio", "Didí", "El recodo", "Un lamento", "Siete palabras", etcétera; cuya enorme trascendencia no superó nuestras fronteras debido tal vez a la falta de versiones en una melodía fácil, accesible.
Mientras realizaba este LP tuve siempre presente mis recuerdos de bandoneonista junto a Di Sarli en memorables veladas del antológico Marabú. Yo estaba sentado junto a su piano y cuando giraba la cabeza para mirar al maestro, escucharlo tocar, me hacía creer que era yo quien ejecutaba la compadrada inyectada por él al tango. El compás y el ritmo que comunicaba a la orquesta, me envolvía en su música de una manera mágica, milagrosa, onírica. Me hacía sentir que todo yo era tango: vivía un tango que jamás debía haberse apartado de mí y que eché al olvido no sé porque extraña viaraza del techo.
Pero ahora el regreso es con tutti y eso constituye mi mejor homenaje al viejo maestro. Pienso que he madurado y estoy de vuelta de esos berretines y firuletes ridículos, que sólo mata el tiempo, y que la tarea emprendida reúne nervio, seriedad, abrir brechas, pero hoy y aquí he vuelto a reunirme con el tango, en un homenaje que sólo le cabe a Carlos Di Sarli.
Leopoldo Federico
Y después de esta maravillosa confesión, vale la pena escuchar un par de temas de ese LP. Primero el hermoso tango de Alejandro Junnissi: El ingeniero. Y a continuación una selección de temas de Carlos Di Sarli.
05- El ingeniero - Leopoldo Federico
07- Selección de temas de Carlos Di Sarli- L-Federico
y bueno leopoldito mejor desayunarse tarde que nunca a vos te quedo grande la orquesta del gran maestroi no dabas pie con bola mejor dicho no dabas en la tecla que queres vos acostumbrado a los firuletes y las estridencias tocar alli en esa sinfonica a puro arrastre del fueye con alguna picadita,el picado ligado del tuerto no era algo a lo que vos estabas acostumbrado sos un virtuoso bandoneonista y un gran musico pero con el magico no habia solos deviolin ni de fueye ni variaciones metrometricas solamente timbre,voz orquestal ,melodia pura,te diste el lujo de tocar en la orqueta mas milonguera de la historia ,date por hecho.alli tito simon vardaro scorticatti ramos vos plaza y otros se vieron obligados a desaparecer en lo que parecia una masa de musicos anonimos pero del anonimato surgia la voz de la orquesta el timbre el estilo del gran señor del tango vos hiciste tu esfuerzo en pos del new tango y por alli te perdiste que queres piazzolla y rovira fueron unicos no se malograron en la ejecucion de un tango hibrido,pero... tenes bien ganado tu lugar y reconocimiento entre la grey tanguera
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