En los cafés de camareras de la Boca, lo identificaban de entrada a Arolas por su exótico atuendo y con el bandoneón a cuestas, pegó fuerte de arranque. Fue en el café La turca, de Necochea y Pinzón donde comenzó a lucirse junto a Ernesto Ponzio y Leopoldo Thompson.
En ese momento coincidieron en la zona las dos futuras escuelas del fueye. Una, representada por Arturo Bernstein, la otra por El Tigre, como se lo entró a llamar a Arolas. "El alemán", como se le llamaba a Bernstein, ponía frente suyo un pequeño atril y leía música, algo insólito para una época donde mandaba la improvisación.
Serio, sin alardes, apenas se movía en el banquillo y su bandoneón se abría lo justito, mientras controlaba de reojo los reposa vasos donde apoyaba los chops que iba empinando. De esa escuela serían Maffia y Troilo.
Arolas -derecha- estuvo muchas veces en Montevideo y paraba en esta pensión
Mientras Bernstein, en La Marina, de Suárez y Necochea convocaba a sus adeptos, Arolas desbordaba su temperamento en ampulosos golpes de fueye, enardeciendo a su hinchada y dándole cada tanto un saque a la botella de ginebra que acomodaba junto a su banquito. Su estilo vibrante, de enorme tensión emocional, se apreciará luego en las figuras de Laurenz o Ruggiero.
En sus comienzos Arolas había trabado un trato compinchero con todos esos músicos de su barrio de Barracas, como el mismo Bernstein, Luciano Ríos, Eustaquio Urruzún y Luis Catalán, otro que le fue pasando al pentagrama varias de sus obras. Con ellos anduvo en la noche bohemia serenateando, en rondallas y bautizándolos en la garufa que lo marcaría para siempre.
Una noche estrenó un tango que aún no tenía título. Justo estaba Juan Carlos Parpaglioni, un señor de clase alta, festejando con sus amigos, el triunfo de esa tarde que había tenido en el hipódromo de Palermo su caballo Retintín. Incluso les dio una jugosa propina a los músicos. Y allí, entonces Arolas decidió ponerle a su nuevo tango, el nombre de aquel caballo ganador: Retintín. Algo que le acarreó más propinas del dueño.
Gabriel Clausi, que adosó letra a algunos de esos temas, como Pesce o Baldesarri, haría luego famoso el estribillo que Arolas le dedicó a su gran amigo e integrante del conjunto, el violinista Rafael Tuegols -otro cajetilla como él, a quien apodaban "La Nena" por su atuendo atildado- en dicho tango: "¿Qué hacés, qué hacés? / ¡Ché, Rafael!/ decime donde vas / con ese tren"
Éste y prácticamente todos los temas de Arolas entraron por la puerta grande del tango y se mantienen gallardos, con nuevos arreglos, ejecutados por músicos de amplios conocimientos que ahondan febrilmente en unos temas imperecederos, que podrían ser firmados por afamados compositores.
Juan D'Arienzo grabó con su orquesta Retintín, en 1936 y 1969. Podemos escuchar éste último registro, realizado el 20 de octubre de 1969.
No hay comentarios:
Publicar un comentario