Cuando en 1947, Pepe Basso dejó vacante el piano en la orquesta de Aníbal Troilo y formó su propio conjunto, despertó grandes expectativas. Tal era así que arrancó ganando, con actuaciones en Radio Belgrano, en el Dancing Ocean y en el Café Marzotto de la calle Corrientes.
Sus primeros cantores fueron Ricardo Ruiz y Ortega del Cerro.
Con una base rítmica netamente troileana al principio, aunque paulatinamente iría conformando su propia modalidad orquestal de sonoridad brillante y una división rítmica llamativa, donde su piano sobresalía en los solos y en los pasajes fuertes del tema.
Se llevó consigo a músicos de probada categoría y trayectoria, como los fueyes Eduardo Rovira y Julio Ahumada, los violines de Mauricio Mise y Francisco Oréfice o el contrabajo de Rafael Del Bagno, entre otros.
José Basso fue de los primeros en grabar los temas que iba lanzando Piazzolla al mercado tanguero: Para lucirse, Prepárense, Triunfal, Contratiempo. Incluso el mismo Ástor hizo varios arreglos para la orquesta, en los primeros años cincuenta.
Autor de temas importantes: Amor y tango, Rosicler, Qué vas buscando muñeca, Me están sobrando las penas -con poetas destacados- o los instrumentales 11 y 1 (dedicado a su club: Boca Juniors), Brazo de oro, De diez, siete y la milonga Sacale punta al lápiz.
Yo lo recuerdo en sus primeras grabaciones, con el cantor Ricardo Ruiz. Me encanta la voz, su fina manera de decir los versos y la afinación vocal de este cantor, que se luciera antes con Osvaldo Fresedo.
Creo que su interpretación de Claveles blancos con Basso, es lo mejor que se ha hecho con este tango de Armando Pontier y José María Contursi, donde el Catunga sigue llorando su nostalgia por Grisel.
Y a continuación el tango de Osvaldo Fresedo y José A. Saldías: Perdón viejita, de 1925, que Basso-Ruiz grabaran también en 1949.
Claveles blancos
Perdón viejita
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