Así narraba Mariano Mores el nacimiento de su famosa milonga Taquito Militar, que dedicaría al General Lucero, por aquella anécdota, y sería oficialmente estrenada en el Teatro Colón en 1952, aunque realmente la creó para la película dirigida por Tulio demicheli, La voz de mi ciudad, donde Mores hacía un papel protagonista. Se estrenó en enero de 1953.
El mismo Mariano Mores, nos contaba, en una ocasión que vino a Madrid con su orquesta y compartió escenario con la de Ariel Ramírez, que en los compases iniciales de Taquito militar, pretendía imitar a los antiguos bailarines que hacían resonar su taco francés en el suelo de la milonga cuando acudían a encontrarse con su pareja de turno y también en el comienzo del baile. Había estado diez años en la orquesta de Francisco Canaro y recordaba sus actuaciones en clubes y en el Luna Park. Y comentaba que siempre le llamaron la atención los bailarines.
Esta milonga fue todo un aldabonazo en el cuore tanguero de Buenos Aires, cuando se estrenó, por su efecto candombero y el canto sincopado. Los versos que campan en la pieza musical también constituyeron una pegada, aunque en la mayoría de las versiones grabadas del tema, se escucha en forma instrumental. Francini-Pontier, Aníbal Troilo, Francisco Canaro, Francini-Stamponi y los violines de oro, el Quinteto Real, la Fernández Fierro y la propia versión de Mores con su conjunto.
Cabe acotar que la Legislatura porteña organizó una votación popular en el año 2000, y Mariano Mores fue elegido como "El compositor del siglo" y su Taquito militar como la mejor milonga del siglo.
Los versos les pertenecen a Daniel Gilardoni y Raúl Capablanca (Sebastián Paglione), pero hubo problemas entre ellos y Mariano Mores, por lo cual no figuran en los registros de SADAIC, como co-autores de Taquito militar. Esa letra, que entre otros, grabó María Graña, dice en el comienzo:
Para bailar
Esta milonga, hay
que tener primeramente
Una buena compañera que sienta en el alma
El ritmo de fuego así...
Hay que juntar las cabezas mirando hacia el suelo
Pendientes de su compás,
Dejar libres los zapatos que vayan y vengan
En repiqueteo sin fin.
Y que mueva la mujer las caderas
Al ritmo caliente que da el tambor,
Olvidarse de la vida y del amor...
Una buena compañera que sienta en el alma
El ritmo de fuego así...
Hay que juntar las cabezas mirando hacia el suelo
Pendientes de su compás,
Dejar libres los zapatos que vayan y vengan
En repiqueteo sin fin.
Y que mueva la mujer las caderas
Al ritmo caliente que da el tambor,
Olvidarse de la vida y del amor...
Para bailar...
Porque en este baile insinuante
Hay que tener,
Desde el corazón palpitante
Hasta los pies,
El repiquetear del taquito
Se hace obsesión,
Hasta que se funde en el ritmo
Del corazón...
Hoy podemos recordar la milonga Taquito militar en dos versiones: la de Mariano Mores y su orquesta, en grabación del 15 de abril de 1957. Y la de Héctor y su jazz en tiempo de rumba, grabada en 1954. Curiosamente, ambas versiones fueron arregladas por el talentoso Martín Darré, que trabajó en las dos orquestas y fue felicitado por Mores, al escuchar el trabajo que hizo con Héctor Lomuto..
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