Como en tantos otros temas, el protagonista principal es la noche. La cautivante noche de Buenos Aires, en que parecen ocurrir todos estos milagros. Los que la vivimos a fondo, sabemos que realmente es así. Tiene algo de mágica, ese èlan liberatorio donde se da libertad a los sueños, a las conductas reprimidas, a la fantasía de vivir. Y en esa realidad noctámbula ocurren cosas como la recuperación del amor perdido, los brillos de la aventura interminable.
Manuel Ferradás Campos |
Con Manolo Ferradás traté bastante porque era miembro de de APTRA que agrupa a los artistas de radio y televisión, y fue quien tuvo la idea de poner el nombre de Martín Fierro a las estatuillas que se entregan a los galardonados en la fiesta anual. Yo le cantaba siempre una estrofa de Nieve, esa canción suya que hablaba de la Rusia invernal, y que hizo historia en la voz de Agustín Magaldi, autor de la música, allá por 1936, y él se reía y me cargaba.
Ferradás, que supo incursionar en el periodismo deportivo, incluso, estaba casado nada menos que con Maruja Pacheco Huergo, la actriz, pianista y compositora. Y autora de la música de esa belleza inagotable que es El adiós, el tango que compuso con Virgilio San Clemente. Es que algunas músicas se pueden escribir en el filo del riesgo y acaban dejando una larga y perpleja resonancia.
José Tinelli y Chola Bosch |
José Tinelli grabó Será una noche en 1942, cantando los versos Chola Bosch, su esposa. Buena versión, pero hay también otras que dejaron huella. El tango lo compusieron en 1935 y al año siguiente lo grabó Mercedes Simone y realizó toda una creación del mismo, secundada por un Trío. Realmente hermosa la hondura y calidez de su interpretación.
Otras creaciones de este tango fueron las de Oscar Ferrari con la orquesta de José Basso en 1951, la de Jorge Maciel con la orquesta de Osvaldo Pugliese en 1965, la de Roberto Maida con Francisco Canaro en 1936 y la versión genial que realizara el Polaco Goyeneche, grabada con la Orquesta Típica Porteña, dirigida por Raúl Garello.
Pero hoy quiero recrearme y compartir esas dos interpretaciones de Será una noche. La primera es la de Lidia Borda acompañada por Diego Schissi al piano. Intimista, cercana. Es importante saber escuchar lo que dicen estas voces al desnudase e indagar en los ingredientes. Maravilla de Lidia..
Y también traigo la de Luisito Cardei, ese cantor de físico devastado por la hemofilia y la poliomielitis que supo empinarse sobre sus quebrantos, y decidió recrear los tangos que le oía cantar a su padre. Lo veía en la Cantina Arturito de mi barrio, años más tarde en el Club del vino y me dejaba un poso nostálgico y tierno en el alma. Lo compañó siempre el fiel Antonio Pisano con su bandoneón. Qué manejo del fraseo y qué sabia la manera de contar el tema.
va como complemento jose maria la que hizo aldo calderon con spitalnik emparda algunas y supera otras salute
ResponderEliminarLa tengo, muy buena. Y hay otra de Oscar Alonso también rompedora. . Salute, frate.
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