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lunes, 10 de abril de 2017

Jovita Luna



Nació en una familia de artistas y pronto aprendería ballet. Su figura y belleza la ayudarían y Jovita Luna, née María Eugenia Luna, desarrollaría una gran carrera en los escenarios merced a sus conocimientos de baile y a su espléndido porte. Alfredo Alaria la escogió como primera figura para su ballet y la llevó a España y Francia, donde después de exhibirse con gran suceso la compañía en el Casino de París, llegaría ella a ser primera vedette del Lido. 

En España, filman en 1962 la película Diferente junto a Manuel Monroy y Julia Gutiérrez Caba que dirigiría Luis Manuel Delgado y revitalizada hoy como película de culto por tratarse de una historia subliminal de gays, increíble para su época. Y más insólito es que fuera premiada por el Sindicato Nacional del Espectáculo. Jovita Luna, fallecida a los 81 años en su Buenos Aires querido, fue una artista polifacética, que con idéntica fortuna podía danzar sobre el escenario, lucir como gran vedette en el Teatro Maipo de revistas junto a Nélida Roca y Beba Bidart o hacer un festejado skecht cómico interpretando a dos viejecitas sentadas en un banco de plaza con Antonio Gasalla. 

                                        


En 1951 desarrolló un lucido papel en la película El Patio de la Morocha, dirigida por Manuel Romero y basada en el tango de Cátulo Castillo y Mariano Mores. En 1972 volvería al cine argentino en otro papel muy distinto y donde demostró su enorme capacidad. El filme se llamó Argentinísima, dirigida por Fernando Ayala y Héctor Olivera y está totalmente dedicado al folklore argentino, presentando a las grandes figuras de este rubro. Entre otros: Atahualpa Yupanqui, Eduardo Falú, Mercedes Sosa, Los Chalchaleros y una larga lista. 

En el ínterin Jovita brilló en escenarios de diferentes países y las marquesinas de grandes teatros de Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Italia o Brasil, incluyeron su nombre y mostraron su admirado físico y su sonrisa triunfadora, a la vez que su arte interpretando tangos o folklore arrancaba muestras de aprobación. En 1977, en el Teatro El Nacional de la calle Corrientes, Romay montó el musical Chicago, con Nélida Lobato, Ambar la Fox y Juan Carlos Thorry, y allí volvió a destacar Jovita en el entrañable papel de Mamá Morton.

                                                   


También en teatro hizo con Gloria Montes y Alba Solís un hermoso desfile de temas bajo el título de Tango y Carmín. Y cuando parecía que su trayectoria artística entraba en un declive forzoso, por razones de edad, la misma que en 1938 integraba el dúo Las Porteñitas por radio, le pondría la guinda del postre a su proficua carrera, haciendo de arrabalera por el mundo. Fue en noviembre de 1983 cuando el parisino Teatro de Chatelet asistió al nacimiento de un fenómeno sin precedentes en la cultura y el arte populares, con el estreno de Tango Argentino

Este espectáculo, planeado y montado por los coreógrafos Claudio Segovia y Héctor Orezzolli, que habían acometido la ardua empresa de reunir bailarines, músicos y cantantes de tango atendiendo fundamentalmente a su carácter de epígonos de una noble tradición, más que a moldes tradicionales de belleza, destreza o plenitud vocal. El mentor fue el director argentino Jorge Lavelli que accedió a un requerimiento del director del Theatre de Chatelet que quería un espectáculo completamente original de tango. 

Lavelli, en sus viajes a Buenos Aires, escuchaba como Segovia le hablaba de un proyecto con Troilo, que se cayó con la muerte de éste. Luego lo intentó con Piazzolla, pero desistió porque Astor sólo quería hacerlo en base a su música. Lavelli lo presentó al empresario francés y luego de hipotecar el dinero de su familia, Segovia y Orezolli sacaron adelante el proyecto, que incluía a los grandes del tango: Horacio Salgán-Ubaldo De Lío, Roberto Goyeneche, Elba Berón,  el Sexteto Mayor, Raúl Lavié,  los mejores bailarines : Copes-María Nieves, Virulazo y Elvira,  Mayoral y Elsa María, Nélida y Nelson, María y Carlos Rivarola. Un elenco impresionante. 

                                   
Jovita Luna

Y Segovia-Orezolli recurrieron a Jovita Luna. El primero la veía así: “Tenía un físico extraordinario, como el de Marlene Dietrich, cultivado para estar en escena: su delgadez increíble, su elegancia, su conocimiento de la caja escénica… Además, en los 50 había triunfado en los grandes escenarios”. En París, como había pocas entradas vendidas, el Director pidió hacer un ensayo general para el periodismo y los coreógrafos se negaron. Entonces aquel corrió el telón y  descubrieron que estaba lleno de críticos y fotógrafos.   

Apremiado por las circunstancias Segovia decide hacer solo una canción y la escena final. Y la eligió a Jovita por su clase y experiencia. Apenas ella empezó a cantar se escucharon unos “¡bravos1” ensordecedores y al día siguiente la prensa parisina le dedicó páginas enteras al espectáculo y fue un éxito impresionante. La gente hacía colas bajo la nieve y actuaron a teatro lleno durante mucho tiempo. A partir de ahí vinieron las giras por media Europa y dos años en Estados Unidos de costa a costa. Tango Argentino popularizó y puso sobre el tapete mundial al Tango.
                                                                        

                               

            
Jovita Luna volvía a ser una estrella y su voz se luciría en temas tan distintos como Balada para mi muerte, Nunca tuvo novio o De mi barrio, que parecía escrito para ella: “Yo de mi barrio era la piba más bonita, / en un colegio de monjas me eduqué /  y aunque mis viejos no tenían mucha guita, / con familias bacanas me traté…” 

Este tango que compuso el pianista Roberto Goyheneche en 1923, es el tema con el que podemos recordar a esta genial artista que pasó del folklore y el music hall al tango, demostrando el mismo talento para todo lo que representara la música y el arte de su país. La acompaña, en Tango argentino, la orquesta que dirige Osvaldo Berlinghieri.

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