Juan Carlos Tavera se llamaba en realidad Juan Carlos Moscón y tocaba el acordeón, herencia de su itálico padre, que también canturreaba tangos con su acento del Véneto. Desparramó su talento en el jazz, el folklore y el tango con el mismo afán y similar acierto. Poeta de fina pluma, tuvo innumerables aciertos en su vida breve porque falleció en 1991, contando apenas 55 años. Le dió tiempo para pincelar poemas como el que traigo hoy al blog y que lleva música del mismo tenor romántico, de Adrián Posse (Adrián Justo Garibotti).
Juan Carlos Tavera |
La amistad entre ambos viene de los tiempos de Huancá Huá, el conjunto folklórico al cual Tavera le aportó numerosos temas y en el cual cantaba Posse, que se alió con Tavera en la composición. Posse, con el tiempo, y en sus 20 años de trayectoria como director artístico, productor y compositor ha vendido más 40 millones de discos mundialmente, ha sido premiado con 5 Premios Ascap y ha escrito y compuesto canciones para grandes artistas a nivel internacional como Celine Dion, Luis Miguel, Carlos Santana, Ricardo Montaner, Paul Anka, Lucero, Thalía, Paulina Rubio, Pilar Montenegro, Alejandra Guzmán, Patricia Manterola, Jerry Rivera, José José, Pandora, Paloma San Basilio, Rocío Durcal, Daniela Romo, Cristian Castro, Alexandre Pires, Pablo Montero, Marisela, Rocío Banquells y Mijares, entre otros.
Por su parte, Tavera, en su trayectoria fue sembrando temas tangueros que harían camino en las voces de Néstor Fabián o el Polaco Goyeneche. También se incorporarían a repertorios como el de Osvaldo Pugliese. Algunos de ellos, que tuvieron mucho recorrido, por su calidad, serían: Vamos todavía, Qué me querés vender, Vamos Buenos Aires, A un extranjero, La última esquina, con música de Osvaldo Tarantino; Un simple vals, con Ismael Spitalnik; Vientos del ochenta, Mi tiempo feliz, Toco y me voy, Cuestión de ganas, con Rubén Juárez; Dinastía con Raúl Garello; De nuevo María, con Leopoldo Federico, como un extracto del calibre que atesora en su muy extensa nómina de composiciones.
En el valsecito del título, nos mete de cabeza y cuore en su argumento y destila una vena poética digna dedestacar por la ternura en que envuelve sus sentimientos, sometidos a los vaivenes del tiempo.
Estoy donde empezó
el amor
hay algo de tu voz,
en las últimas
lluvias de marzo.
Igual los
patios del solar,
le han vuelto a las veredas
las mismas naranjas amargas.
Todo está tal cual nos vió pasar
tan cerca y tan lejano
ya,
las horas del amor
fugaz.
Y el viejo San Isidro
colonial,
allí donde nació el
amor,
es un enamorado más,
que se ha guardado su rumor.
Adrián Posse |
Y Tavera conocía muy bien esos paisajes que va pintando en sus versos, porque nació y se crió en Beccar, que es un partido de la hermosa San Isidro, en el norte de Buenos Aires. Entre él y Posse establecen las lindes de la lírica y realmente emocionan con el resultado final de esa nostalgia erguida entre los perfiles de San Isidro y el vecino río..
Ayer he vuelto a
caminar
por el mismo lugar,
donde van a
añejarse los años.
Igual, todo ha
quedado igual,
el viejo caracol de
soledad
trepando
nostalgias.
Igual todo ha
quedado igual,
caserones erguidos
ventanales al río,
y un frescor de
rocío
aromado de tiempo y
olvido.
Vale la pena recrear el tema que nos trae desde el disco la voz de mi buena amiga, Patricia Nora, acompañada por la orquesta de Carlos García.
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