Un caso muy común en la historia del tango, fue que los hermanos caminasen unidos o separados por la senda de esta música. Ello ocurrió desde muy temprano, como lo demuestra el caso de los hermanos Canaro, los De Caro o los Caló.
Los Canaro fueron cinco y Francisco, el mayor (1888) y mentor de todos ellos. Le siguieron: Rafael, contrabajista y guitarrista (1890), Juan, bandoneonista (1892), Humberto, pianista (1896) y Mario, bandoneonista (1903).
La historia recuerda que fueron hijos de un matrimonio italiano humildísimo, que vivieron todos en una habitación, que los tres mayores debieron salir a vender periódicos al amanecer y que Francisco comenzó a tocar una guzla que se autofabricó. Y que luego tocaría el violín en forma autodidacta para dedicarse seguidamente a dirigir y a emprender todo tipo de aventuras musicales que le permitieron ganar dinero y comprarle un instrumento a cada hermano.
Los De Caro, hijos de otro matrimonio italiano, con un progenitor que tenía Conservatorio de música, y que se dedicaron al tango fueron cuatro: Francisco, pianista (1898), Julio, violinista (1899), Emilio, violinista (1902), y José (1904), también violinista. Los dos primeros fueron vitales en el progreso musical del tango que a partir de las iniciativas musicales con su orquesta, implantaron las bases del futuro.
Los Caló quizás suman el aporte mayor de una familia a la causa tanguera. Miguel, bandoneonista (1907), Salvador, pianista (1908), Juan, bandoneonista (1910), Antonio, contrabajista (1918), Roberto, pianista, cantor, director (1913) y Armando, contrabajista (1922). Es cierto que varios de ellos fueron muy aventureros y anduvieron recorriendo el mundo. Antonio y Armando se pasarían luego al jazz y música tropical, formando la orquesta bajo el rubro: Tony-Armand.
Osvaldo (1897) y Emilio Fresedo (1893), bandoneón y violín respectivamente, fueron dos hermanos que compartieron todo. Desde integrarse ambos en la célebre orquesta del primero, hasta firmar a dúo páginas imborrables, siendo Emilio el autor de las letras y Osvaldo de la música. Algunos de estos temas fueron: Sollozos, Aromas, El once, Canto de amor, Vida mía, Porqué, Tango mío, Siempre es carnaval o Rosarina linda.
Los hermanos De Bassi, Antonio y Arturo dejaron una huella importante. Alfredo y Virginio Gobbi, descendientes de dos próceres de aquel tango inicial, tomarían distintos caminos y mientras Alfredo sembró el pentagrama de páginas maravillosas, bien tangueras, Virginio se inclinaría por la música tropical, luego de haber cantado tangos en un par de orquestas.
Y están los Pugliese, descendientes de un flautista de la guardia vieja. Vicente y Alberto (violinistas) y Osvaldo pianista. Con la orquesta del segundo bailé varias veces en el salón La Argentina. Vicente se retiró del ambiente y se radicó en el sur. Osvaldo es una de las máximas glorias del tango.
Por supuesto la lista es larga pero quise sintetizar en estos ejemplos de familias dedicadas a la música ciudadana de Buenos Aires.
Y como colofón, nada mejor que un par de temas: Flores negras(1942), una exquisitez de Francisco De Caro, grabada por Julio De Caro y su conjunto. Y por Francisco Canaro con la voz de Ernesto Rondó, el tango de Mario Canaro y José María Contursi: Quiero verte una vez más, grabado el 2 de octubre de 1961. Porque, como decía Martín Fierro: "Los hermanos sean unidos / ésa es la ley primera...."
07- Flores negras - Julio De Caro
657- Quiero verte una vez más - Fco. Canaro
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