Una tarde, cuando llegaban las primeras sombras de la noche,
oí tañer unas campanadas que, de repente, me sobresaltaron.
¿Serían….?
Tomé el teléfono de la habitación, disqué, me atendió el
conserje:
-Perdón, ¿esas campanadas, de qué Iglesia son?
-De la
Iglesia de la
Merced, señor…
La historia del tango me vino a la cabeza.
1931. Una compañía teatral viaja a Chile. La dirigen Manuel
Sofovich y Alfredo Le Pera. Discépolo decide
agregarse a la misma, porque iba Tania y porque “atravesé la cordillera impulsado por esa fiebre de andar que me acosa
de tiempo en tiempo…”. Tito Lusiardo, Carmen Lamas, José Ramírez entre
otros, integraban la comitiva.
Una noche, después de la función, algunos de los integrantes
de la Revista,
se quedan jugando al truco. De repente suenan las campanas y se produce una
impresión notoria en el grupo. Al día siguiente Le Pera le cuenta la
experiencia a Discepolín, instándolo a que se quede esa noche con ellos, porque
podrían hacer un tango con esa experiencia.
“El carillón, ese
maravilloso carillón, nos dio el motivo (...) Pero la letra no salía (...) Nos
costó mucho trabajo. Una madrugada, desvelados los dos, mezclando al inmutable
son de las campanas esa fiebre de viajeros incurables que llevábamos, ‘Carillón
de la Merced’
se hizo música y canción”, contaba Enrique.
Iglesia de la Merced y la placa en la misma que recuerda a Discépolo |
El hombre y el carillón que entablan un diálogo espiritual
en una madrugada neblinosa de Santiago y el tema, cantado por Tania, fue
estrenado con enorme éxito en el teatro Victoria de Santiago.
Yo no sé porque extraña
razón te encontré / Carillón de Santiago que está en la Merced.
No podía sacarme de la cabeza la lejana historia, ni la de cuando
le comenté a Julián Centeya lo extraño
de aquella sociedad Discépolo-Le Pera, que era el primer tango de éste. Y casi
me boxea. Para él Le Pera , no había intervenido en la letra del tango, pero lo
tomé como la expresión del gran amigo de Discepolín, que era el bueno de Julián.
Recordando aquella tarde-noche santiaguina que me tocó a mí
vivirlo, lo traigo en esta versión de Osvaldo Fresedo con la voz de Teófilo Ibáñez, grabado en 1932.
Gracias.
ResponderEliminarAunque han transcurrido un buen tiempo desde esta publicación, hace unos días, haciendo trámites, pasé por la Iglesia La Merced, y justo dieron la hora del mediodía y escucho el carillón de esa Iglesia y las notas del famoso tango de Enrique Santos Discépolo, y tarareé su letra, me sentí joven, alegre y festiva...y eso que andaba sola por la calle Merced..."Yo no sé por qué extraña
ResponderEliminarrazón te encontré, carillón de Santiago que está en la Merced, con tu voz inmutable la voz de mi andar, de viajero incurable
Que quiere olvidar..." Me reí sola pero como amo el tango, me sentí satisfecha de ese hecho ¿histórico? que provocó en esos argentinos el escuchar el aún vigente carillón de la calle Merced. Saludos cordiales desde Santiago de Chile, a 11 de febrero de 2017.
Un alegrón Julia. A estas cosas sentimentales yo les doy un valor personal importante porque estás tocando la historia. Pensar que un día como éste en que lo escuchasste vos, dos genios como Discépolo y Le Pera, en el único tema que hicieron juntos, lo escucharon, se emocionaron y nos dejaron para siempre la belleza de Carillón de la Merced. Un abrazo Julia y gracias por el recuerdo.
ResponderEliminarExtraordinario recuerdo de una asociación casi increíble, Discepolo y Lepera. Me llena de tibieza el corazón.
ResponderEliminarEs curioso que el santiaguino, conoce muy poco de la historia de su ciudad. Si el ministerio de educación hiciera excursiones, enseñará a conocer santiago desde niños, se aprendería a querer u cuidar nuestra ciudad.
ResponderEliminarVivi en Chile en los años de Allende y el carillón me acompañaba, también lloró el golpe militar
ResponderEliminarRecien este Sabado mi querido papito nos dejo,y este tango era uno de sus preferidos❤
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