Este tango lo he escuchado tantas veces a lo largo de mi vida, lo he bailado en infinidad de ocasiones, en distintos países, con distintas compañeras, lo disfrutamos con la barra cuando acudíamos a la milonga, y sigue estando firme en mi cartelera particular. Porque continúa provocándome unas cosquillas en el alma, como un símbolo que refleja en sus versos y música las peripecias y sentimientos de la vida cotidiana de tantas personas que caminaron las calles porteñas.
Vengan a ver que traigo yo
en esta unión de notas y palabras,
La entrada no puede ser más expresiva. El hecho comunicativo se agranda, cava pozos de reflexiones en la mesa diaria del café que nos unió a lo largo de nuestras andanzas. Nos coloca de entrada en el adentramiento íntimo de los versos. Y ya en la primera parte del tema estamos ante un tango que siempre nos despertará recuerdos, nos demandará una atención exquisita, íntima, en la pista, nos empujará con sus llamados interiores, su despertar de fantasmas que nos acompañan.
es la canción que me inspiró
la evocación que anoche me acunaba.
es voz de tango modulado en cada esquina
por el que vive una emoción que lo domina,
quiero cantar por este son
que es cada vez más dulce y seductor.
Los versos le pertenecen a José María Suñé, que fuera representante de varias orquestas y cantantes y destacara en ese rubro durante años. Pero a la vez, también fue un poeta que supo abarcar las sensibilidades que desparrama diariamente la ciudad que lo vió nacer. Llegó al mundo en 1911, en el barrio de Balvanera, escribió su primera letra de tango a los 18 años, y sabría unirse a compositores que le pondrían música a sus obras. Entre otros: Roberto y Juan Caló, Eduardo del Piano, José Nieso, Osmar Maderna, José Basso, Miguel Nijensohn, Roberto Grela, Francisco De Caro, Carlos Marcucci, Argentino Galván y otros.
Con ese gran violinista y compositor, Raúl Kaplún, armaron páginas muy representantivas, como La mesa de un café, Nos encontramos al pasar, Sólo se vive una vez, Pasión, Igual igual que ayer, Canción de rango, y este tango que traigo hoy a la página: Una emoción. Todos estos temas.tuvieron recorrido y estuvieron en el repertorio de orquestas y cantantes del cuarenta, por su polenta y sentimiento tan porteño. Como en esta descripción tan evocativa.
Envuelto en la ilusión, anoche lo escuché
compuesta la emoción por cosas de mi ayer,
la casa en que nací, la reja y el parral,
la vieja calesita y el rosal.
su acento es la canción, de voz sentimental,
su ritmo es el compás que vive en mi ciudad,
no tiene pretensión, no quiere ser procaz,
se llama tango y nada más.
Se trata de un tema que no ha sido demasiado ejecutado por distintas orquestas. Y es una pena por todo lo que contienen los versos y la música. En la pista es un llamado imperioso para los bailarines, en las versiones de Tanturi-Campos o Demare-Berón, hermosas ambas. Por todo lo que provoca en las fibras íntimas del milonguero, tanto en él como en ella.También es cierto que cuando una orquesta y cantor realizan una versión impecable de un tema determinado, ya siembran su impronta y es difícil igualar o mejorar la que ha sido consagrado por el público. Al margen, Suñé define muy bien al tango con la primera bis, que redondea el tono de esta hermosa pieza del género popular rioplatense.
Esta emoción que traigo yo
nació en mi voz cargada de nostalgia,
siento un latir de rebelión
cuando a este son, sus versos le disfrazan.
Si es tan sencillo y tan humilde en sus compases
por qué anotarle un mal ejemplo en cada frase...
Con este resto de emoción
muy fácil es llegar al corazón.
Y lo dice un tipo que también escribió temas como: Yo quiero cantar un tango, Decime que pasó, Viento malo, Somos, Te ví llegar, Sol, Cofre de recuerdos, El pasado vuelve, Nos encontramos al pasar, Viejas ansias, etc. En otra oportunidad puse las versiones de Una emoción por la orquesta de Ricardo Tanturi con Enrique Campos y la muy buena también de Vanesa Quiroz. Ariel Ardit lo registró con la orquesta El arranque, con su acento tan tanguero. Osvaldo Ribó lo cantó y grabó con Roberto Grela. El Polaco Goyeneche lo dejó grabado, acompañado por la orquesta de Atilio stampone.
Y yo traigo la hermosa interpretación de Raúl Berón con la distinguida orquesta de Lucio Demare. Fue el primer registro de este delicioso tango. Lo llevaron al disco el 3 de septiembre de 1943, dos meses antes que Tanturi-Campos. Suñé representaba a ambas orquestas.
A gozarlo.
Una emoción - Lucio Demare-Raúl Berón
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