De cuando estaban en boga los concursos de intérpretes que arrastraban multitudes. De aquellos espacios radiales surgieron numerosos intérpretes que dejaron huella. Se podían ver grandes finales en teatros e intervenían tanto cantantes masculinos como femeninos. La imagen de los grandes citados más Charlo, Hugo del Carril, Libertad Lamarque; Rosita Quiroga, Mercedes Simone sirvieron de faro orientador a los que venían detrás, con todas sus ansias de intérpretes de la canción popular.
Los años cuarenta nos trajeron todo tipo de modelos de cantor de orquesta: Fiorentino, Marino, Rufino, Podestá, Vargas, Floreal Ruiz, Castillo, Enrique Campos, Berón, Chanel, Echagüe, Dante, Julio Martel, Iriarte, Rivero... Los moldes abundaban y en los barrios porteños había cantidades de jóvenes que ansiaban con ocupar esos puestos, porque el tango arrasaba en el corazón del pueblo.
Incluso orquestas que no estaban en los primeros planos, como por ejemplo José Garcia ("y sus zorros grises"), tenía un cantor como Alfredo Rojas, que no trascendería, pero estaba magníficamente acoplado al estilo del conjunto y sus registros discográficos lo muestran modélicamente en sus interpretaciones. Lo mismo sucedía con la de Ricardo Malerba, por ejemplo, que encontró un perfecto intérprete en el cantor Orlando Medina. O Juan Carlos Miranda con Demare. Y Horacio Lagos con Donato, o Armando Moreno con Enrique Rodríguez.
Canaro había inventado la dupla de cantores, reforzando la parte cantable, dejando atrás la figura del estribllista y Troilo siguió esa línea conformando unas yuntas geniales que empinaron su producción. El cantor solista, volvería a aparecer luego de esta etapa, gracias a sus éxitos como integrante de una orquesta. Pero, en general se presentaban y grababan acompañado por un conjunto que actuaba bajo el peso del nombre suyo, aunque dirigido y arreglado por un músico determinado. Así pasó con Fiorentino, Marino, Castillo, Rivero y varios que siguieron su ejemplo.
El caso contrario se dió con dos grandes como Floreal Ruiz o Raúl Berón que siguieron siendo cantores de orquesta hasta el final de su ciclo. Algunas esporádicas grabaciones con guitarra no modificaron su status ni su enorme historial. Fiorentino quedó retratado en la historia por sus años en la orquesta de Pichuco. Los cantores del cuarenta y cincuenta fueron el ejemplo válido y definitivo. Las orquestas tuvieron en esos intérpretes a una parte importante del conjunto, que reforzó al mismo.
Y con qué placer podemos escuchar esas grabaciones que nos dejaron para siempre. Qué maravilla. Incluso nos acompañan y nos estimulan en la pista de baile porque cantan a ritmo, marcando incluso los compases como hace Angelito Vargas con D'Agostino, Fiore con Troilo, Rufino con Di Sarli o Chanel con Pugliese. Y como cada orquesta tenía su estilo propio, inconfundible, el cantor resaltaba todavía más, el sonido de la misma.
El Polaco Goyeneche con Aníbal Troilo |
Escojo dos temas al voleo para representar esa época genial, ilustrativos de lo que fueron los cantores de orquesta en el tango. Arranco con Mi tango es triste de Elías Randal y Marvil (Elizardo Martínez Vilas) , por Miguel Caló, cantando Raúl Iriarte, grabado el 28 de agosto de 1944. Y El tango es una historia, de Roberto Chanel y Reynaldo Yiso, por Osvaldo Pugliese, cantando Roberto Chanel, llevado al disco el 22 de agosto de 1944.
Mi tango es triste- Miguel Caló-Raúl Iriarte
El tango es una historia - Osvaldo Pugliese-Roberto Chanel
Sabemos que la poca o demasiada relevancia que se aplica a cantores, solo es cuestion de gustos...mi gusto se inclina por dos cantores : UNO Jorge Duran (segun mi gusto, lo MEJOR que escuche, acompañado por Di Sarli y
ResponderEliminarcomo voz femenina, Carmen Duval)
Su interpretacion del tango "Entre
Sueños" es maravillosa...!!
Coincido en lo de Carmen Duval. Fue una gran cantante de tango.
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