No importa la lengua. Los gestos lo dicen todo y ahí reside la inteligencia del director, precisamente.
"No puedes aprender, ya se te apagó el fuego", le dice el compañero, que lo baila normalmente.
Les puede despertar recuerdos a mucha gente que llegó tarde al tango y tardó en entender los códigos de esta música argentina, porque sólo atisbaba su envoltorio.
Mientras intentamos reflotar nuestro cerebro y nuestros movimientos, de los efluvios de la Nochebuena, vale la pena entretenernos con las peripecias del novato y su maestro, en los vericuetos de la oficina y en esos días navideños.
¡Y Feliz Navidad a todos los amigos y amigas del tango!
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