A mí me la contó ambas Pepe Barcia, compañero y amigo en una revista que hacíamos en la Editorial Abril y en la cual yo era Jefe de Redacción y Barcia se ocupaba del turf. Era un buenazo, me regaló tres libros suyos y entre ellos, ése donde también relata la creación de Tabernero y que acá lo traigo.
En uno de aquellos inovidables almacenes con despacho de bebidas, la mayoría regentados por inmigrantes gallegos, situado en la inersección de las calles Rivadavia y Dolores, barrio de Flores, se reunían cotidianamente una barra de amigos. Esto sucedía en toda la Capital porteña, pero en este caso se trataba de un grupo de amigos, vinculados la mayoría, con el ambiente musical de la época.
Una noche llegó a la rueda, como lo hacía habitualmente, Raúl Costa Olivieri, que como tantos muchachos de la época querían emular a Gardel y Magaldi. Al tiempo de sentarse, anunció a sus amigos: "Traigo algo". Fausto Frontera, un violinista que anduvo tocando por Francia e Italia y compuso páginas como Cortando camino o Callejera entre otras, y Miguel Cafre, lo miraron perplejos y expectantes y Costa Olivieri comenzó a recitar unos versos que, luego con un lápiz, escribiría en el mármol de la mesa.
Cafre - que se apellidaba en realidad Cáfaro e integraba un dúo muy conocido con una muchacha apellidada Mendoza-, y Frontera no se demoraron en improvisar, midiendo al tanteo el tiempo de los compases, la melodía que encajaba en la letra, pero sin anotarla.
Al día siguiente, a hora temprana, se presentó Costa Olivieri en la casa de Frontera. Mostraba preocupación porque se le habían borrado de la memoria las estrofas creadas la noche anterrior de repente, al modo de los payadores.
-Vamos al almacén -sugirió Frontera- quizás todavía no hayan limpiado la mesa.
Efectivamente, éso sucedió y así se rescataron los perdurables octosílabos del tango Tabernero, estrenado el 19 de octubre de 1919 en el Teatro América de la calle Boedo, en una función a beneficio de los canillitas (vendedores de periódicos), por Cafre-Mendoza, y que grabaría en disco, antes que nadie, Ignacio Corsini.
Carlos Gardel ensayando con sus guitarristas Ricardo y Barbieri |
Cuando se lo llevaron a Gardel, su franqueza no anduvo con rodeos. No sólo no le gustaba sino que dijo: Además Miguel (Cafre) lo canta muy bien y yo no podría hacerlo como él. Curiosamente, en 1927, estando en España, mientras iba en un taxi por Barcelona se lo oyó cantar al conductor del coche y Gardel le preguntó si ese tango que cantaba era un tango español.
-No, hombre, es un tango argentino y se llama Tabernero - respondió el chófer.
Gardel se entusiasmó entonces y lo grabaría con sus guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri a los pocos días de aquel hecho, y porque las "escobas" del gran cantor lo conocían muy bien al tango, al que registraron con el título de "El tabernero".
Aníbal Troilo hizo toda una creación de este tema con la voz de Fiorentino -que luego lo repetiría con Basso-. Pichuco lo puso nuevamente en órbita con gran repercusión, grabándolo el 28 de mayo de 1941. Enrique Rodríguez con Armando Moreno, hizo una buena versión y hasta Juan Legido, el popular cantante español, lo registró con orquesta en Lima, Perú.
Vamos a escuchar dos versiones de este tema que hoy recordamos con su historia incluida.
Cristóbal Repetto con ese estilo que trae reminiscencias de aquellos Magaldis y Corsinis, lo interpreta acompañado de sus guitarristas. Y la versión de Pichuco, con un ritmo que te galopa en el cuore y que es un juguete para bailar con la donna é mobile de turno.
003- Tabernero - Cristóbal Repetto
05- Tabernero - Aníbal Troilo-Fiorentino
excelente historia
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