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jueves, 30 de mayo de 2013

La Tana Rinaldi

Es una mina que, sin duda rompió todos los moldes y estereotipos de la cantante de tangos y supo imponer ese estilo que le permitió meterse a París en el bolsillo, llenar teatros y sitios de música en la fría Escandinavia y ser franca y directa en su vida pública.

                                                                                                                   
Cantante de raíz, para lo que cursó ocho años de Canto de cámara,  luego se enrolaría en la Escuela de Arte dramático de donde emergería como notable actriz, haciendo Teatro, radioteatro y cine con gente tan diversa como López Lagar, Alfredo Alcón, Rodolfo Kuhn, María Rosa Gallo, Osvaldo Bonnet, María Hermina Avellaneda, en una época en que Buenos Aires era un hervidero artístico y el público consumía tanto el teatro serio como la comedia, el cine simple y el de los cinéfilos rigurosos.
Cantando con el acompañamiento de Leopoldo Federico
El salto al tango se dio de manera casi natural, aunque pareciese en su momento una osadía. Pero La Tana cantaba en reuniones familiares y entre amigos. Y el tango lo llevaba puesto aunque no lo supiéramos. Quizás ni ella misma. Fue a fines de 1966 cuando graba un disco de tango, casi de manera atrevida, con una orquesta dirigida por el bandoneonista Roberto Pansera, y el resultado sorprendió a todo el mundo. Ahí aparecían sus versiones notablemente personales de Los mareados, Sur, María. Era algo tan distinto...

El gordo Eduardo Bergara Leuman, buen amigo mío, la convenció para inaugurar lo que luego sería su mítico local: "La Botica del ángel". En esos años de rupturas, de innovaciones, de manifestaciones artísticas de todo tipo que enriquecieron la vida cultural porteña, pese a los baches de las dictaduras que tanto daño le hicieron a esas demostraciones, Susana Rinaldi forjó su carácter de cantante de tangos que la llevaría a exhibirse en países lejanos.
Con su cuñado, el reconocido pianista Juan Carlos Cuacci
Se casaría con el bandoneonista Osvaldo Piro, tuvieron dos hijos: Alfredo y Ligia, sobrevino la separación y con María Herminia Avellaneda y Aída Bortnik crean un espectáculo memorable que se estrenó en el Embassy con un éxito increíble. De ahí en más su fama seguiría creciendo y su talento avalaba  tal merecimiento. Porque aunaba la performance de la artista y la cantante.

Así la recibió Julio Cortázar en París y con este bagaje se presentó en el Teatro D'Orsay en 1976 y se le abrieron las puertas del Olimpia. Los franceses aplaudieron a rabiar a esa diseuse que les hacía llegar el tango de una manera distinta, lejana, honda.

En nuestro homenaje, con Tita Alterio, Cristina Aguilar, servidor y Héctor Alterio
En Diciembre de 1997 la llamé por teléfono a París y le dije que teníamos que entregarle un premio (el Sos Gardel) que había inventado yo, para el argentino (él o ella) que hubiera destacado por sus trabajos en Europa en cada año. Al principio puso algunos reparos porque tenía bastante trabajo en Francia, pero vino finalmente y compartimos unos hermosos momentos con compatriotas amigos.
                         
Realmente, la cantidad de premios nacionales e internacionales que ha recibido a lo largo de su carrera, dan para instalar con ellos un Museo. Algunos en Francia, Finlandia o Chile, recibidos directamente de la Presidencia de la República. Para el tango es un orgullo tener semejante embajadora itinerante que incluso lo es de la UNESCO. Nuestro Trofeo es sencillo pero le gustó mucho, está realizado por el artista Osvaldo Pérez D'Elías y la sombra de la Tana se convierte en Gardel.

Desde entonces la Tana ha hecho de todo, hasta política. En Argentina ésto puede ser traumático. Pero ella conoce muy bien la historia y sabe a lo que se se expone el artista cuando
decide hacer eso que, de un modo u otro, practicamos todos. Unos con mayor fortuna que otros, aunque el olvido que todo destruye, nos permita borrar viejas y rotundas afirmaciones que nos pertenecieron y que luego las ocultamos o disfrazamos. Quizás algun día aprendamos a respetarnos aunque pensemos distinto.

La escuchamos en dos temas: En primer término, el tango de Eladia Blázquez: El miedo de vivir y a continuación, de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo, ese aguafuerte: Patio mío.


El miedo de vivir - Susana Rinaldi

Patio Mío - Susana Rinaldi




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