"Ahora que anochece ya en mi corazón,
vuelve el perfume de aquella
ilusión".
Alfredo le Pera
Añorados domingos de niñez, desteñidos
que viví arracimado en tablón proletario,
de ravioles urgentes, de olvidados partidos
voceados esa noche: "¡Fóbal, carreras, diario..!"
Trashumantes parrillas, aroma de chorizo,
"¡El Alumni se agota!", "¡Fruna, limón cortado...!",
era el nervioso preámbulo y venía el hechizo
de gambetear a la cana y entrar de colado.
Allí estaban fieles mis once favoritos
que en las Starosta coleccioné día a día
y en tapas de El Gráfico apilé como un hito.
Recurrentes domingos de marchitas porfías,
me bañaron felices sin ningún requisito
en aquel mundo mágico de mi mitología.
José María Otero
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