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domingo, 17 de noviembre de 2019

Muchacha

Domingo de valsecitos que alegran el alma y combaten el frío invernal. La pista de baile se convierte en un aleteo de cuerpos que danzan girando al ritmo de esas grabaciones que son como la música que florea el pentagrama. La nostalgia romántica nos inunda de títulos que vibraron en mi infancia, adolescencia y primera juventud. Esos valsecitos que preparaban para los novios en la fiesta de casamiento. Los que tocaban guitarreros y fueyes orejeros en su recorrida por los cafés de los barrios para pasar luego el platito... Los cantores que daban la serenata a las novias a punto de casarse.

Es cierto que Lágrimas y sonrisas, La loca de amor, Un placer, Desde el alma, El aeroplano, Orillas del Plata, Pabellón de las Rosas y tantos otros, fueron los primeros que entraron en los oídos y el corazón de los porteños. Los que abrieron el camino para que flamearan en el repertorio de las Orquesta típicas. Desde entonces, el memorial nos recuerda que han florecido infinidad de páginas con este ritmo alegre, contagioso,  en su travesía dentro del espíritu y el entramado tanguero.

                           
Homero Manzi

Homero Manzi, con su paleta descriptiva, la fuerza mineral de la palabra, dibujando a esos personajes heridos y melancólicos, bucea en la arena del olvido, retoma las viejas costumbres del barrio, capta la zozobra de lo genuino en el dolor de una muchacha abandonada por el amor que creía eterno y hurgando en esas batallas del desamor, compone este valsecito, al que Félix Lipesker le puso música.

Muchacha, me han dicho
que sufres de amor,
que a veces muy sola
te han visto llorar.
Que pasas las tardes
detrás del balcón,
leyendo las cartas
de aquel que no está.

Qué importa, muchacha
si un día se fue,
sin causa de enojo
sin causa de adiós. 
Muchacha, la tarde
se ha puesto a llover,
Cerrá, cerrá
el balcón...

La fulgentes pavesas de ilusiones se van apagando. La realidad y el deseo chocan abruptamente en el corazón de la muchacha. El desgarro, la zona de sombras, también las viviría el gran poeta y hombre de letras y cómo no iba a comprender el dolor de ella. Por eso intenta disipar en la frustrada novia los pensamientos autodestructivos que conoce de cerca. Las cosas transitorias, el esplín que la consume en su laberinto sentimental, le dan pie a Manzi para ejercer de poético consejero, con verba impulsiva.

No sigas triste,                                             
buena muchacha,
no te conformes
al desengaño.
Ahoga ese llanto
que todo pasa,
pasan las penas
como los años.

Falsas promesas,
versos mentidos,
cartas lejanas
versos perdidos.
Todo, muchacha
se irá al olvido,
cuando otro nombre
te haga soñar.


Manzi y Félix Lipesker compusieron juntos éste y otros hermosos valsecitos como: Gota de lluvia, Romántica, Más allá y Tu nombre. Todos realmente deliciosos como Muchacha, que grabara Francisco Canaro con su orquesta y el cantor Eduardo Adrián, el 29 de diciembre de 1942. Y que podemos escucharlo ahora mismo.

                            

1 comentario:

  1. Humilde valsecito recuperado del olvido, aunque no llega a las cimas de las mejores letras de Homero. Gracias.

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