Por muchos aspectos de su vida profesional mereció largamente la valoración, y yo estimo su aporte al tango, porque sumido en tantos trabajos de envergadura, siempre le hizo un lugar a la música popular de Buenos Aires, inmortalizándola en interpretaciones muy aplaudidas que le permitirían la repercusión permanente y el éxito posterior en distintas voces de primer nivel.
Amadori fue además un personaje digno de estudio. Porque nació en Pescara, Italia, y arribó a la Argentina, con su familia a los 5 años de edad. Fue estudiante universitario en la provincia de Córdoba, intentó seguir la carrera de Medicina, pero pudo más la pasión por el periodismo y así ingresaría en Última hora. El empresario del Teatro Porteño, Augusto Álvarez le vió uñas para guitarrero y así comenzó como libretista , en aquellas revistas que se daban por secciones con éxito.
Escalando posiciones sería director del prestigioso Teatro Cervantes. Pero le tomó el gusto rápidamente a las exitosas revistas porteñas que haría con Ivo Pelay y terminaría afincándose en el Teatro Maipo, palabra mayor de la Revista porteña, en la calle Esmeralda y Corrientes, en el cual debuta con Marcos Bronenberg y Antonio Botta, como autor, Posteriormente se haría empresario del mismo y terminaría adquiriéndolo definitivamente.
Numerosos tangos se darían a conocer en esta sala y es muy recordado el caso de Esta noche me emborracho, de Enrique Santos Discépolo, que cantó por primera vez Azucena Maizani en el Maipo en 1928. La voz de la Ñata gaucha le dió el respaldo necesario al tango de Discepolín y sonó como una campanada luminosa en la noches del Maipo para proyectarse con un vuelo enorme a todo Buenos aires y a a diferentes países del mundo. Amadori fue decisivo en el respaldo a este título.
Es cierto que sus obras de teatro, películas y revistas, siempre estuvieron abiertas para el estreno de tangos, como apuntes oportunos de los mismos. En 1936, debuta en cine codirigiendo con Mario Sofficci y terminaría realizando 52 películas en 25 años, algunas de las cuales tuvieron repercución mundial, como Dios se lo pague, nombrada para los Oscar. Jerarquizó el cine argentino.
Pero, evidentemente, los temas que fue firmando y goteando Amadori en aquellos filmes, o como complemento de espectáculos teatrales, tuvieron el condimento esencial para adquirir cuerpo y difusión, y de este modo poder permanecer en el acerbo tanguero para siempre. Su pluma fácil enhebró infinidad de temas, pero, por ejemplo, Madreselva con Canaro, escrito sobre el tema anterior de éste: La polla, fue un suceso que ha superado la barrera del tiempo. Lo estrenó Tania con grandes aplausos en el Teatro Maipo en 1931 y lo grabaría luego. Pero, siete años más tarde, Amadori dirige la película del mismo nombre, donde lo incorpora Libertad Lamarque a la gloria futura con una hermosa interpretación, grabándolo, además, el 20 de agosto de 1938.
La letra de Rencor, la escribió sobre una música previa de Charlo y el Maipo fue el escenario de su estreno. Lo mismo que Quien hubiera dicho, con música de Rodolfo Scianmarella que estrenó Tania en el mismo Teatro. Y un caso notable fue el instrumental de Enrique Delfino: Ventanita florida, que éste mismo estrenó en el Maipo. El mismo Delfino contaba: "Cuando llevé la música al teatro Maipo, donde iba a presentarse, no le gustó a nadie. Ni al director de la orquesta ni a los posibles letristas. Nadie se ofrecía para escribir los versos. Es una melodía ñoña, decían". Y se extrañaban de que un autor como Delfy pudiera errarle de esa forma. De pronto una persona se levantó y dijo: "Yo creo poder interpretar ese tango, le haré la letra". Era Luis César Amadori, que le pondría versos.. Libertad Lamarque lo grabaría y Delfino lo pasearía por todo Buenos Aires, tranformándolo en un éxito.
Casado con la actriz Zully Moreno, con grandes éxitos de películas suyas en taquilla, yo valoro el espacio que le dió al tango en su cometido, y dentro de una desigual y multiforme producción, dejó temas como Viejas alegrías, Desencanto, Cobardía, Olvido, Portero suba y diga, Vendrás alguna vez, Perdón, Nunca, Muñecos, Que le importa al mundo, Serenata, Envidia, Romance de amor, Felisa Tolosa, Tormento, Canción de la Ribera, Alma del bandoneón, Mil novecientos, Pero el día que me quieras, Yo también soñé, más los nombrados arriba y otros títulos. Los firmó con compositores destacados.
A este hombre de cine, teatro, periodismo y tango, la "Revolución Libertadora" lo tuvo preso en 1955 y castigado por sus relaciones con el gobierno de Perón. Y al salir, debió tomar el camino del exilio como ha sucedido y suecede en la historia argentina con tanta gente, en las revanchas políticas, contra gente que tuvo la valentía de pensar y opinar. España no sólo le abrió sus puertas, sino que le permitió filmar dos grandes éxitos con Sara Montiel: La violetera y Mi último tango. Buenos Aires esperaba su regreso, y en la capital argentina fallecería en 1977, con 75 intensos años.
Considero que, como símbolo de su obre cinematográfica, teatral y tanguera, nada lo simboliza mejor que este retazo de la película Madreselva, que dirigió Amadori con la presencia estelar de Libertad Lamarque, en la cual canta el tango que inmortalizaría, perteneciente a Canaro y Amadori y que lleva el título del filme, estrenado el 5 de octubre de 1938.
Maravilla.
salute jose maria y merecido recuerdo para este tano que calo hondo en la porteñidad de los argentinos aparte de sus peliculas que lindos tangos compuso y se diria que -como al pasar..... dequeruza... de taquito.... vos me entendes.... abrazo juan de boedo que desde macrilandia te saluda
ResponderEliminarti ringraziamo per tutto quello che scrivi ma capisci anche questo grande uomo e' stato dimenticato purtroppo
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