-!Quiero papita, / papita, tesoro!.../ ¡Dame papita...papita p'al loro!
Ernesto Ponzio |
La trayectoria de este tango temprano, se puede percibir en las palabras que escribiera en 1910 el famoso escritor, poeta y periodista nicaragüense, Rubén Darío, en París.
He aquí el crepúsculo. El cielo toma un tinte rojizo. El abejeo de las vías humanas se acentúa. Monsieur se viste. Madame inspecciona singularmente sus cabellos, sus hombros, sus ojos y sus labios. Los autos vuelven del bosque como una enorme procesión de veloces luciérnagas. La ciudad enciende sus luces. Se llenan las terrazas de los bulevares y se deslizan las fáciles peripatéticas, a paso parisiense, en busca de la buena suerte.
Los anuncios luminosos, a la yanqui, brillan o fijan intermitentemente en los edificios y los tzíganos rojos comienzan en los cafés y restaurantes sus valses, sus cakewalks, sus czardas y su hoy indispensable tango argentino, por ejemplo:
Quiero papita...
Esta perlita ilustra un poco el vuelo que tomaran entonces los tangos de la guardia vieja, en la capital francesa, prolegómeno del posterior suceso europeo. Era cuando aquellos tangos iniciáticos comenzaban a esbozar sus formas. Ernesto Ponzio procedía de una familia de músicos, como su padre arpista y su famoso tío, Vicente que ya había dado muestras de sus capacidades con el violín.
Desde muy chico, Ernesto tocaba el violín y pasaba luego el platito para juntar unas monedas que llevaba a casa, dado que había fallecido su padre y la madre debía mantener a sus cinco hijos. Para siempre le quedaría el apodo que lo acompañó a lo largo de su carrera: El Pibe. Logró incrustarse prontamente en aquellas casitas: La de María la Vasca, también la de Mamita gracias al violinista Genaro Vázquez que no sólo le dió lecciones del instrumento, sino que además le fue consiguiendo lugares de actuación.
Ponzio-Bazán cuando formaron orquesta |
Así arrancó en La Batería, en el barrio del Retiro y luego formaría en Lo de Hansen en un trío con el citado Vázquez y el flautista Luis Teisseire.. También actuó con otro flautista de renombre, Juan Carlos Bazán, que lo acompañó en algunas aventuras e intentó ayudarlo. El Pibe Ernesto, siempre con la sonrisa campechana, bien empilchado y arreglado a la moda, siguió manteniendo aquel apodo y también su bien ganada fama de compadrito que se enfrentó con varios malevos de entonces y el resultado fue una muerte ocasionada por un enfrentamiento a balazos en un garito de Rosario que le costó muchos años se cárcel.
Ernesto Ponzio y su esposa |
María Luis Carnelli le puso versos a Quiero papita, en 1932, a pedido del propio Ponzio. Y nos dejó una linda grabación de ese tango la Orquesta Típica Víctor, con Alberto Gómez cantando el estribillo, el 5 de abril de dicho año.
15- Quiero papita - Típica Victor - Alberto Gómez
Yo tengo la partitura original de quiero papita y el tango es de David Grasso y por la clase de partitura (soy coleccionista) es de primera decada de 1900, por lo tanto anterior a Ponzio. Me puede contactar a rominabrea@yahoo.com.ar ya que la finalidad es esclarecer la historia. Muchas gracias
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