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sábado, 30 de noviembre de 2019

Leopoldo Federico:

Mi tercer pulmón

                                        


   -¿Cómo conoció el bandoneón?
    Lo conocí de pibe porque mi papá tocaba como aficionado. Empecé a aprender de a poco, a escondidas, tocando de oído. Nosotros vivíamos en el Once.
   -¿Porque cree que encajó tan bien en el tango?
    Es difícil saberlo. Porque se adoptó el bandoneón como representativo del género a pesar de no ser de origen argentino. La verdad es que parece fabricado especialmente para el tango. Cuando llegó ya se usaban la guitarra y la flauta pero, evidentemente, era un instrumento que tenía el destino marcado para venir a afincarse acá. Tiene un sonido que se metió en el pueblo, una magia, un misterio.
   -¿Cuál es el secreto de ese sonido?
    El sistema es similar a la armónica. suena gracias al aire que pasa entre unas lengüetas y los peines que las sostienen. Eso genera una vibración. El bandoneón es como una armónica gigante con muchas armónicas adentro,  que tiene un sonido muy particular por la caja y la madera con que está hecho.
   Además tiene una mecánica propia empujada por el teclado, los balancines y demás.
   -¿Cuántos años tiene su bandoneón?
    El mío tiene más de cuarenta años. Cualquier bandoneón alemán de marca, ya sea Premier, Doble A o 3B (como el mío) tiene por lo menos 40 años y la mayoría son de antes de la guerra mundial. Todos los profesionales usamos fueyes de aquella época. No hay bandoneones del mes pasado.
   -¿Pudo blandir los nuevos?
    No, pero tampoco quise intentarlo. He visto algunos bandoneones brasileños y son espantosamente malos. Los que tuvieron bandoneones nuevos me contaron que no sirven para nada.
   -¿Se puede tocar de parado?
    Si se quiere, se puede.
   -¿Pero no es muy pesado?
    No, porque al apoyarlo sobre la pierna, el peso se descarga en parte sobre la rodilla. Con una silla, una banqueta o un lugar donde apoyar el pie, alcanza. Piazzolla solía tocar parado. Yo toco sentado por comodidad y porque mi físico me impide estar mucho tiempo parado.  Tendría que andar cambiando de posición permanentemente.
   - ¿Qué opina de los bandoneonistas jóvenes que están surgiendo?
    La mayoría son extraordinarios. No quiero hacer nombres para no olvidarme de ninguno. Pero hace poco se convocó a un concurso para cubrir una vacante en la Orquesta del Tango de Buenos Aires, que dirigen Carlos García Y Raúl garello. Se qué de los ocho que se presentaron, hay cinco entre los cuales el jurado está indeciso porque son todos muy buenos. A algunos de ellos los conozco y sé que son pibes que van a andar una maravilla.
   -¿Qué siente por el fueye?
    Tengo las mismas ganas de tocarlo y el mismo sentimiento que cuando empecé hace 55  años. Siento que respira por mí. Es un pulmón más que tengo metido ahí adentro.

(Reportaje realizado por Carlos Bevilacqua para la revista El Tangauta, realizado en noviembre de 1998)

                               

martes, 26 de noviembre de 2019

BIEN MILONGA

  Novela del bailarín
  que escrita está,
  un trozo en cada salón
  de mi ciudad.
  De la Unione al Augusteo
  con ella te veo
  soñando a compás.
  Silenciosos van los dos
  y de amor habla la voz
  de la orquesta en sus floreos.
         Fco. García Jiménez

Martes 26 de Noviembre.... el año se espira y BIEN MILONGA te inspira... Sí, para que sigas milongueando con garbo, a compás, respetando la circulación y con esa música que te lleva en volandas por la pista y que ya estoy armando...

Desde las 21 a las 0 horas, en un ambiente entrañable te recibimos con Charo para que pases una estupenda velada y te vayas a casa con el ánimo por las nubes, aunque sé que la querrías seguir...


Pero bueno, te voy calentando el ánimo con el aliciente de ver a algunas parejas que lucen al compás de aquellas orquestas inoxidables.

Y como recuerdo de un bailarín de prosapia familiar que supo seguir la estela paterna, me gusta ver al recientemente viajero a las estrellas... Julio Balmaceda. Que con Virginia Visconti, en el Parakultural bailan Esta noche de luna, interpretado en vivo por la orquesta Romántica milonguera, cantando Marisol Martínez. 
                                                              

Ahora sí, me subo al avión y me pianto a Alemania. En el Embrace Berlín Tango Festival, son Clarisa Aragón y Jonathan Saavedra, lo que salen al ruedo para bailar el Valsecito de antes, por la orquesta de Juan D'Arienzo.


Y de allí salto a Letonia. Claro, porque me instalo en el El Abrazo de Riga, VII International Tango Festival. Y así puedo disfrutar con Alejandra Mantiñán y Mariano Otero moviéndose al compás de la milonga Campo afuera, que interpreta una orquesta europea.


                                             
Viste que es facilito ..,para ellos, digo.... Pero nosotros la gastamos esta noche...¿sí?

domingo, 24 de noviembre de 2019

Sueño querido

Con este tango me gusta recordar una vez más a ese increíble poeta, escritor, traductor y autor de obras teatrales que fue Mario Battistella. Tal vez no se le haya dado la importancia que realmente tuvo en la historia del tango este hombre nacido en un pueblo de Verona (Italia), al que que le gustaba la vida artística, la bohemia aventurera de los viajes, la música y que despegó pronto de la casa paterna.

Primero recorriendo su país con compañías artísticas. Luego, metiéndose en un barco con tantos compatriotas que buscaban mejores horizontes. A diferencia de aquellos emigrantes que huían de la miseria, gente sin recursos, laborantes con escasa cultura, Battistella ya atesoraba un bagaje importante de estudios, aunque llegara a Buenos Aires llamado por sus hermanos mayores (un varón y una mujer) que estaban regentando un campo en la provincia de Buenos Aires.

                              
Pero al futuro poeta del tango le tiraba la ciudad y Buenos Aires le dió chapa de porteño rápidamente. Se manejaba muy bien con el idioma y la panorámica de época quedaría reflejada en sus futuras composiciones, cuando descollará en el linaje artístico-musical y el tango lo atraparía como rastreador de la esencia que nos emociona.  Realmente su obra es demasiado amplia y muy importante como para que se lo haya dejado a un lado en el reconocimiento a los poetas tangueros.

Bastaría recordar una muy pequeña parte de su creación, en comunión con músicos y con Alfredo Le Pera, por ejemplo: Me da pena confesarlo, Bronca, Melodía de arrabal, Al pie de la Santa Cruz, Remembranzas, Desdén, Cuartito azul, Medallita de la suerte, Cuando tú no estás, No aflojés, Criollita de mis amores, Pinta brava, Mañanita de sol, Rebeldías, P'al nene, Vals de las guitarras, Amores de estudiante, Pampa y cielo y una larguísima lista, a la cual Batistella no le dió mayor importancia,.

Aunque volvió a Europa, estuvo en su casa natal, en España, en Francia, trabajó con Gardel y Le Pera en las películas del cantor, aportando ideas, temas musicales y demás, Buenos Aires era su raigambre. Las latitudes de su vida viajera lo envolvían en la calidez de aquella ciudad donde el tango sembraba pasiones, agigantándose en la voz y la imagen de Gardel. Pero el aporteñado poeta, no se dejó tentar por el lunfardo que tenía muchas raíces itálicas y muestra en cambio, la calidad estética de su prosa y poesía en tantas creaciones que pegaron fuerte en las almas tangueras.

                                 

También es cierto que Battistella desdeñó gran parte de la cuantiosa obra que realizara en forma de canciones de todo tipo. Y es en este tango, como él mismo lo señala, donde desnuda una especie de autoconfesión sobre su vida. Ángel Maffia, hermano menor de Pedro, le pondría música a dichos versos y además se lo mostraría a Gardel en Francia, que se entusiasmaría con el tango y lo grabaría con sus guitarristas Barbieri,  Pettorossi, Riverol y Vivas, en 1932 y 1933..

Los veinte abriles daba yo
y ya deseaba recorrer el mundo
que me ilusionó.
Mi pobre vieja en su pesar
lloró de pena
y en alas de mi sueño
abandoné el hogar.
Mi porvenir interrogué
y aunque me dijo el sabio que era oscuro
proseguí con fé.
Soñaba al son de mis primeros años
sin ver los desengaños
pero desperté.

En un momento de su vida, de su confortable fama, de sus reiterados éxitos, también irrumpen las transacciones afectivas con su doble cara, pervive un resentimiento consigo mismo, siente una desilusión preventiva quizás, el mapa sentimental, los sueños lacerados. Todo ello le hace avizorar un futuro distópico. El que lo enfrenta a aquel otro de la flamante juventud cargada de ilusiones que lo llevó a una aventura incierta, pero en la que imaginaba una abundante fuente de maravillosos descubrimientos.

Sueño querido
de mi tierna y bella juventud.
fuiste espantado por
la negra ingratitud.
Solo me queda
de tu mágico esplendor
el yelmo roto
de triste soñador.
Por eso cuando
llega a mi alma
el lúgubre doblar
de las campanas
me dan ganas de llorar.
Sueño querido
ha pasado tu carroza,
para siempre ya te has ido
y no volverás.

Y este letárgico deschave masticado y trasladado a la poesía, al género que lo consagrara lejos de su tierra, sale a la luz con gran tensión emocional.  Aposentado en traiciones que hacen mella en su espíritu y así el resentimiento se encarna en tango de envergadura. Porque el desánimo no hace aguas en la estética del poeta que se encuentra ante la opacidad de todo lo que le rodea. 

Quise ser bueno y solo fui
romántico Quijote para el mundo
que se rió de mí.
En la amistad y en el amor
ful traicionado
y en la mitad del pecho me clavó el dolor.
Todo ilusión tan solo fue
que se esfumó con la primera estrella
del amanecer.
Casi me pierdo en esa noche oscura
soñando en las alturas
pero desperté.

En aquel festival de Tango que se realizó el 7 de agosto de 1972 en el Teatro Colón, y al cual tuve el enorme gusto de asistir, Roberto Goyeneche lo cantó acompañado por la gran orquesta del maestro Horacio Salgán. Vale la pena recordarlo.


                                             

                                  

                                                                                                        
                                 

jueves, 21 de noviembre de 2019

Envío a Celedonio

    Modo compadre de cantar, modo compadre de vivir, modo compadre de alcanzar hazañas, en todas te inscribís con un estilo ganador atesorado en calles con aire de selva y color de aventura, y en donde pedir perdón era ceder hombría. Por tu vitalidad, por tu fervor, por tu alegría, por tu desenfado, por tu manera clara de exponer el sentimiento, sos de la raza de los poetas colonizadores. Pese al riesgo de que algún pedante se encabrite aguijoneado por el prurito del escándalo, te diría que de haberte interesado por otra temática que no fuese exclsivamente la del barrio y sus criaturas hubieses podido ser una especie de Walt Whitman con antecedentes en Carriego.

     Los poetas comúnmente estás devorados por la melancolía. De ella se amamantan y estructuran su vivir. Consiguen como respuesta atrapar unos versos, cincelar alguna imagen, y con eso se engañan, se extasían como pájaros hipnotizados por una copa de verdor irreemplazable. Porque lo más hermoso de la vida no está allí en sitio de clausura, sino en todo lo demás que corre, fluye, brilla y se desparrama en las corrientes generales de las cosas.

    A esa madre de enfermos y románticos, de delicados y exquisitos le rendiste obediencia en la medida que correspondía. La calle, la misma calle que a tantos otros convierte en malandrines o en horteras o en guapos de relieve efímero, a vos te dio la necesaria fiereza como para no dejarte arrinconar por el equívoco juego de las palabras, te dio el atrevimiento, el temple que se adquiere en el baldío o en la esquina tumultuosa. como para hacerle un guiño tierno y callejero a las tinieblas que se suelen amontonar entre las sienes de los conjurados del verso y la metáfora.

    Kid Cele, ¿a quién le habrás dado el puñetazo más certero en tu corta pero tan comentada carrera pugilística? Pienso que no fue el rival circunstancial que te fijó la cartilla boxística, sino el escéptico de cigarrillo y café que no creía en la demoledora fuerza de tus versos. ¡Qué ganchos, qué uppercuts los de tus letras! Con Mano a mano diste en el plexo de la gloria, con Corrientes y Esmeralda en la mandíbula de la inmortalidad. Hay otros aciertos en tu carrera de autor-boxeador que arroja piñas con indeclinable justeza en el esquivo rostro de la fama. Con lo nombrado basta ¿o acaso no basta un pétalo para denunciar la calidad de la rosa originaria?

    Cele, sé de memoria cualquiera de tus letras. desde la prepotente de Margot hasta la rezongona y bravía de Mala entraña. La exactitud de tu léxico es la de un atleta que baja una marca. Sabés definir con certeza sin otra retórica que la que manda tu lunfardo, y en los períodos de cada estrofa te manejás con la comodidad de una paloma en la mitad del cielo. Nadie te superó en oficio, en la maestría de construir leyendas y personajes, adversidades y fortunas dentro del rígido perímetro de los octosílabos. Tenías el poder que se asimila leyendo a los clásicos de la lengua, pero a tu Garcilaso lo educaste en el tango que salpica desde el empedrado, y a tu marqués de Santillana lo convertiste en plebeyo que necesitaban las generaciones de una ciudad portuaria.
                                                                                                   

    Tu cédula de identidad, tu marca de fábrica está en tu canto a Villa Crespo. Allí luce como nunca tu estética del chamuyo letrao, que tantas veces por afectado y pretencioso se aleja de lo verdadero.

    Desde hace tiempo hay academias que enseñan a escribir en verso. Desconozco la técnica de la enseñanza, pero una duda me hace abrir los párpados. Estos maestros de la imposible ¿no confundirán gramática con arte, el peso de una frase con los imponderables de una imagen, regímenes de acentuación con el orden angélico de lo inefable?

    En ese canto al barrio, Cele, además de cumplir con el primer precepto, que es el de deleitar, introducir como al descuido una academia de poesía en cada cuarteta, sobre la misma marcha de los versos desarrollás tu propio Siglo de Oro entremezclado con la mistonga musa. Nos revelás, en fin,  que esta ciencia es lo más parecido a un juego, a una costumbre natural entre los hombres.

    Se dice que por respeto a las grandes figuras de tu época preferiste ampararte en el vocabulario de la calle. ¿Será verdad? ¿No habrá sido una astucia de tu parte mezclar lenguaje culto y lenguaje popular, sabiendo que en esa identificación estaba el detonante que reclamarían los jóvenes de un tiempo posteior al tuyo?

    Poeta de una milonga escrita para patios, cultor de la amistad papusa y de la lira rante, siempre serás el taura de la canción maleva, el intérprete máximo del arrabal vestido de mistonguería, el bardo milonguero cuyos versos sigue entonando, hoy como ayer, Carlitos.

                                                                             OSVALDO ROSSLER


    

martes, 19 de noviembre de 2019

BIEN MILONGA

         Así es el tango

         En el llorar,
         garganta de bandoneón.
         En el bailar,
         taquito repicador.
         Ya lo sabés,
         eso es todo lo que expresa y más,
         el tango embarullao
         de mi ciudad.

                   Homero Manzi



Martes 19 de noviembre y nos aprestamos para vivir otra noche súper milonguera en la pista tan bien puesta de la Casa de Aragón-Madrid. BIEN MILONGA  funciona a full desde las 21 a las 0 horas, con el repertorio clásico, para los bailarines de tango, que convoco a través de los discos.

      

Como de costumbre me doy el consabido rodeo por otras pistas lontanas con el fin de ir afilando los remos para la velada de esta nochecita.

Y así me planto en el Winter Tango Nápoles, de Italia, donde la pareja que integran Noelia Hurtado y Carlos Espinoza, bailan el tango El Tigre Millán, por la orquesta de Juan D'Arienzo, cantando Alberto Reynal..
                                  

Acto seguido  me mando a las hermosas islas griegas. Más concretamente al Lesbos Internacional Tango Meeting. Allí,  la dupla local: Loukas Balokas-Georgia Priskou, son los que se lucen con este valsecito: Bailando me diste un beso, por Francisco Canaro, su orquesta y sus cantores Alberto Arenas y Mario Alonso.
                                     
Ahora un salto lungo hasta llegar al Singapur Internacional Tango Festival. Porque así puedo  disfrutar viendo a Sebastián Arce y Mariana Montes bailando la milonga: Reliquias porteñas, interpretada por un conjunto invitado al festival. 

                                         
¿Viste todo lo que te despierta el tango milonguero? Esta noche nos sarpamos...

domingo, 17 de noviembre de 2019

Muchacha

Domingo de valsecitos que alegran el alma y combaten el frío invernal. La pista de baile se convierte en un aleteo de cuerpos que danzan girando al ritmo de esas grabaciones que son como la música que florea el pentagrama. La nostalgia romántica nos inunda de títulos que vibraron en mi infancia, adolescencia y primera juventud. Esos valsecitos que preparaban para los novios en la fiesta de casamiento. Los que tocaban guitarreros y fueyes orejeros en su recorrida por los cafés de los barrios para pasar luego el platito... Los cantores que daban la serenata a las novias a punto de casarse.

Es cierto que Lágrimas y sonrisas, La loca de amor, Un placer, Desde el alma, El aeroplano, Orillas del Plata, Pabellón de las Rosas y tantos otros, fueron los primeros que entraron en los oídos y el corazón de los porteños. Los que abrieron el camino para que flamearan en el repertorio de las Orquesta típicas. Desde entonces, el memorial nos recuerda que han florecido infinidad de páginas con este ritmo alegre, contagioso,  en su travesía dentro del espíritu y el entramado tanguero.

                           
Homero Manzi

Homero Manzi, con su paleta descriptiva, la fuerza mineral de la palabra, dibujando a esos personajes heridos y melancólicos, bucea en la arena del olvido, retoma las viejas costumbres del barrio, capta la zozobra de lo genuino en el dolor de una muchacha abandonada por el amor que creía eterno y hurgando en esas batallas del desamor, compone este valsecito, al que Félix Lipesker le puso música.

Muchacha, me han dicho
que sufres de amor,
que a veces muy sola
te han visto llorar.
Que pasas las tardes
detrás del balcón,
leyendo las cartas
de aquel que no está.

Qué importa, muchacha
si un día se fue,
sin causa de enojo
sin causa de adiós. 
Muchacha, la tarde
se ha puesto a llover,
Cerrá, cerrá
el balcón...

La fulgentes pavesas de ilusiones se van apagando. La realidad y el deseo chocan abruptamente en el corazón de la muchacha. El desgarro, la zona de sombras, también las viviría el gran poeta y hombre de letras y cómo no iba a comprender el dolor de ella. Por eso intenta disipar en la frustrada novia los pensamientos autodestructivos que conoce de cerca. Las cosas transitorias, el esplín que la consume en su laberinto sentimental, le dan pie a Manzi para ejercer de poético consejero, con verba impulsiva.

No sigas triste,                                             
buena muchacha,
no te conformes
al desengaño.
Ahoga ese llanto
que todo pasa,
pasan las penas
como los años.

Falsas promesas,
versos mentidos,
cartas lejanas
versos perdidos.
Todo, muchacha
se irá al olvido,
cuando otro nombre
te haga soñar.


Manzi y Félix Lipesker compusieron juntos éste y otros hermosos valsecitos como: Gota de lluvia, Romántica, Más allá y Tu nombre. Todos realmente deliciosos como Muchacha, que grabara Francisco Canaro con su orquesta y el cantor Eduardo Adrián, el 29 de diciembre de 1942. Y que podemos escucharlo ahora mismo.

                            

martes, 12 de noviembre de 2019

BIEN MILONGA

Muchachos, en esta milonga
un fueye rezonga llamando a bailar
y cada vez  que escucho un tango
parece que ella me está hablando.
¡Qué cosas tiene el corazón!
Uno se ríe del amor
y al fin por él vive penando.
   Carlos Russo


El fueye, el piano, el contrabajo y los violines, anche el cantor, nos llaman a bailar todos los Martes en BIEN MILONGA. Un clásico en Madrid desde hace seis años, que arranca a las 21 y sigue hasta las 0 horas, con la música que nos hace volar y soñar en la pista, en un ambiente entrañable. José María y Charo te reciben en la Casa de Aragón, sita en Pza. República Argentina nº 6.


De paso cañaso y a modo de aperitivo, ya sabés que me gusta darme un rodeo por esas pistas milongueras del ancho mundo, donde no hay golpes de estado, sabés, y el tango nos redime de tantas atrocidades que vemos, leemos y escuchamos a diario. 

Arranco por el Gante Tango Festival, en esta ciudad belga, para ver a Fabián Peralta y Josefina Bermúdez Ávila, que saltan al ruedo con el tango: Mi vida en tus manos, por la orquesta de Rodolfo Biagi, cantando Hugo Duval.
                                                          

Un piccolo viajecito hasta Nantes (Francia), instalándonos en Las Noches blancas del Tango. Y allí vemos en acción a Magdalena Gutiérrez y Germán Ballejo, bailando el valsecito Isabelita, por la orquesta de Enrique Rodríguez. Canta Armando Moreno.

                                     
El regreso a Bélgica. Concretamente a La milonguita, en Bruselas. Acá podemos ver en acción a Mariela Sametband y Guillermo Barrionuevo luciéndose en una milonga: El desafío. Interpreta la orquesta de Aníbal Troilo, cantando Fiorentino y Alberto Marino.

                                      
¿Viste qué lindo? ¡Pues esta noche nos toca a nosotros gastar suela a rolete!