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domingo, 22 de julio de 2012

Un placer

Después de escuchar cómo "la gastaron" en símil futbolero, Libertella y Grela, me agarraron unas ganas  locas de bailarme este valsecito.

Y como en la belle êpoque, corro un poco los muebles, las sillas, despejo la habitación y me mando con Juan D'Arienzo tocando ese valsecito inolvidable, que silbaban los muchachos por los empedrados porteños
y llenaba las pistas de giros interminables.    

¡Si lo habré milongueado!

Y remedando aquellos bailes en los patios entre macetas y olores fragantes de jazmines y rosales, pincho al Rey del compás con  Walter Cabral cantándolo, en marzo de 1936.

Y me largo a bailar solo. Veo cómo espían por las ventanas de enfrente, pero ya no paro.

D'Arienzo hace bailar hasta a los muertos y me acompaño mentalmente con los muchachos de la barra y las pibas milongueras de entonces, girando al valsar con esta orquesta genial. Un ritmo insuperable.

Un placer

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