Hay innumerables ejemplos de este género que se han extendido a diversos países del mundo, porque los pinchadiscos de turno, siempre deben tener un stock oportuno para introducirlos en las tandas que separan la polenta intrínseca, emotiva, de los tangos, ingresando la cuota necesaria de ritmo y alegría vivificantes que se advierte en los giros y sonrisas de los bailarines moviéndose al compás de un valsecito..
En aquella hornada impresionante e irrepetible de los años cuarenta, germinó Bajo un cielo de estrellas. Con los versos tan emotivos y nostálgicos de José María Contursi y la música que ostenta una sensibilidad rítmica y melódica que le da alas a la letra, la va envolviendo e iluminando, y a la vez devolviendo una época que caducó pero que dejó huella en el poeta y también en todos nosotros.
Mucho tiempo después de alejarme
vuelvo al barrio que un día dejé
con el ansia de ver por sus calles
los viejos amigos y el viejo café...
En la noche tranquila y oscura
hasta el aire parece decir:
"¡No te olvides que siempre fui tuya
y sugo esperando que vuelvas a mí!"
¿Quién no ha pasado por una situación así? El regreso al pasado, la alquimia de aquel romance iniciático con su temperatura emocional, las rememoraciones semicaóticas, esa casa cuya puerta está fijada en la memoria, la reverberante chatarrería sentimental... y toda la liturgia del recuerdo desteñido ante la vista actual de aquellas calles, del viejo café conde se reunía la barra de amigos, las anécdotas, vendaval de ilusiones y las frases que se fueron quedando grabadas para siempre....
José María Contursi |
En esta noche vuelvo a ser
aquel muchacho soñador
que supo amarte
y con sus versos te brindó sus penas...
Hay una voz que me dice al oído:
"¡Yo sé que has venido por ella...por ella"
Qué amable y que triste es a la vez
la soledad del arrabal
con sus casitas y sus árboles que pintan sombras...
sentir que todo, que toda la nombra,
¡qué ganas enormes me dan de llorar!
La vista de las cosas que quedaron atrás y ya no pueden volver duplican la persuasión de estar ausente. La noche tibia que se insinúa en la penumbra deja paso a la revelación que traen esos escenarios particulares, llenos de fantasmas, de sueños, ronda de voces y emociones. El corazón guarda una sustancia especial, el temblor de una pasión, palabras derramadas convertidas en cenizas... Y en esas calles que le devuelven viejos sueños, él intenta espantar aquellos recuerdos..
Bajo el cielo cubierto de estrellas
un fantasma parezco al pasar;
no he de verme jamás con aquella
que tanto me quiso ¡y hoy debo olvidar!
en la noche tranquila y oscura
hasta el aire parece decir:
"¡Para qué recordar que fui tuya
si yo ya no espero que vuelvas a mí!"
Lo grabó Miguel Caló con su nueva orquesta y el cantor Alberto Podestá, el 12 de marzo de 1941. Hacía cerca de 3 años que Caló no grababa y éste fue su primer registro en 1941 y el debut de Podestá, que venía de San Juan y tenía entonces ¡16 años!
Mabel, lo cantaba mí padre, y yo lo aprendí de oírlo, hoy en un espacio de la radio de.mi ciudad, hablo de tangos y valses, y sus historias inolvidables y eternas. Gracias.
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