ASTOR PIAZZOLLA
-He llegado a una conclusión -y creo haber ganado en experiencia-: estamos equivocados cuando en Buenos Aires suponemos que para el extranjero hay que hacer un tipo de tango acorde con la modalidades de los países a los que se quiere llegar. Lo que gusta es lo autóctono nuestro, lo que hacemos acá todos los días.
-Creo que los conjuntos que salgan del país, deben ser dirigidos por músicos, en el sentido cabal de la palabra y si es posible que el director sea a su vez orquestador, caso contrario, deberá llevar uno bueno en el conjunto. Digo esto, porque en muchos lugares no se puede contar con cuerdas, bandoneones no existen y los instrumentos de viento hay que adaptarlos al tango.
También porque a veces no se disponen de músicos como para formar conjuntos chicos y otros conjuntos grandes. Todo aquel que salga del país, debe llevar entres sus músicos a solistas de reconocida capacidad, dado que la labor de éstos es preponderante. Es posible que en muchas partes no entiendan el tango, pero nunca podrán decir que el pianista, por ejemplo, no toca bien si se trata de un buen instrumentista.
En cuanto al tango cantado, se puede superar la diferencia de idiomas, merced a melodías sencillas que lleguen al oído de los oyentes.
HORACIO SALGÁN
Autenticidad para el exterior
Hablemos del tango en el exterior, con la mejor intención, sin duda, se han hecho tentativas para adaptar el tango en su instrumentación, para complacer al público extranjero, agregándoles saxofones, acordeón, trombones, etc.
Sin perjuicio de que apoyemos todo intento de renovación con bases serias para dar variedad al tango, creo que hay que aspirar a que se toque y se conozca en el exterior de la manera a que estamos acostumbrados, es decir, con la inclusión del bandoneón y conservando en todo los posible un sabor porteño.
Que yo sepa, jamás nos han enviado foxtrots instrumentados para bandoneón, y han hecho bien. Los que quisieron ejecutar jazz tuvieron que aprender saxofón y tan cierto es, que este instrumento era muy poco conocido hasta que comenzó el auge del género jazzístico.
Por consiguiente, todo aquel que tenga interés en tocar el tango, como es, que aprenda bandoneón. No significa esto que una ejecución en la que no haya bandoneón no pueda ser un tango, pero en principio y para hacerlo conocer bien, es de desear su inclusión. En etapas sucesivas se podrán hacer todas las modificaciones posibles.
Y que no andamos desencaminados en esta idea del bandoneón, es que en Japón y en Francia, por ejemplo, existen ya muchos amantes del tango que han aprendido este expresivo instrumento.
Tratemos pues, de hacer llegar al resto del mundo expresiones genuinas de nuestra música popular y tengamos fe en el tango que tiene méritos de sobra.
(Año 1957)
excelente trabajo el que realiza
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