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miércoles, 8 de mayo de 2013

Lucio Demare en la milonga

Increíblemente esta excelente orquesta no tuvo el eco merecido en la gran época de las milongas, que pululaban en todo Buenos Aires, arrastrando multitudes ansiosas de bailar. No contaban con él para esos increíbles bailes carnestolendos que garantizaban concurrencias fenomenales, porque tal vez consideraban que su tono no era el más apropiado para atraer a los milongueros de ambos sexos.
                     


Es cierto que había permanecido largos años fuera del país, en aquel Trío que integraba con Agustín Irusta y Roberto Fugazot. Recién en 1936 regresó a la Argentina y ya venía D'Arienzo con todo, revolucionando los pies de los bailarines desde un año antes, luego del reinado de Julio De Caro.

La tremenda popularidad que generó tras suyo el Rey del compás, fue el motor que impulsó al resto de orquestas que fueron inundando radios, palcos, cabarés y clubes de baile, inaugurando una nueva era. La más fructífera y de mayores creaciones que impactaron en emisoras y cafés, y generaron una venta de discos realmente impresionante.

¿Por qué Lucio Demare no pudo engancharse en ese carro triunfal? Esos son los secretos artísticos que muchas veces entran en el misterio.Es cierto que se incorporó al cine con aquella camada de gente que fundó Artistas Argentinos Asociados y que produjeron películas de enorme impacto y categoría.

Acá está con su orquesta en la boite Embassy de la calle Florida. Carlos Almada es el vocalista. Bandoneones: Cóppola, Mori, Capurro y Pepe. Violines Arraiz, Fredien y Melman. Bajo: Sansone.

Pero a la vez compuso tangos magistrales que fueron éxitos de ventas a través de las interpretaciones de orquestas y cantantes. Como Malena, Qué solo estoy, El pescante, En un rincón, Solamente ella, Tal vez será su voz, Mañana zarpa un barco y otros, en colaboración con Homero Manzi, Roberto Miró y poetas destacados del cuarenta.

La orquesta de Demare alumbró su clase en lugares distinguidos pero no entró en el terreno de la idolatría que mereció largamente y que sí alcanzaron conjuntos, que quizás musicalmente estaban un escalón por debajo del tono conseguido por el gran pianista del Abasto.

Es cierto que eran muchos los conjuntos de la época y que algunos de ellos alcanzaron una sobrevida con el retorno de los bailarines a las pistas, como Ricardo Malerba, por ejemplo, que en la época de  oro no tuvo mayor relevancia.
                                               
Lucio Demare con su orquesta y el cantor Juan Carlos Miranda

Y lo mismo le pasó a Lucio. En los años noventa cuando Buenos Aires comenzó a revivir el festival de las milongas y volvieron a abrirse clubes para que se instalara de nuevo el tango en las pistas de baile, entre los resucitados apareció su conjunto.

Algunos musicalizadores resolvieron mezclar sus grabaciones en las tandas y los milongueros supieron valorar ahora el ritmo de la orquesta de Lucio Demare, su buen gusto, el clima que aportan sus distintos cantores: Raúl Berón, Juan Carlos Miranda, Horacio Quintana, y lo idealizaron. Desde entonces esos escasas 102 registros que dejó impresos -entre ellos 21 solos de piano y 4 acompañando a Tania-giran en la onda que gusta a los bailarines de los distintos continentes, obteniendo el póstumo y merecido reconocimiento.

Por sobre todas las cosas me gusta señalar ese hermoso fraseo que siempre lo distinguió, la selección del repertorio y un señorío que jamás perdió, ni aún en aquellas noches que tocaba en su Tanguería, donde disfruté de hermosos momentos plenos de tango y de emotividad.

En este recuerdo, es mejor evocarlo con música y aquí lo traigo en la faz instrumental con el tango de Carlos Di Sarli: Milonguero viejo registrado en 1954. Y cantando el gran Raúl Berón: Pena de amor, donde José María Contursi sigue llorando a su perdida Grisel, con música de Jorge Argentino Fernández. Lo grabó el 11 de abril de 1943.


15- Milonguero viejo - Lucio Demare

08- Pena de amor - Demare-Berón

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