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viernes, 25 de septiembre de 2015

Melancólico

Estoy escuchando este hermoso tango de Julián Plaza, interpretado por la orquesta de Aníbal Troilo, y me encaja perfectamente con este comienzo otoñal en Madrid, que es una estación propicia a la melanco y a los recuerdos. Y de paso recorro un poco todos aquellos temas suyos que le grabara Pichuco y que fueron una bocanada de aire fresco en una época en que el género languidecía.

Pianista-bandoneonista, nacido y criado en La Pampa, su forma de ser y de componer reflejan un poco el espíritu sobrio, introvertido de los habitantes de esa pampa interminable. Estudió con Félix Lipesker y Julián Bautista, instalado en la Buenos Aires tanguera del cuarenta y con apenas 15 años ya formaba en la fila de bandoneones de Edgardo Donato.

                                             


Su trayectoria pasa por las orquestas de Miguel Caló, Antonio Rodio, Carlos Di Sarli e incluso media su incorporación a la orquesta de Eduardo Bianco y una larga gira por Europa y Medio Oriente. Estaría en el conjunto de Atilio Stampone y desde 1959, en el de Osvaldo Pugliese donde consolidó su papel de ejecutante, compositor y arreglador.

Julián Plaza, tercero por la derecha, cuando estaba en la orquesta de Miguel Caló

Troilo, que tiene muy buena oreja, lo llama para pedirle un arreglo y a partir de ese momento no sólo incorporará los tangos y milongas que Plaza iba tejiendo sino, acude una y otra vez a sus arreglos.
Recordaba el mismo Julián hablando con Del Priore, aquella primera invitación de Pichuco.

   -Recuerdo que fue para el tango Aguantate Casimiro cantado por Goyeneche. Después me pidió que escribiera Danzarín. Yo era hincha de Troilo y estaba muy nervioso porque no sabía cómo íbamos a encarar el arreglo. A Pichuco le gustaba trabajar en su casa. Él iba enhebrando los arreglos con su bandoneón. Bueno, la cuestión es que cuando nos juntamos, todo salió distinto de cómo lo había planteado (...).

   -Troilo empezó por la parte más importante que es la parte melódica. No me costó mucho acomodarme. Yo desde chico lo imitaba porque llevaba el estilo Troilo en mi corazón.  Troilo era un hombre que daba pocas indicaciones. Siempre tuve al lado gente que era troileana. Antes de trabajar conmigo le habían hecho arreglos Ástor Piazzolla, Argentino Galván, Héctor Artola, gente de la misma línea.


  -Troilo tenía mucha influencia sobre los músicos. En fin... después de ciertas indicaciones, hice el arreglo, le gustó y lo estrenó En Radio El Mundo. Troilo me grabó nueve obras. Coincidentemente, a Piazzolla también. Trabajar con Troilo me abrió la puerta a otros músicos. Tuve la suerte que incorpora prácticamente en todas sus presentaciones Danzarín y Nocturna. Esto me dió a mí, como compositor,  la posibilidad de que esas piezas pasaran a ser obligadas de muchos conjuntos.

   -Al trabajar como arreglador yo pensaba una cosa: este compás va así, esta nota va asá...pero Troilo si veía algo lo cambiaba, y nunca se equivocaba, tenía una gran visión del balance total, del equilibrio de la orquesta. Y él era así, con todos, así fuese Plaza, Piazzolla, Galván o quien fuese. Todos pasamos por la borratina y siempre lo hacía con una razón justificada.

                                   


Lo cierto es que Julián Plaza hizo numerosos arreglos para Pichuco que le grabaría además tangos tan hermosos como Danzarín, Nostálgico, Color Tango, o las milongas Nocturna, Morena, Milontango y Payadora.

El tema de hoy -Melancólico-,  lo grabaría Pichuco dos veces: el 18 de agosto de 1961 para el LP Troilo For export, y el 25 de abril de 1963, ambos con arreglo de Plaza. Éste último es el que adjunto.

Una belleza.

153 - Melancólico - Aníbal Troilo

1 comentario:

  1. Julián Plaza era un eximio bandoneonista y pianista; sus compañeros, ejecutantes de violín y hasta el contrabajo, en la orquesta de Don Osvaldo, solían bromear cuidándose de no olvidarse sus cuerdas, por temor a que Julián los deje sin trabajo.
    Compositor, arreglador, eximio ejecutante...
    Otro tanguero rioplatense que deja un legado a la humanidad, sin dudas.
    Y para siempre.

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