Armando Laborde |
Se llamaba José Atilio Dattoli, era un muchacho de barrio, de esos que abundaban entonces, que cantaban en la calle con los amigos, en el café de la esquina, mientras transcurría su adolescencia y temprana juventud. Tenía linda pinta, alto, sonrisa abierta de par en par y las muchachas lo admiraban por esas dotes naturales, mientras que la barra lo instaba a cantar. En aquellos conjuntos espontáneos que se armaban en su barrio de Palermo, con músicos empíricos pero entusiastas, alternaban en algún club social o en fiestas improvisadas.
Laborde no tuvo escuela, no fue a ninguna academia de canto, lo suyo fue algo natural, surgido del apogeo del tango en aquellos años en que abundaban los cantores, futbolistas y boxeadores en todos los rincones porteños. Y los amigos lo alentaban para que llegara a alguna orquesta de las muchas que había entonces. Tuvo pequeñas oportunidades: con Manuel Buzón y cuando estuvo a punto de ingresar a la de Ricardo Tanturi, al marcharse Alberto Castillo de la misma.
Un amigo habló con el pianista de la orquesta, Armando Posada, y le comentó que Laborde podía ser el reemplazante ideal. Ëste lo comentó con Tanturi y lo convocaron para una prueba. Parecía que podía ser, pero justo llegó de Montevideo Enrique Campos (en ese entonces cantaba como Enrique Ruiz en Montevideo), y el director decidió que era el reemplazante ideal de Castillo.
Su destino, empero, estaba escrito, sería cantor. Y Alberto Tavarozzi, violinista, director, compositor, al que Gardel le grabó 4 temas: Esta vida es puro grupo, Gotas de veneno, Media Noche y Te fuiste hermano, lo escuchó cantar a Laborde en unn encuentro casual y le prometió un encuentro con D'Arienzo. Éste ya le había grabado un tema suyo "Almanaque de ilusión". Pasaban los días, no había novedades, hasta que un día lo llama y le comunica que D'Arienzo, le va a tomar una prueba.
La orquesta de Juan d'Arienzo en 1945 con sus cantores Laborde y Echagüe |
En el momento que Tavarozzi habla con D'Arienzo y le insiste en que lo pruebe al "muchacho que promete", el director lo tenía casi comprometido a Carlos Bermúdez, para reemplazar a Héctor Mauré. Pero aceptó la sugerencia de Tavarozzi y lo citó a una prueba en radio El Mundo, a ese "muchacho pintón y de muy buena voz", del que le hablaba. Y fue un mal trago para el nervioso aspirante porque D'Arienzo no apareció a la cita. Aunque al día siguiente lo llamó por teléfono y quedaron en hacer esa imponente prueba.
Lo curioso del caso es que a D'Arienzo no le gustaba el nombre de su nuevo cantor y no había pensado en un seudónimo artístico. Estaba ya en Montevideo para las actuaciones de fin de año y del sello grabador lo llamaban para saber el nombre del cantor y poder imprimirlo en las etiquetas del disco. Iban en el autobús que los transportaba desde Carrasco a Montevideo, D'Arienzo se para, le pregunta al conductor su nombre.: "Armando Laborde", responde éste. Y dándose vuelta le dice a su nuevo cantor: "Listo, te llamarás así". Bien a lo D'Arienzo.
El dúo Osvaldo Ramos-Armando Laborde con D'Arienzo |
Dejó numerosos y merecidos sucesos con la orquesta que llenaba clubes, salones, vendía discos a rolete, realizaba giras impresionantes, sus presentaciones en radio El Mundo o Splendid tenían una tremenda repercusión y en venta de discos fue insuperable. Algunos de los temas de Laborde siguen llenándonos la oreja y el cuore cuando los bailamos: Yuyo brujo, Color cielo, Pájaro sin luz, Se apagó una estrella, Lenguas de fuego, Una y mil noches, Cruz Maidana, El vino triste y tantos otros. Incluso sus grabaciones y actuaciones en dúos con Alberto Echagüe y Osvaldo Ramos fueron de muy buen nivel.
Podemos recordarlo en este tango de Carlos Waiss y Benamín García: Yuyo brujo.
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