miércoles, 5 de junio de 2013

Ricardo Pedevilla

En los años cincuenta había infinidad de orquestas en todo el país que tocaban el repertorio de Juan D'Arienzo, tratando de imitar con la mayor exactitud posible el estilo del maestro de Balvanera, aunque el resultado, por supuesto, estaba lejos del original, que por algo era el creador.

Recuerdo que bailábamos en la Confitería Montecarlo de la calle Corrientes, con la orquesta de Tito Martín que sacaba aproximadamente el ritmo del Rey del compás y su cantor se asomaba a la manera de cantar de Alberto Echagüe. Y estas formaciones tenían trabajo en radio y sobre todo en los bailes de fin de semana, dada la enorme cantidad de clubes que había en el Gran Buenos Aires o en provincias.
                                                 

Al maestro Carlos Di Sarli también le salieron conjuntos que buscaban sacar ese estilo sencillo pero tan personal del gran pianista de Bahía Blanca. Dante Puricelli lo hacía a veces, como también la Típica Novel, y Ricardo Pedevilla lo intentó en algunas oportunidades. Como a Di Sarli cada tanto le daba por dejar la orquesta y retirarse a descansar, en uno de aquellos relâches, la orquesta de Pedevilla tomó impulso y encontró aceptación en radio y veladas bailables.

La verdad es que sonaba muy bien, porque era un bandoneonista de larga data, había actuado en las orquestas del negro Joaquín Mora, Ricardo Malerba o Rodolfo Biagi. También había conformado tríos, acompañado a cantantes femeninas y tenía buena formación musical.

Ricardo Pedevilla, Daniel Álvarez y Nicolás Pepe en 1935
Pero también es cierto es que yo no tengo empatía con los imitadores, salvo que sean cómicos, pero la orquesta de Pedevilla estaba bien conformada y en aquellas ausencias de Di Sarli, algunos cantores como Oscar Serpa aprovecharon para tener una fuente de trabajo y se alineó brevemente en esta formación. También estuvo Jorge Ortiz, el "Leoncito" Roberto Beltrán (León Zuckerman, hermano de Marcos Zucker), Carlos Olmedo y Roberto Mancini, ese fenomenal cantor que solamente cumplió con él un contrato en el cabaret El Avión de la Boca.
                                               
Si bien Pedevilla estuvo muchos años en el tango, su etapa de mayor resonancia popular transcurrió entre 1950 y 1953. Osvaldo Piro debutó a su lado en la fila de bandoneones con apenas 15 años. En esa etapa de comienzos de la década del cincuenta la orquesta pudo grabar en el sello Pampa y sus discos tuvieron recorrido en radios y ventas.
                                                   


En 1956, los músicos de Carlos Di sarli, tuvieron problemas con su director, se escindieron masivamente, formaron orquesta propia y le pusieron de nombre: Los señores del tango. Utilizaban el mismo repertorio disarliano, sus partituras y hasta sus cantores de entonces.

Allí comenzó la declinación de la orquesta de este bandoneonista de Almagro que fue desapareciendo de las marquesinas y fue rápidamente olvidado, porque además Di sarli volvería a reaparecer con nueva orquesta y nuevas grabaciones. Son los riesgos de las imitaciones.

Lo traigo al blog con dos versiones de su buena época. El estagiario, de Martín Lasala Álvarez grabado en 1950; y Siete palabras (1951) de Prudencio Aragón o Juan Maglio (ambos se adjudicaron la autoría). El parentesco musical con Carlos Di Sarli es innegable.

07- El estagiario - Ricardo Pedevilla

17- Siete palabras - Ricardo Pedevilla




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