Pista nueva para caminarla al compás de las grandes orquestas típicas que nos dejaron su legado, restaurante y bar modernizados, y nosotros meta punta, suela y taco. Los sábados milongueros tienen ese qué sé yo, ¿viste?
Como canta Angelito Vargas en Bailarín de contraseña, la milonga siempre fue para nosotros un atractivo de marca mayor. Y los prolegómenos (Ropa, desodorante, tamangos lustrados, gomina y demás yeites) forman parte de esas caricias al cuore, que significa bailar Di Sarli, D'Arienzo, Pichuco, Pugliese, é anche piú...
Y...¡Siga el baile....siga el baile...!
Es una de las cosas más lindas que nos han pasado, nos volverán a pasar y sentiremos siempre esas cosquillitas en el pecho, al salir a la pista a dibujar. Y cuando estás bailando con la acompañante ideal, ésa que te incita a crear, te empuja en la improvisación constante, sentís que tocás el cielo. Aprendí a bailar tango a los catorce años, a los quince, los muchachos más grandes me empujaron al rodeo, en la milonga, y nunca termino de saciar mis ganas de bailar.
Eladia Blázquez |
Como dice Eladia Blázquez en su Milonga en el viento, que lleva música de Pablo Ziegler:
Y a fuerza de soñar,
nos puede hacer creer
lo fácil que es volar.
Esos versos, como casi todos los de Eladia, tienen una polenta y una sutileza onírica tremendas. Surrealismo y sensualidad en la danza y el viento.Vale la pena recordarlos.
Milonga en el viento
Viento danzarín...
que girando va
como un bailarín
que trepa en cada salto
al trampolín más alto.
Y a fuerza de soñar,
nos puede hacer creer
lo fácil que es volar.
Bailarín...
llevas en tu andar
algo muy afín,
a un aletear de alondras
danzando por milonga.
La piel de la milonga
es como un sentimiento
que enciende, que prolonga
el dulce amor del viento...
El viento ríe y llora,
la envuelve entre sus brazos,
la ronda, la enamora,
la lleva hasta el confín.
La enreda en cada paso,
igual que un bailarín.
¡Bailarín!...
Tu milonga va...
tu con ella ve...
Y en puntitas de pie
¡Ámala!...
¡Viento...Baila... Baila... Viento!
No sé porque, repaso esta maravilla de versos y pienso en Alejandra Mantiñán. La imaginación se despliega y la veo volando, empujada por el viento y encajada en el poema.
Alejandra Mantiñán y Leandro Palou |
Podemos gozar viéndola bailar con Leandro Palou en un Festival en Italia, el tango de Maruja Pacheco Huergo y Virgilio San Clemente: El adiós. Por la orquesta de Osvaldo Pugliese y el cantor Jorge Maciel.
¡Qué de cositas lindas!
Y acá los podemos disfrutar, en Sevilla, bailando esa maravillosa milonga de Raúl Aguirrezabalaga: La cicatriz, por la orquesta de Juan D'arienzo y la voz de Alberto Echagüe en el estribillo.
Parando antenas parando...
Adoro la milonga...
ResponderEliminarEspecialmente verla bailar a los hermanos Macana "Delicias porteñas"...
Me emociona!!
Un beso grande.
Perdón, es Reliquias porteñas :)
ResponderEliminarMuchas gracias.
Me encanta...
Un montón de besos