También con las caras conocida de maestros del tango y de entre ellos, hoy quiero referirme especialmente a Zoraida Fontclara y Diego Álvaro, pareja de baile y de vida (tienen dos hijos pequeños), que van camino de los 13 años organizando su milonga: El Abrazo, en los salones de la confitería La Ideal en Suipacha 384.
Zoraida y Diego |
Y yo digo que es el camino correcto porque uno ha visto los estragos producidos por esas enseñanzas multitudinarias de figuras...
Si uno les pregunta sobre el tema de cuando comenzaron a ir a las milongas y ¿qué les gustaba de ellas?, responderán categóricamente:
Diego: Todo
Zoraida: Todo, todo me hipnotizaba.
Se bañaron en buenas fuentes y admiran a los viejos maestros que les transmitieron sus arte, como lo explica Diego y sobre lo que Zoraida se extiende: "Lo mismo para mí, lo que ellos nos transmitieron desde el alma, desde sus vivencias. Además para mí fue muy importante, Carlos Estévez, Petróleo, que me mostró que el tango es creación. Él fue el creador de muchos de los movimientos que seguimos haciendo hoy día. Fue quien me enseñó el alma del tango".
Claro que uno, picado por la experiencia de la curiosidad no puede menos que preguntarles cuál fue el primer tango que bailaron juntos, y Diego sonríe y recuerda: Bailamos con Zoraida en Glorias Argentinas, para una "Noche de milongueros" que organizaba Oscar Héctor. Y el tango primero fue Recuerdo, de Pugliese.
Yo no desaproveché la ocasión y después de verlos a ambos haciendo un lujoso baile de swing, con la maravillosa expresividad de Zoraida, la ataqué sin más.
-Y ahora unos tangos...
- Por supuesto -respondió con su sonrisa habitual- y nos trenzamos en una tanda de D'Arienzo.
Baila una barbaridad y los lunes y viernes que dan clases de prima en La Ideal, me acercaba a milonguear y me despachaba con un par de tandas. Ella siempre tan dispuesta, me acompañaba.
Zoraida comenzó con el tango en 1988 después de una gira por Europa con Danza contemporánea.
-A la vuelta me acerqué al tango, un poco buscando algo nuevo, otro por curiosa, sin sospechar del monstruo al que me estaba acercando, que en realidad estaba dentro mío. Y en ese andar la curiosidad se convirtió en obsesión, no podía pensar en otra cosa, y comencé a formarme intensamente, aprendiendo ambos roles y convirtiéndose el tango en el eje de mi vida.
Diego baila desde los 13 años, pero por la edad se zambulló en el rock, desechando los consejos tangueros de su padre.
-Pero en el '88 comencé a tomar clases, en el '89 me fuí a Italia, lo retomé en el '93, cuando regresé y desde entonces no paré más. El tango me copó.
Zoraida remarca: Toda mi vida me dediqué a la danza. En diferentes técnicas y formas, tratando de comprender el cuerpo y el movimiento en profundidad y comprometidamente. Siempre viví profesionalmente de la danza como docente, en la terapia corporal y en el espectáculo.
Hoy son dos maestros de lujo, altamente recomendables. Y en La Ideal dan sus clases. Y bailan. Yo, sumamente agradecido por poder disfrutar de la savia milonguera de Zoraida en esa pista.
Y entre otros, bailé con ella este gotanazo de Juan Santini por la orquesta del Rey del compás.
05 - El simpático - D'Arienzo
Zoraida y Diego, además de ser excepcionales personas y una pareja que se complementa en la vida como en el tango, así, desde el corazón, tienen el mérito de ser quienes le devolvieron el alma del tango a la Confitería ideal. Hace 17 años, en su velada de matiné de los viernes, El Abrazo Tango Club, reúnen a mujeres, hombres, parejas, de aquí y de allá, que quizás se acercaron a la emblemática confitería por curiosidad, porque forma parte del circuito turístico de Buenos Aires, pero que después de estar entre tangos y abrazos se agenciaron de nuestra música y sentir, y hoy retornan a bailar, a disfrutar de la compañía y de la música. Y hace casi dos años, renovaron su apuesta los lunes,junto a otra pareja de maestros y bailarines excepcionales, Romina Lorena Verón y Carlos Néstor Sosto, organizadores de Mundo Tango, con una matiné tan especial como la del viernes, y en la que tengo el gran placer de trabajar musicalizando las tardes. José María, te mando un beso! Fui testigo de este viaje y es un placer haberte conocido. QUE VIVA EL TANGO!!!
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