Recuerdo que bailábamos en la Confitería Montecarlo de la calle Corrientes, con la orquesta de Tito Martín que sacaba aproximadamente el ritmo del Rey del compás y su cantor se asomaba a la manera de cantar de Alberto Echagüe. Y estas formaciones tenían trabajo en radio y sobre todo en los bailes de fin de semana, dada la enorme cantidad de clubes que había en el Gran Buenos Aires o en provincias.
Al maestro Carlos Di Sarli también le salieron conjuntos que buscaban sacar ese estilo sencillo pero tan personal del gran pianista de Bahía Blanca. Dante Puricelli lo hacía a veces, como también la Típica Novel, y Ricardo Pedevilla lo intentó en algunas oportunidades. Como a Di Sarli cada tanto le daba por dejar la orquesta y retirarse a descansar, en uno de aquellos relâches, la orquesta de Pedevilla tomó impulso y encontró aceptación en radio y veladas bailables.
La verdad es que sonaba muy bien, porque era un bandoneonista de larga data, había actuado en las orquestas del negro Joaquín Mora, Ricardo Malerba o Rodolfo Biagi. También había conformado tríos, acompañado a cantantes femeninas y tenía buena formación musical.
Ricardo Pedevilla, Daniel Álvarez y Nicolás Pepe en 1935 |
Si bien Pedevilla estuvo muchos años en el tango, su etapa de mayor resonancia popular transcurrió entre 1950 y 1953. Osvaldo Piro debutó a su lado en la fila de bandoneones con apenas 15 años. En esa etapa de comienzos de la década del cincuenta la orquesta pudo grabar en el sello Pampa y sus discos tuvieron recorrido en radios y ventas.
En 1956, los músicos de Carlos Di sarli, tuvieron problemas con su director, se escindieron masivamente, formaron orquesta propia y le pusieron de nombre: Los señores del tango. Utilizaban el mismo repertorio disarliano, sus partituras y hasta sus cantores de entonces.
Allí comenzó la declinación de la orquesta de este bandoneonista de Almagro que fue desapareciendo de las marquesinas y fue rápidamente olvidado, porque además Di sarli volvería a reaparecer con nueva orquesta y nuevas grabaciones. Son los riesgos de las imitaciones.
Lo traigo al blog con dos versiones de su buena época. El estagiario, de Martín Lasala Álvarez grabado en 1950; y Siete palabras (1951) de Prudencio Aragón o Juan Maglio (ambos se adjudicaron la autoría). El parentesco musical con Carlos Di Sarli es innegable.
07- El estagiario - Ricardo Pedevilla
17- Siete palabras - Ricardo Pedevilla
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