Los tangos de Enrique Santos Discépolo, inevitablemente, nos hacen pensar. Ya sean dramáticos, de fracaso amoroso, cómicos, de miradas personales sobre el cafetín, e incluso de misticismo. En todos ellos vibra la llama de su espíritu comprometido con sus coetáneos, con sus amigos, el mundo que lo rodea, la injusticia que detecta permanentemente. Huérfano de padre y madre a los 8 años de edad, su vida está dominada por la tristeza que lo envuelve tempranamente.
El tango fue el campo magnético que lo atrapa y en el cual vuelca toda su angustia existencial, su propia naturaleza de explorador de emociones y sus dotes para sintetizarlas en unos versos reveladores. Es cierto que también supo desarrollar sus dotes de autor y actor, tanto en el cine como en el teatro y allí , incluso, volcó su capacidad de observación de la vida y los acontecimientos diarios
Por ejemplo, cuando realiza la obra teatral Caramelos surtidos, en dos cuadros, los críticos señalaron que era "un tango de Discépolo en dos cuadros". Las crisis que vive el país, el hambre de los desposeídos, las guerras interminables... El poeta se encarnó en todos ellos y lo fue reflejando a lo largo de sus distintos campos de actuación, poeta, director, músico improvisado, actor, guionista. Es cierto que a veces su pesimismo agudiza la percepción de los oprimidos, pero ello no desmiente el realismo de su creación.
En 1939, creó los versos y música de este tango: Tormenta. En Argentina, dominada por los conservadores se conoció esta etapa como La década infame. Se inició la Segunda y devastadora Guerra Mundial y las cosas se agravaron en la Argentina, acusada de simpatía con el gobierno nazi por la alianza comandada por Estados Unidos. En ese contexto deprimente Discépolo sumido en un trance religioso escribe:
... perdido en la tormenta
de mi noche interminable, ¡Dios!
busco tu nombre!...
¡No quiero que tu rayo
me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz
para seguir!...
¿Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala vive ¡Dios!
mejor que yo...
Extraordinario! Para mi la obra cumbre de ES Discepolo!! No me canso de escucharlo! Cada vez que lo escucho encuentro/descubro algo nuevo!! Lo escribió hace 85 años! Parece que lo hubiera hecho anoche!! Una verdadera joya!!
ResponderEliminarCreo que la versión del negro Ruben Juarez es insuperable, dicho esto con respeto a todas las demás.
ResponderEliminarUfff que temazo, no puedo parar de escucharlo. Es increible la injusticia como atormentaba a discepolo y calaba en su alma.
ResponderEliminarCreeria se refiere a la vida de Martin Lutero
ResponderEliminarAl estilo de Almafuerte, almas sufridas, comprometidas con el prójimo y adelantadas a su época, tanta injusticia lo llevó a dejarse morir sin pelear, se apagó como una vela después de dar luz y no ser comprendido, Dios lo tenga en su gloria, ese Dios al que tanto acudió en su obra.
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