El Tango es algo más íntimo y el abrazo de la pareja lo denota claramente. En esa unión física de los dos cuerpos hay implícita una necesidad de diálogo, de relación, de sociabilidad. Algo necesario en una época en que se vuelven a construir muros que separan, en la cual no se tiene relación con los vecinos, ni se vive aquella amistad barrial que unía a grandes y chicos espiritualmente.
Por eso el tango crece permanentemente y en cualquier región del mundo se lo baila en forma habitual. Y en algunos países con muy buenos resultados técnicos, interpretativos y posturales.
En nuestro hermoso salón hacemos culto de la amistad y la dignificación del baile del tango.
Y para comprobar cómo avanza el gusto por esta danza, acá los vemos a la pareja integrada por Steffi Oz y Alain, pasándola muy bien con la milonga villera de Aureliano Martín: Milonga en la 31. Miralos en pantalla grande.
Y para que no se queden con las ganas de admirar a esta dupla y los movimiento rítmicos de Steffi, los volvemos a apreciar bailando en un arreglo muy propio, el tango de Ástor Piazzolla: Libertango.
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