Se dio juego de mar y arena y las vacaciones estivales me llevaron primero a las playas del Mediterráno, el regreso a Madrid y la segunda parte del disfrute estival en el Mar del Norte. Allá donde es digno de admirar el verdor, las montañas llenas de árboles y las bellezas paisajísticas de Asturias, además de su buen llantar. O enyantar como le llamamos por allá abajo.
Y en estos viajes es recurrente, por lo menos en mi caso, ir provisto de abundantes cds. con tangos, valsecitos y milongas. Es también una manera de hacer más placentero el camino y de paso dejar que revoloteen los recuerdos amontonados a través de los años, con aquellas orquestas y cantores inolvidables. La música que extrañamos tanto en la milonga, esa que el coronavirus nos cortó desde Marzo del 2020.
Como voy recreando los temas entre los escenarios que vamos atravesando, cada uno me trae una motivación y justamente estaba pensando, ante el desfile de las distintas orquestas, cómo influyeron también los cantores del cuarenta en nuestro circular por las pistas. Aquellas duplas maravillosas que marcaron toda una época y siguen alimentando nuestras ansias bailables: Troilo-Fiore, Di Sarli-Rufino, D'Agostino-Vargas, Tanturi-Castillo, D'Arienzo-Echagüe, Caló-Berón y tantas otras.
Troilo y Fiorentino |
Troilo tuvo, sin la menor duda, a los mejores cantores. Todos los grandes pasaron por su orquesta. Nombrar a Floreal, Marino, Rivero, Goyeneche, bastaría como síntesis de ello. Pero esos 71 temas que grabó con su primera orquesta, Orlando Goñi en el piano y Fiorentino cantando en 60 de ellos, son la fase más bailable de Pichuco, aunque siempre fui y seré fan suyo. La voz del tano Fiore es musical, además tocaba el bandoneón y Troilo lo modeló para que fuese un instrumento más de la orquesta. Ni antes ni después fue ese Fiore que nos lleva en volandas por la pista con Goñi y con Pichuco.
La yunta D'Agostino-Vargas fue uno más de los milagros del tango y otro bocatto di cardinale para los que dibujamos en el parqué. La orquesta suena ideal para milonguear, y eso lo cuidó D'Agostino al mango, pero, curiosamente, mientras Vargas fue su cantor, prácticamente estuvo presente en casi todas las grabaciones. Entre 1940 y 46, el cantor de Parque Patricios llevó al disco 94 temas con D'Agostino y el conjunto apenas registró 8 temas instrumentales. ¿Te imaginás bailando Tres esquinas, el Trece, Esta noche en Buenos Aires o Tristeza criolla, con la voz de Angelito Vargas?
La orquesta de Di Sarli es una de las preferidas por los milongueros. Y es que la mano zurda del dire, marcando tiempos y floreos, y los violines acariciándote el alma, te llaman a buscar pareja de inmediato. Cuando comenzaba con su formación, luego del sexteto, en 1939, descubrió al Pibe Rufino y era lo que le faltaba para arrancar con todo. El cantor tenía 17 años cuando grabó su primer tema con Di Sarli: "Corazón"- y fue un campanazo. El Señor del Tango tuvo muy buenos cantores, como Podestá o Durán, por ejemplo, y con todos ellos bailamos muy bien, pero esas 45 páginas que dejó grabadas Rufino, nos siguen alimentando el ansia milonguera.
Ricardo Tanturi con su formación, tallando fuerte entre las grosas, puede ser otro ejemplo de la importancia que tuvieron los cantores en aquella etapa insuperable del tango. Orquesta rítmica al mango, revolucionó todas las formas cantables cuando incorporó a su conjunto al cabezón Alberto Castillo. Su modo de vestir y su reaje en la interpretación lo consagraron rápidamente. Aquellas frases cantadas en los barrios: "Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas; qué saben lo que es tango, qué saben de compás. / Aquí está la elegancia, qué pinta, qué silueta!/Qué porte, qué arrogancia, qué clase pa'bailar!", sellaron su estilo. Y Tanturi, como D'Agostino le dio preeminencia a los cantores. Cuando se fue Castillo y se presentía el bajón de la orquesta, Tanturi encontró a Enrique Campos, un cantor totalmente distinto, que sin embargo, con su estilo, le dio nueva vida al conjunto. En total, la orquesta grabó 15 temas instrumentales entre 1937 y 1944. El resto fueron cantados y nosotros muy agradecidos.
D'Agostino-Vargas |
Osvaldo Pugliese arrancó yumbeando y ganando desde la salida. Fue creciendo armónica y musicalmente, especialmente con los hermosos arreglos de él y sus músicos. Tuvo cantores de peso como Chanel, Morán, Montero y Maciel entre otros. Fue la orquesta con la cual bailé más veces en vivo. Y reconozco que me encanta tener la compañera ideal para bailar Pugliese. El flaco Morán mató, las mujeres lo adoraban y dejaban de bailar para escucharlo y verlo cerrar los ojos y desangrarse en Pasional o Barro, entre muchos otros temas. Como musicalizador, me gusta poner los instrumentales de Pugliese. Y si elijo alguno cantado me decido por Chanel. Da el tono justo y te acompaña.
¿Y qué me contursi de D'Arienzo..? La pista arde cuando suena uno del Rey del compás. No te podés perder esa tanda ni loco. Hay que pisar el acelerador a fondo. Ya sean instrumentales o cantados. Tuvo numerosos vocalistas, algunos realmente notables como Mauré, por ejemplo. Pero Echagüe es D'Arienzo, como Fiore es Troilo, o Vargas: D'Agostino. Grabó tanto que tenés para elegir. No desdeño los de Laborde que llevó al disco 145 temas con D'Arienzo y algunos fueron exitazos. El dire supo encauzar a todos sus cantores y algunos como Valdez también pegaron fuerte. Lo cierto es que pongas lo que pongas, con D'Arienzo y sus cantores baila hasta el camarero...
Osvaldo Fresedo dejó una estela enorme con su orquesta y sus composiciones. Fue como una caricia para las costumbres de la época. Siempre le dio importancia al tango cantado y su hermano Emilio creó versos musicalizados por él, que siguen sonándonos familiares y entrañables para bailar. Tuvo dos cantores, especialmente, que no solamente encajaron con el "estilo Fresedo", sino que le dieron trascendencia a los temas que interpretaron. Fueron Roberto Ray y Ricardo Ruiz -mi preferido-. Y bailar Aromas cantado por Ray o Después del carnaval por Ruiz, son un gustazo bárbaro.
En aquellas décadas del cuarenta-cincuenta, los grandes poetas del tango crearon páginas de enorme calado que continuamos escuchando en la voz de aquellos cantantes y en la de los actuales. Temas que desafían al tiempo y que son los que hicieron perdurar el espíritu y su universalidad actual, junto a los compositores de todas las épocas. Los cantores de orquesta los llevaron al disco y a las pistas de baile.
Y no fueron solamente los citados. Hubo otras duplas que también nos muestran el calibre interpretativo de orquesta-cantor, como Biagi-Ortiz, Demare-Berón-Miranda, José García- Alfredo Rojas, Ricardo Malerba-Orlando Medina, Canaro-Roldán-Famá, Donato-Lagos-Lita Morales, De Angelis-Dante-Martel, Gobbi-Ángel Díaz Díaz-Maciel, Enrique Rodríguez-Armando Moreno, Laurenz-Podestá-Bermúdez, Basso-Floreal-Belussi-Durán, Francini/Pontier-Sosa-Podestá-Florio, Incluso Varela-Ledesma-Lesica-Lavié-Falcón o Salgán-Paya Díaz- Deval-Rivero-Goyeneche. Aunque en estos dos últimos casos no cuentan para la milonga pese a que hayan tenido éxito y Salgán fuera un grande de verdad.
Mirá, pongo al voleo dos temas cantados y bailados para iluminar los recuerdos milongueros... Pero los disfrutamos mejor bailándolos como lo hacen estas parejas. ¿O no?
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