In memorian
Está esperando a Dios. Y de un aljibe
de vino, Dios le zampa la viaraza
total del tango aquel que sólo escribe
con notas de revés sobre la estraza
que atrapa su canyengue sinfonía.
Y en tanto, ensimismada y misticante,
le vaga en aristocráticas rantías
la angustia de varón por el semblante,
la Noche -vade retro en los estucos
fraternos del violín donde él porteña
con gestos asombrados y pichucos
su solo de vivir- le hace la seña
final y extraterrena del retruco
que siempre trampa Dios cuando se sueña.
La vida terminó donde él empieza
la tarde que enterramos su tristeza.
Horacio Arturo Ferrer
(Del libro "Romancero canyengue" - Ediciones Tauro - Montevideo - Año 1967)
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