Canción de Lord Byron, musicalizada por Mario Pardo. La grabó Gardel con sus guitarristas en 1920 y en 1930.
Hay una virgen de alma cariñosa
Tan tiernamente al corazón unida
Que separar mi vida de su vida
Fuera lo mismo que romper las dos...
Tan tiernamente al corazón unida
Que separar mi vida de su vida
Fuera lo mismo que romper las dos...
Hay un semblante pálido y hermoso
Que siempre miro porque está en mi alma
Y que en la sombra de la noche en calma
Vela con mi ángel, cuando duermo yo.
Hay un cabello derramado en rizo
Que él protege mi mano cariñosa
Una cabeza lánguida y hermosa
Que dulcemente desmayando va,
Hay un seno de amor tibio y tranquilo
Donde reclino, pálida, mi frente
Cuando la copa del dolor ardiente
El alma mártir apurando está.
Donde reclino, pálida, mi frente
Cuando la copa del dolor ardiente
El alma mártir apurando está.
Hay unos ojos negros dormidos
A la sombra ideal de las pestañas
Cuya mirada celestial empaña
La tristeza dulcísima de amar,
A la sombra ideal de las pestañas
Cuya mirada celestial empaña
La tristeza dulcísima de amar,
Ojos que buscan en los ojos míos
aliviada, del alma, silenciosos
Ojos dichosos si me ven dichoso
Ojos que lloran si me ven llorar...
aliviada, del alma, silenciosos
Ojos dichosos si me ven dichoso
Ojos que lloran si me ven llorar...
Muy bella interpretación de Alberto Cortez, ese inolvidable amigo y enorme cantor.
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