sábado, 19 de julio de 2014

Bien milonga

Como el nombre del tangazo de Ismael Spitalnik. Se trata de la Milonga de los sábados que llevo en Madrid. Nos quedan dos funciones del mes de julio. La de esta noche y la del sábado 27. Después descansaremos en Agosto porque la Casa de Aragón, escenario de nuestras peripecias milongueras, cierra por reformas. Y en Septiembre, luego de unos variados chapuzones en el Mediterráneo, y varios libros devorados, arrancamos de nuevo con tutti, clases incluidas.

Pista nueva para caminarla al compás de las grandes orquestas típicas que nos dejaron su legado, restaurante y bar modernizados, y nosotros meta punta, suela y taco. Los sábados milongueros tienen ese qué sé yo, ¿viste?

                                                  

                                        
Como canta Angelito Vargas en Bailarín de contraseña, la milonga siempre fue para nosotros un atractivo de marca mayor. Y los prolegómenos (Ropa, desodorante, tamangos lustrados, gomina y demás yeites) forman parte de esas caricias al cuore, que significa bailar Di Sarli, D'Arienzo, Pichuco, Pugliese, é anche piú... 

Y...¡Siga el baile....siga el baile...!

Es una de las cosas más lindas que nos han pasado, nos volverán a pasar y sentiremos siempre esas cosquillitas en el pecho, al salir a la pista a dibujar. Y cuando estás bailando con la acompañante ideal, ésa que te incita a crear, te empuja en la improvisación constante, sentís que tocás el cielo. Aprendí a bailar tango a los catorce años, a los quince, los muchachos más grandes me empujaron al rodeo, en la milonga, y nunca termino de saciar mis ganas de bailar.

                                       
Eladia Blázquez
       
 Como dice Eladia Blázquez en su Milonga en el viento, que lleva música de Pablo Ziegler:

Y a fuerza de soñar,
nos puede hacer creer
lo fácil que es volar.

Esos versos, como casi todos los de Eladia, tienen una polenta y una sutileza onírica tremendas. Surrealismo y sensualidad en la danza y el viento.Vale la pena recordarlos.

Milonga en el viento

Viento danzarín...
que girando va
como un bailarín
que trepa en cada salto
al trampolín más alto.
Y a fuerza de soñar,
nos puede hacer creer
lo fácil que es volar.
Bailarín...
llevas en tu andar
algo muy afín,
a un aletear de alondras
danzando por milonga.

La piel de la milonga
es como un sentimiento
que enciende, que prolonga
el dulce amor del viento...
El viento ríe y llora,
la envuelve entre sus brazos,
la ronda, la enamora,
la lleva hasta el confín.
La enreda en cada paso,
igual que un bailarín.

¡Bailarín!...
Tu milonga va...
tu con ella ve...
Y en puntitas de pie
¡Ámala!...

¡Viento...Baila... Baila... Viento!


No sé porque, repaso esta maravilla de versos y pienso en Alejandra Mantiñán. La imaginación se despliega y la veo volando, empujada por el viento y encajada en el poema.

                                 
Alejandra Mantiñán y Leandro Palou

Podemos gozar viéndola bailar con Leandro Palou en un Festival en Italia, el tango de Maruja Pacheco Huergo y Virgilio San Clemente: El adiós. Por la orquesta de Osvaldo Pugliese y el cantor Jorge Maciel.

¡Qué de cositas lindas!

                                                 

Y acá los podemos disfrutar, en Sevilla,  bailando esa maravillosa milonga de Raúl Aguirrezabalaga: La cicatriz, por la orquesta de Juan D'arienzo y la voz de Alberto Echagüe en el estribillo.

Parando antenas parando...

                                           


                           






2 comentarios:

  1. Adoro la milonga...

    Especialmente verla bailar a los hermanos Macana "Delicias porteñas"...

    Me emociona!!

    Un beso grande.

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  2. Perdón, es Reliquias porteñas :)

    Muchas gracias.

    Me encanta...

    Un montón de besos

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