Todo lo que digamos de ella sabe a poco, por lo mucho que hizo por esta danza y por la generosa siembra que realizó por el mundo junto a Juan Carlos Copes. Ese tiempo joven que transcurre sin dificultad, sin prisa, hasta que lo perdemos, dejó a cambio una huella profunda en la vida de María Nieves.
Con ella vibra la memoria de una música y una danza que se enciende como una llamarada.
La he admirado en innumerables noches del Caño 14 y sobre el escenario era realmente una diosa, aunque ella no lo sintiese así, debido a su innata modestia.
No hay más que apreciarla en esta foto, cuando cautivaba con su arte y su hermosa figura.
Por suerte, hoy se le reconocen sus enormes méritos, y esa noche señalada, en el club de Villa Urquiza tuvieron esa magnífica idea y pudimos gozar de verla en la pista con el destacado bailarín: Pancho Martínez Pey.
Fue muy lindo lo que hicieron, como si hubiesen sido pareja de baile permanente y Pancho tuvo un hermoso y simbólico gesto al terminar el primer tema de Caló-Berón, que bailaron: Jamás retornarás.
Pero sobran las palabras y mejor, veámoslos en acción.
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