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lunes, 26 de marzo de 2012

Ciriaco Ortiz


Pichuco decía que Ciriaco Ortiz tocaba el fueye como un cordooooobé.

Se refería a ese fraseo tan típico del gran bandoneonista de la Docta. Su fueye suave, sin agresiones compadres tenía toda la potencia sentimental de los aires de tierra adentro, herencia paterna e anche piú.

Ese gordito simpático y bromista traía, además de una gran colección de chistes, un talento instrumental increíble, aunque no haya cursado doctorado alguno. Ni siquiera se achicó  cuando el gran Arturo Bernstein lo puso de ladero suyo  en un cuarteto que armó en 1920 en Córdoba, con Cobián al piano y Tito Roccatagliata en violín. ¡Y era un mocoso de15 años!

En 1923 se lo trajo a Buenos Aires  Nicolás Vaccaro pianista de Juan Carlos Bazán, para amenizar con ellos la temporada estival en el Club Pueyrredón de Mar del Plata. Y ya se quedó.

Tocó con todos los grandes fueyes y a todos les pegó algo (Que se lo digan a Troilo), aunque su formación era artesanal.
No pertenecía a ninguna escuela, ni reconocía tendencia alguna.
Y sin embargo extraía sonidos irrepetibles a su fueye.

Ferrer batió la justa: “Con decir que sería absolutamente imposible pautar en un pentagrama lo que él hace con la frase musical en su instrumento, queda expresada la siempre inesperada riqueza  de su temperamento de intérprete; y con ello, la esencial originalidad de su estilo”.

Podríamos concluir en que inventó “el fueye chamuyador”, por esa forma de frasear como intentando hacerlo hablar al instrumento.

Tocó con todos, dirigió orquestas, actuó en otras, acompañó a todos y todas, y nos hizo reir hasta en el chiste final. Nació el 2 de agosto de 1905 y murió el 9 de julio de 1970 (justo en la Fiesta Nacional)

Atenti pebeta, es su mayor logro como autor. Compuso este tango con Celedonio Flores en 1929.

Y mejor que yo cierre el pico y hable su fueye cordobés.

Van estas tres versiones:

Muñequita (Francisco Lomuto) del 26-8-52, con las guitarras de Spina y Menéndez.
Sabalaje (Nicolás Primiani y Casanova) del 29-4- 1931, con su conjunto Los Provincianos, cantando Carlos Lafuente y…. su bandoneón. 
El distinguido ciudadano de Peregrino Paulos, por Los provincianos, grabado el 27-7-1932

Limpiarse bien la oreja o colocarse el sonotone para escuchar el fueye parlanchín del jocundo cordobés. 





 La orquesta Los provincianos estaba integrada así : Ciriaco Ortiz: Direccion y Bandoneón. Anibal Troilo y Horacio Molino: Bandoneones. Elvino Vardaro y Manuel Núñez: Violines.Orlando Carabelli: Piano.Manfredo Liberatore: Bajo

Zaldívar y Ciriaco y su última actuación


 


Que nunca me falte


Sabido es que hay muchos tangos, que aún teniendo el soporte de la misma música, y el título, contienen distintas letras.

Si partimos de los ejemplos de La cumparsita y El choclo, por poner dos casos emblemáticos, también los hay que se llaman de distinta forma, como De flor en flor y Desvelo, con letra de Domingo Gallicchio el primero, de Enrique Cadícamo el segundo, y música idéntica de Eduardo Bonessi.  Gardel grabó De flor en flor en 1924. Aníbal Troilo con la voz de Floreal Ruiz, registró Desvelo el 28-2-1948.

Para no abundar demasiado en el tema, que da para mucho, hoy traigo a la palestra el tango: Que nunca me falte (1937). La música es de Héctor Morales (Héctor Urbano Díaz) y la letra le pertenece a Héctor Marcó (Héctor Domingo Marcolongo).

La letra es distinta en gran parte, Por eso las cotejamos ambas en las versiones de Osvaldo Pugliese con la voz de Alberto Morán, grabada el 6 de diciembre de 1951; Alberto Podestá con la orquesta de Pedro Laurenz del 22 de setiembre de 1943 y la de Enrique Campos con la orquesta de Ricardo Tanturi del 17 de noviembre de 1943.

Las versiones de Podestá y Campos coinciden y pareciera indicar que esta es la letra original. Pero en 1937, Oscar Alonso interpreta la letra que luego cantaría Morán, en un corto producido por Sucesos Argentinos.

Lo notable es que son cuatro hermosas versiones, de las cuales acá, le invito a disfrutar de tres de ellas.

Incluso son muy bailables las tres, como bien sabemos los milongueros..





domingo, 25 de marzo de 2012

Royal Pigall

“El Royal Pigalle se hallaba ubicado en Corrientes al 800, en la planta baja, ocupando el foyer de un teatro de género libre llamado Royal, que funcionaba en los altos… Se trataba de un gran vestíbulo sin decoración especial alguna, que funcionaba de 7 de la tarde a 9 de la noche solamente, denominándose sección vermut. Un sexteto formado por Francisco Canaro animaba estas veladas vespertinas. Tiempo después se suprimió el teatro y el Royal Pigalle de la planta baja pasó a ocupar la planta alta. Esta nueva sala había sido alfombrada y decorada con lujosos detalles, como boudoir de una cortesana…Después de la medianoche, la consumición de champagne era obligatoria. El fragor del Cordon Rouge, Veuve de Cliquot o del seco y ardiente Roederer llenaban de cordialidad y a veces de espectaculares riñas el mundano ambiente de la ostentosa sala, concurrida tan sólo por jóvenes dandies, distinguidos calaveras, hermosas franchutas consteladas de alhajas, que con sus presencias de reinas del cabaret acomplejaban un tanto a las modestas ‘milonguitas’ criollas, a pesar del lujoso modelo de soirée que vestían                                                     
                                                            Enrique Cadícamo

Hoy traigo a la palestra un romántico y nostálgico de Juan Maglio Pacho: Royal Pigall, que  compusiera en 1916, -dedicado a los dueños de la sala-grabándolo el 12 de julio de dicho año. Era un homenaje al célebre cabaret ubicado en la calle Corrientes angosta, donde luego se levantaría el espectacular Ta ba ris.
José González Castillo le puso letra –con permiso de Pacho- y le cambió el título por: ¿Qué has hecho de mi cariño?, que Carlos Gardel grabara con las guitarras de los negros Ricardo y Barbieri en 1921.
Carlos Di Sarli lo devolvería a los primeros planos en este hermoso registro del 8 de noviembre de 1944. En 1955 realizaría otra versión.

Para degustarlo en sus distintas facetas, los invito a escucharlo por la orquesta del pianista Manuel Buzón y la voz de Amadeo Mandarino, con el nombre de su re-bautizo. Lo grabó el 31 de marzo de 1942.  Curiosamente, en su gira por España, Manuel Buzón debutó con su orquesta en la boite Maipú Pigall’s de Madrid, en octubre de 1929.
 
A continuación dicho tema por Carlos Di Sarli, y por último la del bandoneonista mercedino Rafael Rossi, que tocó en la orquesta de Maglio y lo homenajeó con este tema, envuelto en aromas de la Guardiola.




Juan Maglio Pacho y su orquesta

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Osvaldo Zotto

Hace un poquito más de dos años que se fue definitivamente un gran bailarín de tango y un gran amigo.
Osvaldo Zotto tenía  46 años en el momento de su inesperado fallecimiento y nos dejó a los milongueros un gran dolor en el cuore.

Tuve la suerte de presentarlo en un par de espectáculos en Madrid y compartí lindos momentos con él en las milongas porteñas. Tenía la "mugre" necesaria como para enquistarse en el gusto de los milongueros, y la clase para ser aplaudido por todo el mundo, en espectáculos con Julio Iglesias, en festivales o en actuaciones a las cuales era invitado junto a Lorena Ermocida que fue su pareja más estable y con la cual formaron una dupla de muchos quilates.

Unos días después de su ida, le dediqué este poema:



ESTAMPA DE OSVALDO ZOTTO

                                                             
                                                             “Reo sentimental, hermano de arte
                                                                                   llevás un corazón como estandarte
                                                                                    más grande que el Palacio de Barolo!”
                                                                                                                Celedonio Flores
                                                                   

Pinta orillera, morocho engardelado,
perfil de guapo gayeado en entreveros;
templanza en el andar de milonguero,
pisada de pantera, camino al doctorado.

    Salió de Ballester, cuna y vivero
    buscando plaza en el tinglado,

El frate le da el pase y bien bancado
con la ganzúa de su cuore fogonero
-donde el gotán solo admite bastoneros-
abre puertas de parqués y embaldosados.

    de apronte bien relojeado
    sarpando de los plagieros

La garlopa de sus epis imantados
lo esmaltan con un aire carrieguero:
aroma de zaguán, feca y potrero
y humildad, como poncho del mentado.

     Le da lustre con esmero
     a un nombre ya remanyado.

Puso y ganó, acá y en todos lados:
Por su imprevisto dibujo matricero,
se rindieron a su porte arrabalero
y su cadencia al compás del nacarado

    Exprime su cuore cadenero
    Y deja un legado milonguero
    con su chogán en el parqué
                                             sangrado.


Y lo volvemos a disfrutar en este vídeo, bailando en en el Club Sunderland de Villa Urquiza.


Osvaldo Zotto y Lorena Ermocida may 08


Recuerdo

Hoy nos vestimos de lujo con esta joya de la música. Es difícil poder saber si Recuerdo es el mejor tango instrumental de la historia. Pero también es difícil dictaminar que no lo es.

Todos saben, más o menos,  que Pugliese lo compuso en su mayor parte viajando en el tranvía 96 rumbo al Café “LA Chancha” donde tocaba el piano. Como no sabía escribir música, todavía, ponía notas sueltas. Al final lo terminó, cuando culminó los estudios de escrituras musicales, en la casa paterna de la calle Acevedo 220.

El tango se estrenó sin título, por el trío de Juan Bava (primo de su madre) en el Café Mitre, de la calle Triunvirtato y Gurruchaga. Luego lo tocaría “oficialmente la orquesta que integraban: el “francés” Enrique Pollet en bandoneón, los violinistas Marciano y Perrone y Osvaldo Pugliese al piano.

Esa noche, cuando bajaron del palco se le acercaron todos los amigos a preguntarle el nombre del tango y resultó que no tenía nombre aún. Ante la insistencia de los amigos, de repente dijo: “Bueno, se llamará Recuerdo y se lo dedico a todos ustedes”.

Pugliese tenía en ese entonces 19 años, la mayoría de edad llegaba a los 22 y el tema se inscribió a nombre de su padre, Adolfo, ex flautista, y dedicado a partir de esa época a vendedor de partituras. En dicha lámina figura dedicado a 5 personas: Alfredo Bianchi, Torcuato Di Giorgio, Domingo Tornarelli, Amadeo Priorello y Rogelio Boiseglier. Cuando los padres preguntaban quiénes eran esas personas, Osvaldo decía que… “amigos”.

Finalmente confesaría que era 5 muchachos con una memoria bárbara porque como eran quinieleros, cuando venía la cana se tragaban los apuntes, reteniéndolos en la cabeza para no ir a la taquería detenidos…

Este tango maravilloso que De Caro consagraría, encierra en su historia una fecha maravillosa del año 1947. Y eso lo cuenta más abajo un músico, porque los hinchas que iban a escuchar a Horacio Salgán eran en su gran mayoría músicos, ya que Salgán, pese a ser un grande, nunca tuvo hinchada.

Esta grabación resultó ser la primera de Salgán, con “La clavada” detrás, el 4 de mayo de 1950. Después del fracaso ante las grabadoras Horacio se había retirado para dedicarse a la composición y la enseñanza. Y en 1950 volvió al frente de un nuevo conjunto y por fin pudo llegar al disco. Acá, remasterizado lo escuchamos después de leer el testimonio del músico apuntado, que no tiene desperdicio y nos remite a una época  irrepetible de aquellas noches tangueras de Buenos Aires.

24 de julio de 1947, Noche inolvidable.

Llegamos como de costumbre al Café Nacional, "La Catedral del Tango", como se le llamaba. Ir al Café Nacional era una verdadera religión, una mística tanguera. Por dicho café desfilaron todos los grandes, verdaderos "Apóstoles del tango".

Esa noche inolvidable, la del 24 de julio de 1947, debutaba nada menos que el gran maestro Horacio Salgán y su orquesta. ¡Que digo!, su magnífica orquesta típica. Se había dicho que en esta cita se estrenaría el arreglo del maestro Salgán para el tango Recuerdo. Lógicamente, se había invitado especialmente al gran Osvaldo Pugliese. Llegó Pugliese con la mayoría de los integrantes de su orquesta y ocuparon una de las mesas del centro del Café, frente a la que yo me encontraba compartiendo con Leopoldo Federico, Nicola Paracino, Alberto Marino y Emilio Balcarce entre otros. El resto del público también se conformaba por músicos y especialmente por admiradores de Salgán.

Subió el maestro Salgán al palco con sus músicos. Grandes aplausos y luego silencio absoluto. No volaba una mosca y es que entonces se sabía escuchar. Después de ejecutar varios hermosos temas, el presentador anunció y dedicó al maestro Pugliese el arreglo especial para Recuerdo. Los grandes aplausos no se hicieron esperar y comenzó la ejecución.

Lo que lamento es no poder describirles el delirante momento de interpretación, de enorme contenido musical, hermoso. Verdaderos encajes de musicalización, solos de alto vuelo individual y colectivo. Lo que hizo el maesatro Salgán de Recuerdo es imponderable por su delicadeza, por su profunda MUSICALIDAD, con mayúsculas. En una palabra, magistral.

Luego de esta hermosa presentación, los músicos bajaron del escenario junto a Salgán. Éste se acercó a la mesa de Osvaldo Pugliese encontrándolo emocionado e impresionado. Pugliese lo abrazó a Horacio y le dijo lo siguiente, palabras que aún me parece escuchar: "Querido Horacio, jamás me hubiera imaginado tanta belleza, un gran desarrollo armónico. Es como si hubieras captado una parte de mi ser; ha sido una comunicación de almas. Te felicito Horacio".

Pugliese no pudo contener las lágrimas. Benditas lágrimas de tango, lágrimas de alegría, de verdadera amistad y cariño. Fue un momento tan profundo que al fin nos contagió a todos, al fin y al cabo éramos todos hombres de tango.

Al evocar esa noche, después de casi sesenta años, se me hace un nudo en la garganta. Me es difícil contener un llanto tanguero. Lo confieso, he llorado ante el recuerdo tan profundo que me trae esa noche inolvidable. 
                                               Omar Rivoira

 



SADAIC

En Buenos Aires, Capital de la República Argentina, siendo la una hora del día 1º de agosto de 1930, reunidos en el local de la calle Callao Nº 184, los señores Compositores de música abajo firmados, después de un largo cambio de ideas, resolvieron fundar el "Círculo de Autores y Compositores de Música", con la única finalidad  de efectuar la defensa y cobranza del derecho  de ejecución (pequeño derecho).

 Acto seguido se procede a al nombramiento de una comisión provisoria organizada  y se designa a los abajo nombrados en el acta. Estas designaciones se hacen por aclamación.

Como había otra Asociación, se presentaron muchos problemas. El día 26 de setiembre de 1933, los anhelados sueños de autores de música se hicieron realidad al sancionarse la Ley 11723, quedando promulgada la  misma por el Poder Ejecutivo.

Con motivo de dicha sanción el Círculo mencionado organizó a fines de 1933 en el Teatro Colón un festival monstruo y sin precedentes hasta esa fecha. Se entregaron medallas de reconocimiento a las autoridades nacionales que promulgaron la ansiada Ley que terminaba con las falsificaciones baratas de partituras, y para amenizar el espectáculo se formó la Orquesta Típica más numerosa que registra la historia del Tango. Conformaban la misma todas las orquestas que existían en ese momento y se agregó un considerable número de músicos más, quedando constituído el monumental conjunto por: setenta bandoneones, ochenta violines, diez contrabajos, ocho violoncelos, ocho pianos, diez flautas, diez clarinetes y veinte cantores coreando algunos tangos. Dirigieron la orquesta monstruo varios directores que se fueron turnando, Resultó un espectáculo inolvidable para todos quien participaron.

Porsteriormente se fusionarían El círculo de Autores y Compositores de Música y la Asociación Argentina de Autores y Compositores de Música, dando lugar al nacimiento de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música), firmándose dicha acta el 9 de junio de 1936. Canaro, siempre Canaro, siendo Presidente de SADAIC, se enteró de un remate judicial de un terreno de la calle Lavalle 1545. Lo fueron a ver, les agradó y el remate arrancó con la base de 87.000 pesos. Canaro asistió al mismo con Augusto P. Berto y Luis Ricardi. Había poca gente por tratarse de un día muy lluvioso y tímidamente Pirincho ofertó 88.000 pesos. Nadie pujó y por una ganga se quedaron con ese hermoso solar céntrico donde se levantaría lo que es hoy el edificio de SADAIC.

De izq. a der. Sentados: Ciriaco Ortiz, César Vedani, Osvaldo Fresedo, Francisco Canaro, Juan F. Noli, Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo y José Pécora. De pie: Francisco García Jiménez, José María Contursi y Mario Benard.


















sábado, 24 de marzo de 2012

La guitarrita

Cuando el tango encontró por fin a su poeta en 1917, coincidió con el gran cantor que haría trascender esa poesía. Incluso a escala mundial.

El hombre que pintó esas acuarelitas mínimas era un vate que con su gola y su guitarra recreaba tangos conocidos, y sin pedir permiso a los autores les encajaba letras propias  y para más datos, en lunfardo.

En esa época solía presentarse Pascual Contursi en el cabaret montevideano Moulin Rouge, que regenteaba Papá Matos, el padre de Gerardo Matos Rodríguez. Y allí entonaba estos tangos que se agigantarían luego  en la voz de Carlos Gardel.

Dicen que al principio, el Morocho dudó en cantar tangos y que Contursi y Razzano lo convencieron. Dicen…

El asunto es que el morocho graba Mi noche triste en 1917 (originalmente era el tango Lita de Samuel Castriota) y que varios temas de Pascual Contursi será registrados  por Gardel a continuación:

En 1918 graba Flor de fango  (sobre la música de El desalojo, de Augusto Gentile).
En 1919 registra De vuelta al bulín (sobre la música de Don Samuel, de José Martínez)
En 1920 graba Ivette  ( tango del mismo nombre que firmara Costa Rocca, pero que compuso José Martínez)
                      Pobre paica  (sobre la música de El motivo, de Juan Carlos Cobián)
                      Que querés con esa cara (sobre la música de La guitarrita de Eduardo Arolas)

Y para ilustrar esta perlita sabatina, los invito a escuchar Que querés con esa cara, grabada por Gardel, con la guitarra de José Ricardo y a continuación el tango original, La guitarrita (que su autor Eduardo Arolas dedicara al gran guitarrista oriental Mario Pardo).

Van dos versiones, la grabada por Miguel Caló el 29 de diciembre de 1949  y la de Juan D’Arienzo del 14 de enero de 1936 con Rodolfo Biagi al piano.